En los días previos a su toma de mando, Pedro Castillo terminó de armar su gabinete con dos cuotas que tuvieron poca difusión. Una, porque la cartera no pesaba gran cosa, la del Ministerio de la Producción (Produce) con un reducido presupuesto (S/. 852 millones para el 2022, frente a S/. 22 mil millones de Salud, para que se hagan una idea) con el que promover a industrias que caminan solas; la otra, la del Ministerio de Desarrollo Agrario (Midagri), con un presupuesto de S/. 2,455 millones, porque el gobierno no se dio el trabajo de explicar, aunque fue legítima, la forma en la que se otorgó.
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Veamos el primer caso. Marco Arana y un grupo de dirigentes del FA fueron convocados por Castillo en Sarratea y este les ofreció un ministerio, el Produce. Ellos hubieran preferido el de Ambiente, que es lo suyo pero, bah, Castillo les dijo que es el que único que le quedaba libre, y a cartera regalada no se le mira el forro. Además, podían escoger al ministro que quisieran. Y lo eligieron a tono con la preeminencia regional que buscaban Castillo y Vladimir Cerrón: Yván Quispe, ingeniero económico puneño, ex congresista por su región en el congreso complementario.
En verdad, el FA no esperaba el ofrecimiento pues poca cosa habían aportado en la campaña y menos podrían aportar desde el pequeño Produce. Hernando Cevallos había sido parlamentario del FA en el congreso que disolvió Vizcarra, pero era un invitado y, esta vez, independientemente, se había labrado a la vez la confianza de Castillo y del cerronismo, para ocupar el Minsa. Castillo no es un tipo desprendido y le sobraban colaboradores pedigüeños en busca de fajín, así que alguna razón debía tener esta cuota no pedida.
¿Cuál era la razón? Conversando con observadores de la izquierda, primero vimos que, en realidad, hubo un diseño mayor, luego diluido en los siguientes gabinetes. Castillo, con la típica onda ‘cuotera’ de la izquierda radical, esa de repartir antes que palnificar, decidió dar una participación no solo a partidos que fueron parte de la campaña (el MEF y Mujer para Nuevo Perú, Mincetur para Roberto Sánchez de JPP, PCM y Minam para Perú Libre), sino Cultura para Ciro Gálvez de RUNA y Produce para el FA. ¿Por qué esta generosidad con los dos últimos? Gálvez, notario en Huancayo, la tierra de Cerrón, fue una carta de los dos socios; pero el FA no simpatizaba con Cerrón, ni siquiera participó en su convocatoria huancaína del 2019 para hacer una gran alianza en torno a la candidatura de Verónika Mendoza. Con el ofrecimiento de un ministerio es probable que Castillo buscara contrarrestar con la amistad de figuras de izquierda como Marco Arana, la lata que le iba a dar Vladimir.
Mientras duró el gabinete Bellido, Quispe no tuvo mayor destaque ni problema. Pedro Castillo se agotaba improvisando soluciones para otras carteras que le preocupaban mucho más que el ignorado Produce. Quispe tampoco es un político carismático y no encontró la forma de llamar la atención sobre los problemas de la pesca y la asistencia técnica a los emprendedores para diversificar y aumentar su productividad y valor agregado, claves de su sector.
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El 6 de octubre, el vínculo entre el FA y el gobierno acabó por sorpresa. Ese día cayó Guido Bellido, juró Mirtha Vásquez y Castillo mantuvo en secreto la operación al resto de ministros. Aníbal Torres, Dina Boluarte, Pedro Francke y Anahí Durand sí estaban advertidos, porque conspiraron abiertamente contra el hombre de Cerrón en Palacio. Pero Quispe se enteró el mismo día y fue convocado –me lo cuentan dos de sus correligionarios- a repetir el plato; pero cuando estaba en camino le dijeron que ya no se le requería. El FA hizo mutis.
La cuota de ‘Los Niños’
El nuevo hombre del Produce fue Róger Incio, ingeniero químico que había participado en el equipo de profesionales que aportó al plan de gobierno de Acción Popular. AP gritó a los cuatro vientos que no había alianza ni mucho menos con Castillo e Incio renunció al partido. Sin embargo, a mis fuentes del FA les quedó clarísimo que el gobierno necesitaba el ministerio para tender puentes a una bancada de centro y ellos, ni modo, ni tenían bancada.
