En Palacio de Gobierno el caos es rutina, pero el martes 1 de febrero amaneció patas arriba. Mirtha Vásquez había renunciado el lunes y Castillo estaba a punto de dejarse convencer por Guillermo Bermejo de que Héctor Valer era el hombre para la PCM. En el despacho había guerra de puñales entre Carlos Jaico y ‘Los Bibertos’. En el jirón Carabaya, tres profesores con curul, Édgar Tello, Óscar Zea y Katy Ugarte, echaban chispas. Querían entrar a pechar a su colega presidente exigiendo su cuota en el Gabinete y este no les contestaba. Katy, la más impaciente, se puso a textear a sus conocidos en el despacho. Les soltaba frases grandilocuentes como ‘el presidente no gobierna solo, tiene que oír al pueblo’.
LEE TAMBIÉN | El gabinete del ‘Caníbal’. Cuotas y escándalo en el Gobierno. Una crónica de Fernando Vivas
Por fin, los profes lograron ingresar, tal como consta en el registro de visitas, y estuvieron poco menos de una hora. Ugarte salió con rostro de satisfacción. Pedro Castillo le había ofrecido ser ministra de la Mujer. La idea surgió en plena reunión. Así se improvisa un gabinete en el Perú y, como todo lo improvisado, se resuelve un problema y se crea otro más grande.
Katy y los plantones
La maestra Katy es una evangélica pro vida y pro familia ultraconservadora. Jamás en el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), había habido lo que las feministas llaman una ‘anti derechos’. Cuando entró Ana Jara durante el gobierno de Humala, pusieron en grito en el cielo; pero se encontraron con una evangélica progresista y concertadora que mantuvo a todo el staff pro derechos sexuales y reproductivos.
Ugarte no soporta siquiera debatir sobre la despenalización del aborto o la legalización del matrimonio igualitario. La plana mayor renunció indignada. Las feministas hicieron plantones y marchas. Castillo es machista y homofóbico y esta grita contra Ugarte, en un primer momento, puede haberla tomado como una expresión de ese mundo caviar con el que acababa de romper al renunciar Mirtha Vásquez y los ministros de Nuevo Perú, Anahí Durand y Pedro Francke.
Pero no, era más que eso. La grita y la indignación llegó a su entorno y amenazaba ser transversal a derecha e izquierda. Su problema mayor era reemplazar a Valer, pero podía aprovechar el cambio de la cabeza para arreglar el entuerto del MIMP. Entonces, surgió la idea de respetar el pedido original de la bancada magisterial, que era —según me lo confirmó un miembro del grupo— tener dos ministerios, el de Educación (Minedu) y el de Desarrollo Agrario (Midagri). El Minedu estaba fuera de discusión porque Rosendo Serna está manteniendo el equilibrio y el propio Castillo se ha convencido de que sería fatal entregar ese ministerio a un solo actor de la Educación.
La bancada magisterial ya tenía un acuerdo interno, para proponer en el Midagri al congresista Zea. El día 1 Pedro Castillo no pudo cumplirlo porque ya había ofrecido esa cartera a Alberto Ramos, un opaco personaje casi desconocido en el sector agrario, a quien no le costaba mucho sacar del camino, para poner allí a Zea y compensar a sus maestros por la salido de Ugarte. Ella, arrinconada por el cargamontón feminista, no fue a la cita que el lunes 7, víspera de la juramentación del Gabinete Torres, la bancada tuvo con su colega presidente en Palacio. Se acordó que sea Zea.
Mira: Juró el Gabinete Torres y el congresista y profesor Óscar Zea es ministro de Desarrollo Agrario.
Volvamos al MIMP. ¿A quién poner allí para calmar a las mujeres indignadas? Castillo no les respeta su causa ni su agenda, pues ya hemos visto lo machista que es en sus designaciones. Pero les tiene miedo. Aprendió a temerlas el mismo 28 de julio en que le pusieron la banda y un grupo multipartidario de congresistas lanzaron un comunicado para evitar que designe a Róger Nájar, denunciado por haberse negado a reconocer a la hija que tuvo con una adolescente (lo hizo luego de un proceso judicial). El remedio, Guido Bellido, fue igual o peor; pero aquella vez Castillo se asombró del poder de convocatoria transversal de la causa femenina. Mujeres de derecha e izquierda que recién se conocían en el Congreso, se aliaron para amenazarlo. ‘Si no les hago caso, estas sí me vacan’, habrá sido el razonamiento presidencial.
