Cada semana Pedro Castillo y Vladimir Cerrón viven fricciones que amenazan quebrar su alianza, pero esta sigue en pie. Cerrón está prohibido de asomarse a la sede del poder, pero el primer ministro Guido Bellido es su hombre en Palacio y recibe ataques por todos los flancos, hasta del presidente. Su capacidad de supervivencia es tan sorprendente como los cuestionamientos que pesan sobre él. Todo esto constituye lo que llamamos, en una crónica anterior (“Escenas de un matrimonio” del 6/9/21), un matrimonio a la sueca, con platos rotos, infidelidades y amistes, pero relación conyugal al fin.
LEE TAMBIÉN: Escenas de un matrimonio. Primeros rounds entre Pedro Castillo y Vladimir Cerrón.
Los invitados
El último round matrimonial no ha desgastado al presidente. Aníbal Torres peleó con Cerrón en su nombre pero sin su venia, de puro aventado. Salió ileso. En realidad, el chotano lanzó dos palitos al huanca y este resbaló con todo y bancada. El domingo pasado, en Canal N, le preguntaron si Cerrón era una influencia dañina para el gobierno y respondió, con convicción: “para mi, sí”. En la mañana del lunes, en Exitosa, fue frontal: “No te metas, Vladimir, en los asuntos del gobierno; métete en los asuntos de tu partido”.
Cerrón respondió en Twitter y a través de sus congresistas más leales, como su hermano Waldemar y Álex Flores. Con eso hubiera bastado, pues Torres es su adversario público y goza de la confianza de Castillo. Está claro que no va a cambiar su opinión. Pero la pica –pésima consejera política- pudo más e hizo lanzar un comunicado: “La bancada de Perú Libre rechaza contundentemente las constantes y desafortunadas expresiones del invitado ministro”.
LEE TAMBIÉN: Miembros de la bancada de Perú Libre revelan desconcierto ante comunicado contra Aníbal Torres.
El anticerronismo agrega una hipótesis a la pica: estas aseveraciones por escrito de que tiene enemigos en el gobierno, le podrían servir si busca un asilo político ante el cerco judicial que se estrecha sobre él y la mafia de Los Dinámicos del Centro que creció a expensas de su gestión de gobernador en Junín. Es muy aventurado pensar que una embajada se atreva a asilar como perseguido político al líder de un partido de gobierno, pero no somos nosotros los que estamos forzando el concepto, su propio abogado Raúl Noblecilla lo ha deslizado en entrevistas.
Volvamos al comunicado contra Torres. El concepto de ‘invitado’ destiló tal pica, sectarismo y celos; que mostró la inseguridad de Cerrón y de sus leales ante el poder de los nuevos aliados de su aliado. Mostró además, las fisuras dentro de la bancada, pues algunos integrantes confesaron su extrañeza ante un texto que no se les consultó. Castillo ni siquiera estaba en Lima. El fin de semana durmió en su tierra y no tenía planes o motivos para pelear. Estaba pensando en otro viaje, más importante y más lejos que a Tacabamba: su gira a México, Washington y Nueva York. Pero esa es otra escena, la vemos luego.
A don Aníbal no lo calla ni Cerrón ni nadie. Al presidente le dice Pedro y le habla como un tío de respeto. Su posición contra Cerrón quedó clara y santificada desde el segundo día del gobierno, cuando se negó a jurar como miembro del gabinete Bellido y demoró un día adicional, junto a Pedro Francke, en dejarse convencer. Lo del fin de semana pasado fue un lance más. El episodio acabó con unas palabras conciliadoras de Castillo desde Cajamarca: “Hemos optado por no dar importancia a esos dimes y diretes”.
Torres encontró otra forma de marcar distancia con Perú Libre y sus calaveras filoterroristas en el armario. Sugirió a la fiscal Zoraida Avalos que tuviera una iniciativa legislativa para incinerar el cadáver de Abimael Guzmán y hasta promovió –según contó el portal Epicentro- que el consejo de ministros debatiera un decreto supremo que aceleraría la disposición de cadáver y cenizas. No habría prosperado. Según el portal se votó y perdió la iniciativa; según Bellido ni se discutió; según Dina Boluarte, se discutió pero no se llegó a votar.
Una por tí, una por mí
Tres apuestas de perfiles temerarios, que se suman a otros tantos, se han perpetrado en los últimos días: el pedido de ‘agreement’ (protocolo diplomático para designar embajadores) al gobierno de Panamá para Richard Rojas y al de Bolivia para Carina Ruth Palacios, ambos dirigentes de Perú Libre. Y la designación de Julián Palacín Gutiérrez (hijo del polémico abogado y empresario del rubro aeronáutico, Julián Palacín Fernández), como presidente del Indecopi. ¿Es la triple confirmación de un mismo patrón o hay otra relación entre esos nombramientos? Una fuente me dice que, por el contrario, podría haber una extraña relación entre las 3.
LEE TAMBIÉN: Nombran a Julián Palacín Gutiérrez a la cabeza del Indecopi.
