Nuevo Perú (NP), el partido que fundó Verónika Mendoza, ha tenido su propia pasión castillista. Perdió en primera vuelta, prestó técnicos y plan a Pedro Castillo y se hizo de los fajines del MEF y del Ministerio de la Mujer. El día 1 de la alianza que ellos prefieren llamar ‘acuerdo’, sucedió algo que hizo prever cómo sería su desenlace: Un ministro, Pedro Francke, escandalizado por el fichaje de Guido Bellido en la PCM, puso condiciones para jurar en el MEF; la otra ministra, Anahí Durand, juró sin hacer públicos reparos. Un semestre después, a la hora en que convenía romper el pacto, Francke quería irse, Durand se resistió.
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La resistencia de Durand tuvo un mal efecto para el partido: NP ya no puede decir que rompió el pacto voluntariamente pues Castillo lo atrasó renovando el Gabinete sin su presencia. En realidad, ni siquiera hubo un pedido explícito y respetuoso para que se vayan los ministros. En el chat que mantiene con el gabinete, según me lo ha revelado uno de los varios ministros renunciados, Castillo puso un mensaje bastante general diciendo que había elegido a un nuevo premier y se despidió de todos, dejándolos con la extraña sensación de que nadie repetiría el plato. Cada uno tuvo que adivinar su suerte en las horas que siguieron hasta la juramentación de Héctor Valer.
Según mis fuentes de NP, horas antes, el lunes 31 en la noche, cuando ya era pública la renuncia de Mirtha Vásquez; Verónika y Francke pensaban en que era mejor irse, pero Durand era de la idea contraria. Ello impidió que el partido formalizara una ruptura acompañada de la renuncia del par, la que, aunque tardía, hubiera tenido un mejor efecto que lo que finalmente pasó.
¿Y por qué el partido no actuaba al margen de la posición de Durand? Por una razón especial. El domingo 30, discretamente, se llevaron a cabo las elecciones internas en NP y ganó la candidata única a la presidencia del partido, el cargo que Verónika decidió abandonar. ¿Quién era ella? Pues Anahí Durand. La ministra que no quería irse del gobierno de Pedro Castillo es hoy la máxima autoridad de un partido en el que algunos militantes y dirigentes con los que he conversado, creen que le conviene hacer un balance autocrítico por la aventura castillista y marcar la mayor distancia posible.
Mendoza había empezado a hacer, tímidamente, ese balance en entrevistas y comunicados (lo contamos en la crónica “Cuando a Pedro la izquierda lo niegue tres veces” del 23/1/22); pero a la vez estaba abandonando la presidencia del partido a favor de quien encarnaba ese mismo pacto que ahora ve con ojos críticos. He llamado y escrito a Anahí Durand para preguntarle por sus decisiones de postular a la presidencia del partido y quedarse en el Gabinete, pero no me ha respondido.
También le quería preguntar por qué tomó y difundió un sonriente selfi el mismo domingo en que la estaban eligiendo de presidenta de NP y el Gabinete estaba a punto de caer. La instantánea se dio en Caballococha, donde fue invitada por Castillo, junto a Francke y Hernando Cevallos. La imagen es elocuente: la sonrisa de la autorretratada testifica una negación emocional de la crisis mientras Francke mira a la cámara impasible, como si diera a entender que la foto era impertinente, y Cevallos ni siquiera posa. Probablemente, este último ya había sido tentado para ser primer ministro (ver “Episodios terminales 1″), como me lo han dicho algunas fuentes, y estaba pensando en las condiciones que pondría para que no se las acepten y seguir respirando tranquilo en el Minsa.
Mientras fueron pareja
La alianza de NP no solo fue con Castillo sino con su socio Perú Libre (PL). Verónika se tuvo que tragar el sapo de pactar con Vladimir Cerrón, con quien había disentido acremente tras el evento que organizó este en Huancayo en el 2019 cuando, ofreciendo su plataforma de Perú Libre, Cerrón estuvo dispuesto a apoyar la candidatura de la lideresa de NP.
