El último día de agosto se vence el plazo para que ’Toni’ Antonieta Alva tenga listo el presupuesto de (lo que quedará de) la república el 2021. En realidad, son 3 leyes perentorias: la de presupuesto propiamente dicha; la de deuda y la de equilibrio fiscal. Este paquete debe ser aprobado por el Congreso tras un ritual institucional que obligará a la ministra a ir el miércoles al parlamento a hacer una sustentación e instalar el proceso de aprobación en la Comisión de Presupuesto.
Toda esta ceremonia entre poderes será el preámbulo —vaya coincidencia— de la interpelación que empezará el viernes 4 de setiembre. Son tantas preguntas (32 de una primera moción de junio que se fusionarán con 50 de la segunda moción de agosto) que el lunes 7 de setiembre irá por una segunda ronda.
La inquisición interpelatoria —otro ritual, que incluye la institucionalización de las asperezas— iba a realizarse antes de la entrega del presupuesto; pero María Antonieta Alva, según mis fuentes del MEF, le dijo al primer ministro que no podía con tanta presión. Si Manuel Merino, el presidente del Congreso, la programó para setiembre, se colige que fue una gestión de Martos.
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O sea, mientras un equipo responde las preguntas, otro —con Alva a la cabeza pues ha sido nada menos que directora de presupuesto por 3 años antes de ser ministra— ha hecho de tripas corazón para diseñar el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) que presentó el jueves pasado y que incluye las tendencias y proyecciones del peor año de nuestras vidas. Sobre él ha tenido que calcular los imponderables de gasto para el año del Bicentenario; que fueron aprobados unas horas después en un Consejo de Ministros extraordinario. Vaya tarea —mezcla de técnica fría y esperanza de última instancia— para proyectar la caída del PBI en menos 12%, el déficit fiscal en 10.7%, la deuda, bonos, proyectos trabados, Reactiva 1 y 2, Arranca Perú.
He conversado con congresistas de entre los 72 que votaron a favor de interpelarla, con otros que votaron en contra y otros que se abstuvieron; pero absolutamente todos hacen cuestionamientos severos barajando cifras de muertos y pérdidas económicas que nos ponen entre el top ten del ránking de los afectados.
Para poner un ejemplo de alguien que no votó precisamente por la interpelación, conversé con Ricardo Burga, vocero alterno de Acción Popular (fue uno de los tres de su bancada que votó en contra, pues, para variar, AP usó el ‘voto de conciencia’ y la mayoría quiso interpelar). Burga tiene serias críticas al programa Reactiva —es el cuestionamiento más extendido— y lamenta que la ministra y el gobierno no cedieran más posiciones hasta llegar a un acuerdo que evitara la polémica ley sobre el retiro de aportes de la ONP que se aprobó el martes pasado. Pero rechaza la interpelación porque piensa que dará una señal de inestabilidad para el mercado externo. Según su ecuación: “Entre los maximalistas del Congreso y los minimalistas del Ejecutivo hay que llegar a un punto medio”.
Quizá el primer ministro Walter Martos encarnó el punto medio el día de su investidura, pero no pudo repetir su performance cuando visitó a Merino el pasado 21, flanqueado por Alva y por la ministra de Justicia, Ana Neyra. También ingresaron, luego de comenzada la reunión, Burga y Guillermo Aliaga de Somos Perú, 2do vicepresidente del Congreso. Según mis fuentes, la reunión se agotó en el tema de la ONP; salvo una mención incidental de Martos sobre que ‘no es buen tiempo para hacer interpelaciones’. No hablaron más de ese asunto. Tampoco se habló de ello, dicen mis fuentes, en las reuniones que Alva sostuvo con varias bancadas sobre el tema de la ONP.