Lourdes sabe
Hay una feminista en especial a la que Pedro Castillo teme y respeta. Se llama Lourdes Huanca y preside un gremio singular: La Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú (Fenmucarinap). Es de los pocos movimientos feministas con bases desperdigadas fuera del ámbito urbano. Huanca y la mayoría de la dirigencia apoya a Castillo, pero no son incondicionales ni mucho menos. Lo de Katy Ugarte las espantó y marcharon junto a las ‘Floras’, ‘Manuelas’ y otros grupos feministas.
La última vez que Huanca vio a Castillo fue el 11 de enero cuando este convocó a un grupo de dirigentes partidarios de izquierda y cabezas de gremios como la CGTP y, precisamente, la Fenmucarinap. Su entrada a Palacio está debidamente registrada. En las horas previas a la juramentación del Gabinete Torres, Castillo llamó a Lourdes y le ofreció ser ministra de la Mujer. Ella misma me lo ha contado: “El presidente tuvo la amabilidad de llamarme y me dijo que lo asumiera yo. Pero, por la federación, yo no podía asumir ese desafío, era mejor estar afuera; además, hay cosas de nuestro presidente que no están sólidas. No acepté el cargo, pero sí le mencioné el nombre de una feminista luchadora, y me dijo que sí”.
El nombre fue el de Diana Miloslavich, que es asesora de la Fenmucarinap, miembro del staff de la ONG Flora Tristán donde coordinaba el área de participación política, y es una emblemática activista de los derechos de las mujeres desde la década de los 80. Estuvo afiliada al Partido Socialista, que se encuentra casi desactivado, pues muchos de sus dirigentes migraron a otros grupos de izquierda. En la primera vuelta apoyó a Verónika Mendoza.
Le escribí a Miloslavich para pedirle que me cuente como procesó el dilema de participar en un gobierno machista contra el que ha marchado y hecho plantones. No me respondió. Lourdes Huanca me admitió que le trasladó a Diana un durísimo dilema. El movimiento feminista recibió la noticia con sorpresa y con mucha cautela. En la misma noche en la que juramentó el Gabinete Torres, la iniciativa Paridad Perú, manejada por ONG feministas, publicó un escueto comunicado: “Lamentamos que el cuarto gabinete ministerial del gobierno del presidente Pedro Castillo no sea paritario”. No incluyeron un saludo a la compañera Diana.
Horas después, tanto Flora Tristán como Manuela Ramos, la gran dupla oenegera del feminismo, saludaron a la ministra, manteniendo su distancia crítica hacia el gobierno más machista del milenio. Conversé con Rocío Gutiérrez, una de las líderes de las manuelas, y me compartió esta reflexión: “Este es un gobierno que no nos representa; pero, por las razones que fuera, tenemos a una feminista que se inmoló y se va a inmolar en él. Había amenazas muy serias al sector, como cambiarle el nombre a ‘Ministerio de la familia’, no asegurar los presupuestos para los programas ya establecidos; y algo va a poder hacer una ministra feminista contra ello. En un escenario ideal hubiera sido una ministra ideal, pero no es así”.
José de Echave, ex asesor de Pedro Francke en el MEF e influyente personalidad en Nuevo Perú, escribió en un hilo de Twitter: “Cuando te ofrezcan un fajín mira el grupo y nunca creas que solo o sola la vas a hacer (…) Ni siquiera es justificación el ‘si no acepto yo, el cargo será ocupado por el enemigo’. No funciona. La razón es simple, si el proyecto del gobierno va por otro lado, tú serás funcional a ese proyecto y cuando ya no sirvas te darán una patada (…) Este gobierno ya hizo el giro. Ya estás rodeado o rodeada de los enemigos. Ya no hay ninguna justificación para estar allí”. No sabemos en quiénes pensó De Echave cuando escribió esto, pero le calza a la ministra Miloslavich. Sin embargo, tanto Lourdes Huanca como Rocío Gutiérrez y otras personas con las que conversé para esta crónica, coinciden en que la presencia de Katy Ugarte espantó tanto al feminismo, que deben ser comprensivas y compasivas hacia la feminista del último gabinete machista de Pedro Castillo.
VIDEO SUGERIDO
TE PUEDE INTERESAR
- La apelación al ‘pueblo’ como discurso agotable del presidente Castillo | ANÁLISIS
- Juan Carrasco es designado viceministro de Justicia
- Contraloría confirma corrupción en licitación que ganó consorcio relacionado a lobbista Karelim López
- Gabinete Torres: ministros investigados, denunciados y otros cuestionamientos