Hay un lugar común entre los tres elegidos que puede confundirnos. Los 3 están ligados a Cerrón desde antes que apareciera Castillo en escena. Palacín Gutiérrez fue candidato al Congreso y su padre, según contamos en una crónica pasada, fue un precandidato de Cerrón al MTC pero a Castillo y sus nuevos aliados les pareció muy controvertido. El abogado empresario y el ex gobernador de Junín estrecharon su amistad cuando el segundo se empecinó en construir un aeropuerto cerca a Huancayo. El proyecto tuvo que abortar.
Palacios ha sido funcionaria del gobierno de Junín y Rojas ha sido su vocero, colaborador estrecho y el elegido para ser el jefe de la campaña electoral. Si hay algún secreto financiero que ligue el financiamiento de las giras de Castillo con el Gore Junín y los Dinámicos del Centro, eso lo sabe Rojas. A propósito, Cerrón, según las investigaciones fiscales reveladas por El Comercio, giró un cheque por S/. 376,930 a Rojas.
LEE TAMBIÉN: Richard Rojas y Carina Palacios son propuestos como embajadores a Panamá y Bolivia.
Como eficiente y laborioso hombre de campaña, Rojas estuvo constantemente al lado de Castillo. Parecía su apoyo y consejero inseparable. Pero, una vez en el poder, no había un espacio que le acomodara. Castillo empezó a tener nuevos aliados, amigos y funciones a las que Rojas no se adaptó o no estaba calificado para hacerlo. A un colaborador incómodo, es mejor mandarlo lejos. Las embajadas políticas son perfectas para ese fin.
Con Rojas lejos, si se concreta la misión panameña, Castillo tendría un cerronista menos en el entorno. Y a Rojas le viene bien apartarse de los reflectores, pues recientemente tuvo que salir a aclarar que fue él el autor la idea de fichar a José Luis Fernández Latorre, como jefe de la DINI. Ex comisario de Tacabamba con varias denuncias de mala praxis policial en su haber, la de Fernández ha sido una de las designaciones más polémicas del gobierno. Tan polémica como la del propio Rojas. Pero, ¿acaso alejar de su entorno a un agente del socio que no lo deja respirar tranquilo, no es suficientemente valioso para Castillo, como para darle un par de concesiones a Perú Libre? La hipótesis de que el alejamiento de Rojas tendría como contraparte a la designación de Palacín a Indecopi y Palacios a Bolivia, adquiere relevancia.
Estos pequeños trueques y concesiones, demuestran que la alianza vive y colea; pero, por otro lado, confirman que uno de los socios acumula poder y aliados, se hace su propio entorno y –amarga noticia para el otro- ahora se va de viaje con su nueva mancha.
Luna de miel a solas
En los últimos días, Pedro Castillo no estaba en condiciones de tomar ninguna decisión trascendente respecto a su alianza con Cerrón. Necesitaba paz para su primer viaje al hemisferio norte y estar seguro de que la casa ha quedado segura. Guido Bellido, que no es de la partida ni del entorno íntimo; podría hacer de las suyas, pero estará vigilante la vice presidenta Dina Boluarte, arañando la presidencia por primera vez. También estará vigilante Aníbal Torres, a quien Pedro Francke –que sí es de la partida- le ha confiado en su ausencia, el MEF. Es una formalidad indispensable que, en ausencia de un ministro, la cartera esté encargada a un colega de su rango. Una fuente, me cuenta, entre risas, de la obvia lectura que esto tiene en el gabinete: que Francke desconfía de Bellido y de Perú Libre, y le deja las llaves de la casa al único que sabe capaz de enfrentar al partido.
LEE TAMBIÉN: Cancillería dio detalles de la agenda y la delegación que acompaña a Pedro Castillo a México y EE.UU.
Por si les pareciera forzada esta lectura, espérense a leer lo siguiente. No solo Francke pensó en el ministro de Justicia. También lo hizo el canciller Óscar Maúrtua, según me confirma una fuente de la cancillería. Don Aníbal es el amigo elegido de los ministros que no confían en el partido. Se ha quedado cuidando la casa mientras al presidente lo acompañan doña Lilia Paredes, su esposa de toda la vida; Auner Vásquez, su joven asesor de mayor confianza; Bruno Pacheco, el secretario general del despacho, que es de su entorno magisterial; y, además de Francke y Maúrtua, los ministros Roberto Sánchez del Mincetur y Hernando Cevallos, de Salud. Cevallos es más confiado y busca llevar la fiesta en paz con el partido. Su despacho se lo ha dejado a Rubén Ramírez, ministro de Ambiente y militante de PL, según decreto supremo aparecido ayer. Aún no aparece el decreto referido a la cancillería, cuya opción es la que nos han referido; ni el del Mincetur.