La ministra, me aseguran, está metida de pies a cabeza en el presupuesto y ve la interpelación como un acto político que excede su función. En realidad, en el pliego hay interrogantes sobre salud, trabajo, agricultura, pesca, educación, que siente que debieran dirigirse a otros ministerios; pero el MEF está pagando en este caso su rectoría sobre la economía del país y su fama de cartera superpoderosa. Desde los radicales de izquierda hasta algunos morados, han visto la ocasión de interpelar al gobierno y su manejo integral de la crisis y de acercarse, lo más cerca posible, a golpear a su principal confrontador, el presidente Vizcarra, pues asumen que Alva es su principal ficha en el gabinete. Así de simple.
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Desde el 29 de julio, en que se difundió la denuncia sustentada por Mónica Yaya (ex presidenta del tribunal de la OSCE, el organismo de compras del estado y ex candidata aprista) sobre la empresa Hidroenergía Consultores en Energía que contrató con el Estado y en la que figuran como accionistas Jorge Alva Hurtado y Jorge Alva Luperdi (padre y hermano de la ministra); esta ha sentido la escalada de los golpes. Su padre salió a aclarar que él y su hijo están desvinculados de esa empresa, con la que incluso están en juicio; pero el que sus nombres sigan figurando en el registro de aquella, dio pie para que los citen a la Comisión de Fiscalización. En el pliego interpelatorio, por supuesto, hay preguntas al respecto.
Como suele suceder en las interpelaciones, la ministra probablemente lea las frías respuestas a esas preguntas sin que se le mueva una ceja; pero, de hecho, son las que más le molestan. Cuando conversé con José Vega de UPP, el articulador de la segunda moción junto a Arón Espinoza de Podemos y Lenin Checco del Frente Amplio (el Frepap se sumó luego), me señaló como puntos cruciales el supuesto sesgo pro gran empresa del programa Reactiva (a ello volveremos) y, claro, la empresa de papá Alva.
Uy, el Anexo 5
Si se quiere ver crudamente la coincidencia entre la presentación del presupuesto y la interpelación, y teniendo en cuenta que hay bancadas que ejercitan el voto de conciencia; la tentación de la compra de votos se dibuja en la atmósfera. Pregunté en el MEF cómo encaran esa coincidencia y me contaron que el presupuesto empezó a hacerse en marzo, antes de que se instale el Congreso y que la ministra quiere evitar el ‘mito del Anexo 5’. ¿Qué es eso? El año pasado se dijo que la Comisión de Presupuesto que presidía la fujimorista Milagros Takayama había negociado con el gobierno un anexo de obras que favorecían a las regiones de sus integrantes.
Alva, me cuentan, ha conversado con los miembros de la actual comisión presidida por el apepista Humberto Acuña (hermano de César) y les ha planteado hacer una declaración a favor de la transparencia del trabajo que tienen entre manos. Por cierto, la bancada de APP en su integridad, se ha puesto de costado y se ha abstenido de votar por la interpelación. Las dudas sobre el ánimo censor que pueda seguir a la interpelación, siguen recayendo en la impredecible bancada de AP.
Pero no solo AP votó ‘a conciencia’ ante la interpelación. También lo hicieron los morados, a pesar de ser más cohesionados que los acciopopulistas. Francisco Sagasti, el portavoz con predicamento, se abstuvo. Carolina Lizárraga y Zenaida Solías votaron a favor. Le pregunté a Solís por su posición y me dijo: “En el Partido Morado estamos, en general, en contra de las interpelaciones debido a que atravesamos la crisis (…), en el caso de la ministra del MEF la veo muy cansada, repitiendo argumentos y, por eso, quizá la interpelación sea un espacio para que se dé cuenta que atravesando una situación inédita, necesitamos golpes de timón audaces”.
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En parte, se delata entre los morados un comprensible afán de buscar una identidad propia y que no se les perciba como candidatos del continuismo humalista, ppkausa, vizcarrista y ‘tonilover’. Pero la percepción de fatiga en Alva y comentarios adicionales de Zenaida sobre lo que considera fallas del programa Reactiva que descuidó a las MYPES; confirman esa extendida narrativa congresal de un sesgo pro Confiep y pro gran empresa en el MEF.