A este cronista también le quedó claro que Castillo estaba haciendo, por lo menos, un queco a AP. Sin embargo, el portavoz acciopopulista de entonces, Carlos Zevallos, se había reunido un día antes con el presidente y repetía hasta el cansancio que no hablaron del Produce. Hablé con él esa vez, y no me soltó prenda. Luego, fuentes de AP me contaron que se había promovido una rápida reunión de profesionales ingenieros del partido y allí apareció el nombre de Incio. Me dijeron que Zevallos tuvo participación en la designación y que ello cayó muy mal a un grupo que había labrado su relación propia -y más estrecha- con Palacio, entre ellos Raúl Doroteo (sindicado por Karelim López como uno de ‘los Niños’), Darwin Espinoza y Elvis Vergara (actual portavoz principal).
La versión de mis fuentes de AP coincide con algo que me contaron en la PCM de aquel entonces: en una reunión de Mirtha Vásquez con parte de la bancada de AP, antes de su investidura, congresistas de ese grupo le dijeron que no querían a Incio e insinuaron que era una condición para darle la confianza. Ella ignoró la sutil amenaza, que no se concretó pues fue investida el 4 de noviembre con votos de AP. Pero, unos días después, el 17 de noviembre, el presidente decidió fichar a Jorge Luis Prado Palomino en lugar de Incio. La PCM no intervino en el cambio y le quedó claro que fue obra de ese grupo dentro de AP.
Semanas antes, el 19 de octubre, el mismo grupo que Pacheco bautizó como ‘los Niños’ (César Nakazaki, abogado de Karelim López, me contó que ella vio el nombre en el USB que tomó de Bruno Pacheco y que no lo había oído antes), había provocado la renuncia de Zevallos a la bancada. Los ‘Niños’ se habían ganado el afecto del presidente y lograron un aislado cambio de ministro.
Llamé a Zevallos para que me contara lo que no me quiso contar 4 meses antes. Sigue negando que haya tenido responsabilidad en el fichaje de Incio, pero admite que resulta lógico pensar que Castillo quiso hacer un guiño a AP. Y me contó, eso sí, que renunció luego de hacerse insostenible su relación con un grupo de congresistas que tenían su propia relación y estrategia respecto del Ejecutivo.
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Le pregunté a un amigo que ha trabajado en el Produce, en qué sentido el ministerio puede resultar apetitoso para el clientelismo y la corrupción. Me respondió que quizá el presupuesto y la posibilidad de construcción de mercados y muelles artesanales, pudiera ser un incentivo perverso; pero muy distante en volumen de lo que se puede hacer en otras carteras. Si Castillo le dio el Produce a los ‘Niños’ fue por la misma razón que se lo dio en julio al Frente Amplio, porque es el ministerio que tenía libre, porque es un presidente improvisado.
El barajo agrario
Castillo se suele reivindicar maestro, campesino y rondero. Lo primero lo cumple como sindicalista y se preocupó por ubicar a sus maestros en la lista de Perú Libre, con éxito, pues sacó una docena de congresistas. Y les dio una cuota que resultó crucial, la del Ministerio de Trabajo, pues puso allí al maestro Íber Maraví, que ayudó a formalizar su sindicato magisterial, la Fenate Perú. Al caer Maraví, para compensarlos, puso en el Minedu a un amigo de ellos, Carlos Gallardo. Al ser censurado Gallardo y reemplazado por Rosendo Serna, un ministro independiente, la cuota de los maestros quedó pendiente.
Al caer Mirtha Vásquez y escoger de reemplazo, en una movida suicida, a Héctor Valer, el gabinete se armó con tal improvisación que Castillo decidió, en un impromptu, que la cuota de los maestros sería para la profesora y congresista Katy Ugarte en el Ministerio de la Mujer. Hablé con un miembro de ese grupo y me contó que ellos pedían el Minedu y el Midagri. Sucede que Ugarte fue a Palacio, acompañada de su colega Óscar Zea, a recordarle a Castillo de los reclamos de su ‘bancada magisterial’. Castillo no quería sacar a Serna para entregar el Minedu al sindicalismo (es uno de los escrúpulos que le quedan) y ya había fichado para el Midagri al ingeniero agrónomo puneño Alberto Ramos Quilca, como una carta que surgió en su negociación con Valer y Perú Libre. Para aplacar los reclamos de Ugarte y Zea, ¡zas¡, les dio el ministerio de la Mujer.