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Mendoza cedió a la invitación pero tuvo mucha resistencia en su partido, que veía a Cerrón como un machista y comunista obsoleto, y prefirió irse con la plataforma de Juntos por el Perú (JPP), el partido de Yehude Simon y Roberto Sánchez. Cerrón guarda un gran resentimiento desde aquella ruptura hasta hoy, que celebra que Pedro Castillo haya extirpado del Gabinete a quienes llama ‘caviares’. Guido Bellido piensa igual, por eso fue una desagradable sorpresa para los de NP verlo de premier. Ese fue el mayor sapo que Mendoza se tuvo que tragar. La bancada de JPP (en realidad, todos son de NP salvo Sánchez, que no acude al Congreso por ser ministro de Comercio y Turismo) padece el bullying de otras bancadas que le enrostran cada despropósito castillista que respaldan con su voto.
La conjura para que caiga Bellido contó, por supuesto, con la participación de Durand y Francke. El fichaje de Mirtha Vásquez, hasta donde me han contado mis fuentes, no fue sugerido por Verónika ni consultado con ella, pero fue celebrado por NP pues tenían afinidades y vasos comunicantes con la nueva PCM. Cuando Castillo decidió romper con Vásquez en realidad sentía que tenía que hacerlo a la vez con Verónika y NP. Ambas coincidían en su discurso de trasparencia, feminismo, ambientalismo y derechos humanos que a este lo tenían podrido.
De Pedro a Pedro
Aún no he podido precisar si Castillo y ‘Los Bibertos’, el grupo de asesores encabezado por Roberto Sánchez, decidieron prescindir de Francke porque estaba en el paquete de NP o porque, simplemente, creen que lo han cambiado por un ministro, Óscar Graham, sobre el que creen que podrían tener mayor influencia. Francke, según mis fuentes, era muy ajeno a ellos.
Una fuente del MEF me cuenta que el domingo pasado, a pesar de que estuvo cerca del presidente en Caballococha, Francke apenas habló con Castillo, pero le llegó a decir que debía respaldar a Avelino Guillén. El ministro ya intuía que eso se traería abajo al Gabinete y quiso dejar sentada su posición. El lunes en la mañana escribió un tuit solidarizándose con Guillén. El resto del día le mandó mensajes a Pedro Castillo, pidiéndole resolver un tema grave y urgente: la suspensión de actividades de La Pampilla. Mi fuente me cuenta que Francke y su equipo del MEF se espantó cuando supieron de esa decisión pues el desabastecimiento que puede provocar sería gravísimo. Castillo nunca le contestó.
El martes, sin esperar lo que pensara el partido, Francke se apuró en comunicar su renuncia antes de la juramentación del nuevo Gabinete. Lo hizo en la forma de un hilo de Twitter. Tras una serie de argumentos defendiendo cifras y acciones de su gestión, mencionó la necesidad de “fortalecer la lucha contra la corrupción”. Durand esperó a que Valer juramente para tuitear su escueta despedida. Verónika publicó otro texto en sus redes, priorizando en su reparto de culpas, al ‘golpismo de derecha’ y al ‘chantaje neoliberal’, antes que a la propia gestión de Castillo. No mencionó la corrupción.
Los días pasados, colectivos simpatizantes de Nuevo Perú anunciaron que estarían en la calle en marchas y plantones. El partido no convocó a una movilización con organización y consigna precisa, pues el panorama era muy incierto y se esperaba que Castillo sacara a Valer. Lo hizo en su mensaje a medias, el viernes en la noche, y ello bajó las revoluciones de la izquierda. La bancada de JPP comunicó que votaría en contra de la investidura pero a sabiendas de que esa ocasión no se daría, pues el premier tenía las horas contadas. El proceso de viraje hacia la oposición recién lo veremos con claridad en los próximos días.