Sobre una supuesta fatiga en Alva no es difícil presumir que tanta medida drástica y tan duros resultados, sumadas a las reuniones con congresistas, tienden a automatizar sus presentaciones. Pero de esa forma evita pisar el palito de las declaraciones políticas y echar a perder su asepsia técnica. Ha sido citada tantas veces por el Congreso, desde la Comisión de Economía hasta la de Fiscalización, que ha desarrollado los mecanismos de defensa de la rutina forzada.
Te veo en el pleno
La cabeza de Toni Alva no es codiciada en sí misma. Me explico: la ministra de Economía es lo más al centro que un parlamento virado a la izquierda podrá encontrar entre los últimos ministros de Economía. Además, es una funcionaria pública de carrera. No viene de una puerta giratoria. Más explicaciones le van a pedir sobre la empresa de su padre; que sobre sus relaciones con tal o cual grupo económico. Hay algunas preguntas sobre el Grupo de Trabajo Multisectorial, en el que hay representantes de gremios empresariales, que presuponen que tuvo que ver con el diseño de las medidas económicas. Sin embargo, este grupo se creó fundamentalmente para acelerar los protocolos para la apertura de la economía en 4 fases.
El Frente Amplio, por ejemplo, no le tiene a Alva la ojeriza que le pudiera tener a un ministro con background empresarial. Le pregunté a su vocero principal, Lenin Checco, el porqué de su iniciativa de la primera moción presentada el 25 de junio; y me subrayó que “esto no es algo personal, es algo funcional”.
Checco ha hablado varias veces con la ministra e incluso la ha visitado para conversar temas de su región Apurímac. Pero Checco dice que en su despacho ha recibido muchas críticas sobre la dificultad de las MYPES para acceder a Reactiva y que no encuentra transparencia cuando ha preguntado por quiénes diseñan los planes económicos con la ministra.
El afán interpelatorio del FA es tributario del afán de tacha ideológica que la izquierda suele ejercitar hacia cualquier político o técnico que perciba un agente del ‘modelo’ a cambiar. No hay un afán antivizcarrista como lo puede haber en otras bancadas.
El gestor de la segunda moción, presentada este mes, es un hábil articulador de la oposición, José Vega, el líder y portavoz de UPP. Vega ha sido sindicalista de izquierda, conoce a la familia Luna y, en anteriores quinquenios, ha hecho negociaciones con todos los grupos conocidos. En él pueden confluir todos los afanes, más políticos y coyunturales que ideológicos, para recordarle a Martín Vizcarra que este Congreso tiene sus armas y sus prerrogativas y quieren que se las respeten.
Conversé con Vega y me dijo que, en efecto, él ha articulado la segunda moción, con la participación de Checco del FA y de Arón Espinoza de Podemos, y luego se sumó el Frepap. Cuando le pregunto los motivos, también me expone la narrativa del sesgo pro gran empresa de Reactiva y agrega la urgencia de saber con detalles qué planes tiene el MEF para disminuir el desempleo. También me subrayó el caso de la empresa del padre de la ministra; confirmando que sabe por donde golpear.
Ahora, el pliego
Pregunto a quienes conocen a la ministra por cómo asumirá la interpelación y me dicen que, en estos días, su absoluta prioridad es el presupuesto y al final verá las respuestas. Le ha pedido a una asesora que se dedique a coordinar y editar lo que preparan las direcciones generales del gran aparato que es el MEF.
La estrategia de respuesta, en realidad, ya empezó cuando la ministra hizo el 18 de agosto en la Comisión de Fiscalización, una exposición en la que destacó, en una torta gráfica, que el 97.8% de empresas beneficiarias de Reactiva son MYPES. Luego, estaba la otra ineludible torta que consigna que, a pesar de que las grandes empresas son el 1.7% de la cantidad de beneficiadas, concentran el 53.7% del monto prestado.