El rechazo feminista fue tal, que, a la semana siguiente, cuando Castillo reemplazó a Valer por Aníbal Torres y tuvo que juramentar a su cuarto gabinete, corrigió ese estropicio y reemplazó a Ugarte por la feminista Diana Miroslavic; sacó del Midagri al fugaz e ignoto Ramos, y atendió el pedido original de sus ex colegas. Zea, maestro rural que se había convertido en próspero ganadero en Puno, logró lo que venía buscando desde hace meses y había convencido a su grupo para que lo apoyara: llevar el fajín en un sector de importante ejecución descentralizada.
¿Y la cuota de los gremios agrarios? Pues Castillo la canceló sin pensarlo mucho. El campesino y el rondero en él, desaparecieron junto al sombrero. En la segunda vuelta, el ministerio estaba prometido a Andrés Alencastre, amigo de Perú Libre, que participó en el debate técnico en el bloque de infraestructura y descentralización. Alencastre fue descartado y Castillo cedió a una sugerencia de Nuevo Perú, que era entregar el ministerio a organizaciones agrarias. Un grupo de estas –esto lo he corroborado con fuentes del gobierno y del sector agrario- le planteó una terna en la que estaba Clímaco Cárdenas, la cabeza de Conveagro; el cusqueño Víctor Maita de la Federación Agraria y Revolucionaria Túpac Amaru del Cusco (Fartac) y de la CNA, y un representante de un grupo de campesinos y ronderos del Norte. Castillo optó por Maita y este se comprometió a llevar adelante el plan de Segunda Reforma Agraria (SRA) que Nuevo Perú había desarrollado en su plan de gobierno.
Maita no tenía la experiencia y la muñeca política para reclamar a Castillo más atención para su sector. Es más, aceptó nombrar, a pedido de Castillo, como viceministro de Políticas de Desarrollo Agrario, a Juan Altamirano Quispe, hermano del gobernador de Amazonas, Óscar Altamirano (personaje clave en la red amical de Castillo, pues tuvo de funcionario en su gobierno regional a Geiner Alvarado, actual ministro de Vivienda).
El lanzamiento de la SRA el 3 de octubre en Cusco tuvo que ser un doble evento para que, en uno discurseara Guido Bellido, y en otro, el presidente. Con Mirtha Vásquez en la PCM, la relación con el Ejecutivo mejoró para Maita. En el camino, el ministro hizo otro servicio para Castillo y es aquí donde las cuotas se cruzan: dio el puesto de secretario general del ministerio a Yván Quispe, que había sido apartado tan de mala manera del Produce.
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Hasta que, al caer Mirtha Vásquez, Castillo decidió romper con todos los ministros ‘caviares’ o sugeridos por ellos, y entregó el Midagri al profesor Zea. Quispe fue de los primeros en renunciar, pues, además, su cargo estaba destinado a Paul Davis Jaimes Blanco, brazo derecho de Zea en su despacho congresal y, desde febrero, en el Midagri.
Busqué a Marco Arana, el fundador del Frente Amplio, porque quería preguntarle si la presencia de Quispe en el Midagri había implicado que el lazo del partido se mantuviera y, si ahora, ya roto ese vínculo, el FA podía expresar su posición ante el gobierno sin tapujos. Me dijo que él ya no estaba en la conducción del partido, pues en elecciones internas realizadas en enero, la militancia votó por la lista que presidía, precisamente Yván Quispe, nuevo coordinador nacional, secundado por Mónica Erazo, coordinadora adjunta.
Quispe no me respondió pero hablé con Erazo. Ella me dijo que el partido no tiene vínculo con el gobierno y que tampoco lo tenían semanas atrás por el hecho de que Quispe tuviera un puesto en el Midagri. Lenin Checco, ex congresista del FA y actual funcionario del MTC, no compromete al partido pues no es dirigente y además –Mónica lo dice sin ambages- no tiene un buen concepto de él. Es un ‘militante aislado’, dice. Le pregunté por la posición ante el gobierno de Castillo y me dijo: “Hay una línea que no queremos pasar, que es hacerle el juego al golpismo de derecha. Pero cualquiera con dos dedos de frente, ve que el gobierno está cayendo en irregularidades que no puede explicar”. Le recordé que el FA no ha tenido miedo a las vacancias pues promovió la primera moción contra PPK y votó a favor de la de Vizcarra (con la excepción de Rocío Silva y Mirtha Vásquez). “Si se habla de vacancia, tendría que irse a elecciones generales”, me dice la dirigente de un partido sin cuota ni curules, pero que de alguna manera expresa que el hartazgo del ‘que se vayan todos’ se va instalando en ciertos sectores de la izquierda.
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