Juan Carrasco Millones se convirtió la noche del miércoles en el segundo ministro de Defensa. Días antes, el presidente Pedro Castillo había aceptado finalmente la renuncia de Walter Ayala al sector, entre cuestionamientos por una supuesta injerencia en ascensos militares. El exfiscal retorna al Ejecutivo luego de 42 días de haber dejado el ministerio del Interior. Su caso es particular, pues en 20 años es el titular que más rápido ha sido reintegrado a un mismo gobierno para ocupar una cartera distinta.
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Previamente, en el período de Alan García, se dieron tres situaciones similares: el retorno de Rafael Rey a Defensa tras ser removido de Producción; el de Jorge Villasante a Produce tras salir del sector Trabajo y de Ismael Benavides al Ministerio de Economía y Finanzas luego de dejar Agricultura. Todos ellos fueron designados tras un espacio mayor a los 200 días tras alejarse de su primera cartera.
Otros exministros que volvieron dentro de un mismo período presidencial fueron Fernando Olivera y Luis Solari, durante la gestión de Alejandro Toledo. Olivera regresó como breve ministro de Relaciones Exteriores luego de más de 32 meses de haber dejado el sector Justicia. Solari, por su parte, fue convocado para ser primer ministro a los 175 días de salir del ministerio de Salud.
Como vemos, los retornos ministeriales no son usuales en los gobiernos. Lo que sí se ha producido con mayor frecuencia es la migración inmediata de un ministro a otro sector. Así, son recordados los casos más recientes: Walter Martos, quien de Defensa pasó a la PCM durante el gobierno de Martín Vizcarra o Jorge Nieto, quien fue titular de Cultura y luego pasó a Defensa para la gestión de Pedro Pablo Kuczynski.
Un ministro que ya estaba en el círculo
El exfiscal Juan Carrasco no estuvo tan alejado del Ejecutivo en las semanas previas a su reintegración. Si bien fue removido del ministerio del Interior con la renovación del Gabinete el pasado 6 de octubre, el ministerio de Justicia, que lidera el ministro Aníbal Torres, lo designó como asesor de despacho el 29 de ese mismo mes. Pero, pese a rondar por el mismo círculo dentro del gobierno, el presidente Pedro Castillo se tomó un par de días para decidir por designarlo como ministro de Defensa en reemplazo de Walter Ayala.
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Para el politólogo Paolo Sosa Villagarcia, en este gobierno se hace evidente una falta de cuadros técnicos y políticos para eventuales recomposiciones dentro del Gabinete. Sin embargo, enfatiza que las demoras para la “repetición” con Carrasco también demuestran una preocupación del mandatario para generar equilibrios entre las facciones que conviven dentro del equipo ministerial.
“Yo diría que, a diferencia de otros presidentes, Castillo está en una situación incómoda, en la que tiene que equilibrar fuerzas dentro de la coalición de gobierno. Hemos visto que las designaciones que decide muchas veces son contestadas por parte de Perú Libre o del gabinete. Entonces, eso condiciona que se pueda hacer un descarte sencillo y una selección inmediata sobre las personas mejor perfiladas para un cargo. El problema no es solo una cuestión de liderazgo o de capacidad política”, sostuvo.
La politóloga Paula Távara Pineda coincide en ese punto. Además, destaca la posibilidad de que en Castillo exista también una resistencia personal para ampliar círculos y que, del lado de algunos contactos, haya poca disposición para aceptar convocatorias.
“Los círculos de confianza o cercanía del presidente Castillo son lo suficientemente pequeños como para que un ministro salga del puesto, vuelva como asesor y luego regrese a un ministerio, como es el caso de Carrasco. Eso no quita la capacidad que puedan tener Carrasco o algunos otros cuadros, pero sí hemos tenido varias señales de que el gobierno tiene una agenda de nombres muy reducida. Si tomamos en cuenta eso y que, al mismo tiempo, puede que muchas personas prefieran no sumarse al gobierno por la precariedad que tiene, la situación que ha ocurrido con Carrasco guarda mucho sentido”, indicó.
Sosa comentó que el reducido entorno de confianza de Castillo también impide que se expandan sus redes de contacto. En otros gobiernos no se evidenciaron mayores problemas para los reajustes de Gabinete e, incluso, los mandatarios optaron por exministros que venían de otros períodos presidenciales. “En el caso de Castillo, creo que tiene que ver un poco con eso: no solo con falta de cuadros, sino también con una dificultad para acceder a ciertas redes de contactos, ya sea por voluntad propia o por una cuestión de círculos sociales”, señaló el politólogo.
Los tiempos del presidente
Esta no es la primera vez en la que Pedro Castillo se toma varios días para reemplazar a un ministro. De hecho, también ha sido notoria su falta de decisión inmediata para remover a algún titular del Gabinete. Previamente, había sucedido con Luis Barranzuela, quien salió del ministerio del Interior tras revelarse que organizó un evento social sin respetar restricciones sanitarias.
Aunque la primera ministra Mirtha Vásquez había hecho pública su sugerencia de retirarlo, Castillo estuvo de acuerdo recién al día siguiente, el 3 de noviembre. Además, su sucesor, el actual ministro Avelino Guillén, juraría al cargo un día después.
Para Paula Távara, es probable que Castillo procese muy lentamente sus decisiones porque tiene varios elementos en juego, entre el costo de modificar su coalición ministerial y de renunciar un poco a su entorno íntimo.
“Son resistencias válidas, pero, en un contexto de inestabilidad política, el presidente haría bien en aplicar reflejos y reacciones más rápidas. Sin embargo, no hay que dejar de lado que todos los cambios originan negociaciones internas en un Gabinete con bloques heterogéneos y que estas toman tiempo. El propio presidente ha formado un gobierno con diferentes caracteres e intereses y él tiene que gestionar a esa diversidad”, dijo.
La especialista remarca que la demora no se debe únicamente a la falta de cuadros, pues algunos ministros con entorno técnico podrían sugerirle candidatos. Távara indica que, más bien, puede existir una incomodidad de parte de Castillo hacia ciertos nombres. Como se recuerda, horas antes de la designación de Carrasco, la presidenta del Consejo de Ministros había informado en conferencia de prensa que existían candidatos para el puesto de Defensa. No obstante, quien resultó seleccionado por Castillo fue alguien que tenía al lado.
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