(Foto: Rolly Reyna / El Comercio)
(Foto: Rolly Reyna / El Comercio)
/ Rolly Reyna
María Alejandra Campos

, quien todavía es vicepresidenta, tuvo una participación interesante en medio de la crisis de la disolución del Congreso. ¿Cuál es su evaluación del rol de Araoz en estos días?

Yo soy ingeniero, no soy abogado, y exactamente no sé cuál es su situación legal actualmente. Eso justamente le he pedido al primer ministro –él sí es abogado–, que a través del Ministerio de Justicia vea exactamente cuál es su situación, porque yo entiendo que hay cargos que son irrenunciables. Por ejemplo, un congresista de la República ya no puede renunciar. Ahora ya no hay Congreso, porque se ha usado un mecanismo de disolución. Pero el presidente de la República y los vicepresidentes sí pueden renunciar. Entonces, si esa es tu voluntad, tu derecho, como ciudadano, no creo que haya alguien que te lo vaya a impedir.

—Más allá del tema netamente jurídico –yo tampoco soy abogada–, ¿usted creería que sí podría renunciar si eso es lo que quiere?

Yo creo que sí. Yo creo que a nadie lo pueden obligar a ejercer un cargo que no desea. Yo creo que es un derecho de todo ciudadano renunciar a un cargo que no desea ejercer.

—¿Y cuál es su opinión respecto al accionar de Mercedes Araoz?

Yo siempre he tenido una relación de cercanía con la señora Araoz. Yo mantengo esta estimación por ella, independientemente de que yo discrepo de los actos políticos que ha tenido, políticos y legales, porque no se puede decir “he juramentado, pero era de mentiritas”…

—Pero eso dijo…

Por eso, es un acto político y es un acto jurídico. Jurar ante una institución, ante personas que en ese momento ya no tenían el rol de congresistas, porque ya se había hecho el anuncio y firmado el decreto de disolución del Congreso. Que después, un poco mirando en perspectiva, haya dicho: “Oye, lo que hice no era lo correcto o lo hice presionada o me sorprendieron”. Yo no estoy de acuerdo con todo ese accionar. Independientemente de eso, como persona yo mantengo la estimación por la señora Araoz.

—¿Si Mercedes Araoz le decía que ella sí renunciaba junto con usted, usted hubiese renunciado en lugar de disolver el Congreso?

No.

—¿Y por qué le preguntó entonces?

Yo quería saber simplemente. Yo le pregunté a la señora Araoz si en caso de que un presidente deje de serlo, si se muere, si renuncia o si lo vacan. Si fuera cualquiera de las tres, qué haría, nada más. Yo continúo, me dijo. Solamente era para [tener la] información. Nada más.

—¿Por simple curiosidad?

Por simple curiosidad. Si yo en ese momento tenía la seguridad de que la interpretación del Congreso era que si no hay presidente y no hay vicepresidente, entonces se convocan elecciones generales, sí lo hacía [renunciaba]. Pero yo he escuchado opiniones de congresistas diciendo que “si renuncia el presidente, convocamos elecciones del presidente, pero el Congreso continúa”. Por eso nunca estuvo dentro de mis posibilidades renunciar.