Nadie de Perú Libre acompaña al presidente en su primer viaje fuera del hemisferio sur. Solo su entorno íntimo y sus aliados van con él ‘a las entrañas del monstruo’ como llamaba la vieja izquierda a EE.UU. Es una escena triste para Vladimir Cerrón. Mientras su socio estará pendiente de los protocolos del primer mundo y sus dilemas serán del orden de si va o no con sombrero a la asamblea de la Naciones Unidas –no es broma, es una decisión que marcará su imagen internacional- aquí en casa, los dilemas son muy dolorosos, relacionados al cerco de la justicia.
Anexo: Las cuentas
Lo últimos sondeos bien pueden devolver la confianza de Pedro Castillo en ‘los monopolios de las medios y las encuestadoras’. Así suele fustigarlos pero, en realidad, tiene buenas razones para creer en las últimas. Vaticinaron su triunfo raspante e Ipsos hizo un estudio que descartó las teorías de fraude masivo.
Veamos la aprobación del presidente y, luego, una cifra que puede saborear a solas, sin Cerrón. Entre agosto y setiembre, según Ipsos, ha subido de 38% a 42%. Dato a tomar con pinzas pues la desaprobación también ha subido, de 45% a 46%. La doble subida de tendencias opuestas, ha sido posible porque disminuyó en 5% la cantidad de indecisos. Similar tendencia ha experimentado Guido Bellido, de 21% a 25%, aunque es casi la mitad que la del presidente y el 65% cree que debe ser reemplazado. Por lo tanto, la presión por la cabeza de su premier la sigue percibiendo el presidente en la cara impaciente de ministros, asesores y aliados.
LEE TAMBIÉN: Estos son los resultados del último sondeo de Ipsos sobre aprobación de autoridades.
Hay otras cifras, que sí puede saborear la pareja en comunión. María del Carmen Alva, la presidenta del Congreso, ha bajado su aprobación de 37% a 33% y el Congreso de 40% a 37%. Cerrón puede estar satisfecho pues, de algún modo, se cumplió el vaticinio de su tuit del 4 de agosto en el que dijo que la investidura sería “la colisión de dos mundos, el criollo y el andino”. Las circunstancias quisieron que en el aún polarizado panorama poselectoral, el Congreso opuesto a Castillo, estuviera encarnado en una limeña con el pelo rubio quien, en un incidente confuso, pareció rechazarle la mano al presidente. Ella explicó que no fue así, pero la percepción de ese instante ha sido fatal en sus cuentas.
Castillo y la gran mayoría de sus ministros vienen de las regiones y su respaldo, en la opinión pública y en el Congreso, es fundamentalmente regional. Todas las cifras muestran esa disparidad y el gobierno cuenta con ello para cada paso que da. Por ejemplo, la aprobación presidencial en Lima es de apenas 29%, pero en el interior es de 49%. La narrativa del gobierno descentralizado amenazado por los poderes fácticos asentados en Lima, une a la pareja. Las cuentas la animan a seguir con el cuento.
Pero hay, como anticipé, una cuenta que solo sonríe a Castillo y da razón a otra narrativa, que viene de la oposición, la que dice que tarde o temprano, el profesor dejará al doctor por aliados menos radicales. Ya hemos conocido episodios en los que la alianza peligró; pero las razones para permanecer juntos pudieron más. La cifra que quiero destacar es que en agosto, el 40% pensaba que Cerrón tomaba las decisiones más importantes en el gobierno, pero en setiembre, ese porcentaje ha bajado a 31%.
Es decir, el presidente ha acumulado, en la percepción popular, poder respecto de Cerrón. Y en la realidad también lo ha acumulado: solo 3 ministros están directamente ligados a Perú Libre (Bellido, Rubén Ramírez de Ambiente e Iván Merino de Energía y Minas) mientras que los otros cierran filas con Castillo. Incluso la vicepresidenta y ministra de Inclusión Social, Dina Boluarte, a pesar de que es militante de Perú Libre, está –según fuentes e indicios- más cerca de Castillo que de Cerrón.
Por otro lado, la debilidad de Bellido como premier esta tan estragada, que varios ministros pasan por encima de él. Su campo de juego se estrecha en beneficio del presidente. El episodio en el que pidió su renuncia a Íber Maraví, y Castillo lo hizo tragarse sus palabras, lo ha convertido en un premier de muy baja intensidad, presto a corregirse y desandar sus pasos para sobrevivir. Por ejemplo, esta semana se desistió de su amenaza de querellar a la congresista Patricia Chirinos por acusarle de haberle dicho, “solo falta que te violen”. La cuenta no le cuadra: El 50% de los sondeados en un país machista le cree a Chirinos. Si el favorito de Cerrón la pasa tan mal en el gabinete, punto para el consorte.
TE PUEDE INTERESAR
- Pedro Castillo y el asedio a la prensa como una política de gobierno | Análisis | Testimonios
- Perú Libre se opone a que se cremen los restos de Abimael Guzmán
- Bolivia acepta a Carina Palacios, dirigente de Perú Libre cercana a Cerrón, como embajadora del Perú
- Abimael Guzmán: Congreso aprueba dictamen que permite cremar restos de cabecillas terroristas