En la semana que pasó, el gobierno hizo un balance de gestión y se puso de costado en la bronca entre Congreso y JNJ. Boluarte evitó que peligre su viaje a Nueva York.
1. En Palacio es más tranquilo
El lunes, tras el Consejo de Ministros de rutina, hubo un balance de gestión inesperado (en realidad era el cuarto, pero no llevábamos cuenta de su serialidad bimensual). Fue un pos mensaje de Fiestas Patrias, una ocasión de decir ‘aquí hay gobierno’ en zona de confort palaciego, sin arriesgarse a recibir un proyectil de ira popular viralizado en Tik Tok. Fue un mensaje sin arriesgarse a arquear cejas locales e internacionales, como sucedió en Pichanaki, cuando Dina olvidó porqué había pedido perdón el 28 de julio y dijo poco menos que las muertes fueron causadas por los propios manifestantes y por ‘el asesino’ que está ‘en prisión’, o sea, Pedro.
Tras el mensaje palaciego, se permitieron unas pocas preguntas de la prensa. Dina respondió todas, pero le costó defender a su ministro de Justicia, Eduardo Arana, atiborrado de cuestionamientos. Ya no estamos en sus primeras semanas, cuando despedía ministros en vivo (¿se acuerdan de la cara del primer ministro Pedro Angulo cuando pasó por eso?). Boluarte leyó el balance en apenas 15 minutos. Fue un ajuste de cuentas consigo misma, que nos agotó en su mensaje de 3 horas el 28 de julio. Todo debiera ser más simple y rápido, como anunció Alberto Otárola, al lado de Dina, al invitarnos a entrar a www.serviciosconpunche.gob.pe, que centraliza varios servicios online del Estado. Ya lo probé. Funciona. Reflexión al paso: El Estado tiene más servicios que los que el ciudadano conoce. Junto al Estado ausente, hay un Estado desconocido por falta de información. Hay un tercer Estado, el despistado, que no entiende esto último.
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2. No me malogren el viaje
Nada en esta semana debe alterar el viaje de Dina a Nueva York a participar en el 78 periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, un clásico que ningún presidente quiere perder en su primer año de gobierno (los que siguen ya no importan tanto). Pedro asistió a dos, en el 2021 con sombrero y en el 2022, con terno y raya al costado. Dina no puede perdérselo. Ahora bien, la cancillería ha estado en apuros para abrirle un turno no muy postrero en el Debate General, que es el único espacio en que los invitados se dirigen a la Asamblea. Allí fue donde Hugo Chávez dijo ‘acá estuvo Bush, huele a azufre’. Fue el momento más viral de estas cumbres donde los líderes del mundo no arreglan ni el mundo ni sus problemas en casa.
Pero actualizan sus agendas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS, recuerden esa sigla, y revísenlos que son 17 fines inobjetables que van de la reducción de la pobreza hasta el hambre 0). Boluarte tuvo la suerte de que el Congreso votara su permiso de viaje días antes de que la oficina local de la ONU se pronunciara en contra de la amenaza del Congreso contra la JNJ y elevara la temperatura de los congresistas. Los ánimos parlamentarios están tan caldeados contra la ONU, el globalismo y el multilateralismo que, si pudieran, las bancadas de derecha interpelarían al secretario general, António Guterres.
“Dina estará en las entrañas del monstruo multilateral cuando los ánimos parlamentarios están caldeados contra la ONU y el multilateralismo”
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3. No es mi bronca
En Palacio no se ha dicho mucho sobre la bronca del Congreso con la JNJ. En verdad, no es su bronca, pero los asustados contra el efecto que podría tener la defenestración de los 7 magistrados, presionan al gobierno para que se pronuncie. Lo ha hecho débilmente, en declaraciones aisladas de Otárola y del ministro Arana. El gobierno tiene suficientes broncas y frentes abiertos como para meterse en este. Tampoco se metió en la bronca previa, asociada a esta, entre la JNJ y la fiscal Patricia Benavides.
Sin embargo, el gobierno no pudo o no quiso evitar meterse, de refilón, en la bronca que el Congreso le buscó a la oficina local de la ONU por haberse pronunciado en contra de su investigación a la JNJ. La cancillería manifestó ‘su extrañeza’ ante el comunicado de la oficina local de la ONU. Mis amigos diplomáticos están divididos por esto: algunos critican lo que consideran impertinencia de subalternos que arrastran a sus sedes, otros dicen que se trata de las legítimas facultades de la nueva figura empoderada del coordinador residente que sí tiene criterio para hacerlo, con la venia de sus jefes. He hecho un sondeo, gracias a una fuente diplomática y tengo dos comunicados del Sistema de las Naciones Unidas en el Perú (abril 2022 contra abuso sexual de menores y junio del 2023 a favor de protección de pueblos amazónicos. De modo que no tendría que haber tanta ‘extrañeza’. Quizá fue ‘bad timing’ hacerlo en pleno ataque al multilateralismo. Dos días después del comunicado, se pronunció desde Ginebra, en el mismo sentido que la sede peruana, Volker Turk, alto comisionado para los Derechos Humanos. El globalismo está en el centro de la tormenta polarizadora.
Digan lo que digan en el Congreso, Dina Boluarte va a estar en el ‘midtown’ de Manhattan, en las entrañas del monstruo multilateral y le va a importar un comino el ‘injerencismo’ que le achaquen a los comisionados de las Naciones Unidas. La acompañará la canciller Ana Cecilia Gervasi y el flamante embajador político ante la ONU, el abogado constitucionalista Víctor García Toma. La presidenta estará pisando nubes de otro hemisferio, mientras acá la mayoría congresal enfila contra organismos, convenciones y hasta contra las Naciones Unidas en la que hemos tenido un secretario general (Javier Pérez de Cuéllar) y un presidente de la Asamblea General (Víctor Andrés Belaunde). Nos arañamos el ombligo.