“El gobierno no tiene un pacto político explícito para sostenerse hasta el 2026. Tampoco lo tiene para sostener la versión que dio la presidenta sobre los relojes”.
1. Cámbiame media docena mejor
Por momentos, Dina Boluarte y su entorno tenían que pensar en algo que no fuera relojes. Gustavo Adrianzén se había reunido con casi todas las bancadas y recibió sugerencias, casi pedidos, de que debía desprenderse de algunos ministros. Era su ocasión de poner en el Gabinete el sello que no puso cuando lo convocaron a reemplazar a Alberto Otárola. Que había que sacar a Víctor Torres Falcón del Interior se caía de maduro (varias bancadas hicieron pública esa exigencia, pues querían ahorrarse el censurarlo). Días atrás ya habían barajado alternativas de la primera cantera donde se improvisan ministros: el propio equipo del saliente. De ahí sacaron al gral. PNP en retiro Walter Ortiz.
Pero presidenta y primer ministro no se limitaron a lo urgente. Aprovecharon para cambiar a cinco más. Trabajaron en el cambio desde el sábado en la tarde luego de que ella creyó haber enfriado la crisis de los relojes con un pronunciamiento en el que escamotéo los Rolex entre una serie de temas secundarios. Lo que empezó con dos o tres se convirtió, el domingo, en seis, casi un tercio del Gabinete (algunas claves y detalles en crónica aparte este domingo). El lunes, por fin tenía un hecho de importancia –con rumores de quiénes y cuántos, ‘namedropping’ y ‘wishlists’ en las redes– que apagara la crisis de los relojes. ¿Pero acaso se puede detener el tiempo con solo desearlo?
2. Detén tu camino, porque mi vida se apaga
Ni el cambio de la media docena de ministros impidió que la Comisión de Fiscalización, encamotada con los Rolex, cursara una invitación a Dina y una nueva al fiscal de la Nación, Juan Carlos Villena. Dina se corrió de la investigación, alegando que la daría al FN. El FN sí compareció y la visita fue incruenta. Allí explicó que la investigación se ampliaba a una supuestas joyas tan o más caras que los Rolex, y que por ello y otras razones no podían atender el pedido de la presidenta para adelantar su declaración, sino que esta se mantenía para el viernes. Ese pequeño giro en la crisis de los relojes indicaba que la presidenta ya tenía una versión lista.
El miércoles se detuvieron pasajeramente los Rolex porque fue el día de la investidura. Los que declararon oponerse a esta (Perú Libre, Cambio Democrático y algunos no agrupados) estaban tan seguros de su voto en contra como de que perderían ante la mayoría que quiere quedarse hasta el 2026. Ese cálculo de separar el voto de la voluntad (o sea, voto ‘no’ deseando en el fondo que ‘sí’) también se sintió desde antes del debate de la investidura cuando varios portavoces decían que oirían para decidir, pero ya tenían decidido el salvataje.
3. El día D
Con la misma correlación de la investidura de Adrianzén, el Congreso desestimó una de las mociones de vacancia contra Boluarte. Esta crisis no ha puesto en duda la voluntad de la mayoría congresal de continuar hasta el 2026, cruzando los dedos para que las revelaciones sobre relojes y joyas no sean devastadoras. Durante la semana, hubo signos de que la presidenta seguía armando la versión que ya insinuó tenerla lista cuando pidió reprogramarla (detalles en crónica aparte). La visita del gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, usando uno de sus Rolex, generó mucho más expectativa que las apariciones de Adrianzén investido.
El primer ministro y su renovado Gabinete siguieron el tono y los tópicos ya establecidos por Otárola. Sobre todo, en subrayar la mística del destrabe de grandes proyectos, como Chavimochic, Chinecas o la línea 2 del metro. Pero sucede que otros que estaban aparentemente destrabados se traban, como ha pasado con el aeropuerto de Chinchero. O, estando sin trabas y con fecha de inauguración, como el puerto de Chancay, que debe estrenarse el próximo noviembre durante la cumbre de APEC, enfrenta ‘impasses’ como el cuestionamiento a la presunta ilegalidad de la resolución que le da la exclusividad de la explotación de los servicios portuarios esenciales (esta sí es legal para las concesiones, mas no para los puertos privados que operen con autorizaciones administrativas).
También aparecen nuevos proyectos, como el del anillo vial periférico lanzado el jueves, que vaya uno a saber si guarda alguna relación con los diversos proyectos que el alcalde Rafael López Aliaga busca financiar con una emisión de bonos que el gobierno limitó por decreto de urgencia y luego liberó. La improvisación y desplanificación cundieron esta semana en un gobierno que no tiene un pacto político explícito para sostenerse hasta el 2026. Tampoco lo tiene para sostener la versión que dio la presidenta ayer viernes respecto de que los Rolex (no dijo cuántos) se los prestó el gobernador ayacuchano, Wilfredo Oscorima, para intentar acabar con la crisis de los relojes.