De poco le ha servido a la ministra explicar que esa desproporción se debe al volumen de operaciones de las grandes empresas, que no se trata de dinero público sino de préstamos de la banca (el Estado solo es aval), que los préstamos a las grandes también aseguran los pagos a los proveedores pequeños.
En realidad, la narrativa no solo se basa en una desigualdad originaria que trasciende la emergencia; sino, también, en el hecho de que el MEF admitió carencias de Reactiva 1 que corrigió al lanzar Reactiva 2. Por ejemplo, se cambiaron los requisitos de evaluar un último mes de ventas para establecer el crédito pues dejaba a muchas empresas intermitentes afuera, y se liberaron algunas trabas de la Sunat.
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Una de mis fuentes oyó a la ministra decir “no vamos a resolver problemas estructurales con Reactiva”. En realidad, las respuestas al supuesto sesgo, más que en Reactiva 2, están en otros programas como Compras Mi Perú que dirige sus operaciones hacia Mypes, el apoyo a Mypes que aplicaron la suspensión perfecta de labores y el FAE (Fondo de Asistencia y Estímulo) Mypes. También están diseñando un FAE Agro, aunque la ministra, me cuentan, prefiere dictar medidas más o menos universales, por el temor de que abrir una ventana temática la obligue a abrir otras: FAE pesca, FAE turismo y así según los desesperados reclamos nacionales.
En la conferencia de prensa del jueves en la que Alva presentó el MMM, primó el lenguaje técnico de siglas y cifras. Gracias a las preguntas de la prensa, algo se habló de los puntos de pobreza aumentada (se proyecta que vaya de 20% a 28% o 30%) y de las iniciativas públicas para generar empleo. Ese lenguaje, con más carne y humanidad, con más mención a empelo y pobreza que a créditos y tasas de interés, es el que reclama la representación política.
Más allá de ese reclamo comprensible a una ministra de Economía en medio de una crisis; no se puede prever hasta donde llegará el ánimo censor de las bancadas que apoyan la interpelación. Ninguna sabe, a estas alturas, hasta dónde le convendrá llevar su rebrote confrontador contra Vizcarra y pecar de desestabilizadoras ante el país. Las interpelaciones suelen costar tanto al interpelado como al que interpela.
Luego del rechazo a Cateriano, por lo menos una bancada, APP, depuso su afán opositor y se abstuvo en la votación para interpelar a Alva. El fiel de la balanza será, repetimos, la impredecible lampa y la decisión del FA y del Frepap de mezclar su agenda y sus amplios reparos ideológicos con los motivos más estrechos de UPP y Podemos.
Irónicamente, en su presentación del MMM, Toni Alva incluyó una gráfica con los ‘factores de riesgo para el crecimiento económico’. Se incluye desde el retraso en la vacuna hasta las fricciones entre EE.UU y China, pero no se menciona al Congreso. Pudoroso Power Point el del MEF, aunque hay un factor, ‘medidas que generan rigidez en el gasto público’, que parece que lleva el nombre y apellido de 130 congresistas.
Otro ‘factor de riesgo’ ausente en los PPT del MEF pero muy presente en las preocupaciones de la ministra es que el Congreso logre designar un TC a su medida. La posibilidad es, en realidad, muy difusa, porque media un proceso de selección de profesionales que gozarán de gran autonomía como para pagar favores a congresistas que apenas durarán unos meses. Pero el control del ente que tiene la última palabra sobre la constitucionalidad de las leyes que pueden salvarnos o hundirnos, es crucial para el MEF, como crucial se le ha antojado a algunas bancadas, que es usar a ’Toni’ Alva para golpear al gobierno.
Por cierto, me cuentan que ella, más de una vez le ha repetido al presidente que está dispuesta a dar un paso al costado si se convierte en un estorbo; pero este solo la oye.