Antes de llegar a Palacio de Gobierno, el ahora presidente Pedro Castillo ya había dejado clara su postura sobre los medios periodísticos que cuestionaban aspectos de su plan de gestión y escudriñaban a su entorno político. “¡¿Dónde está la prensa y la televisión del pueblo peruano? No la tiene. Pero sí tiene para decirme porquerías, decirme cosas basura! Eso tiene que terminar ahora!”, exclamaba, en mayo del 2021, el entonces candidato.
TAMBIÉN LEE: Más del 55% de candidatos propone mecanismos anticorrupción ya existentes en distritos observados por la Contraloría
La actitud confrontacional en los discursos del mandatario se ha mantenido a sus ya 424 días en el poder. De hecho, en el mensaje a la Nación de su primer año como gobernante, Castillo Terrones utilizó parte del tiempo ante el Congreso para acusar a los medios de “empeñarse en desestabilizar” y de emitir “mentiras y noticias falsas”.
En un seguimiento solo a la retórica, la Unidad de Periodismo de Datos de El Comercio contabilizó hasta 30 ocasiones en las que el presidente ha arremetido verbalmente o por escrito contra la labor periodística. Esto, siempre como reacción a preguntas o investigaciones sobre los indicios de presunta corrupción en los que él y su entorno estarían implicados.
Cabe recordar que, en lo que va de la administración Castillo, la Fiscalía ha abierto hasta seis investigaciones sobre el jefe del Estado. Entre ellas, están las del caso Puente Tarata (presunta mafia en el MTC que involucra también a sus sobrinos y al exministro Juan Silva, entre otros), el caso de los ascensos militares y policiales presuntamente irregulares, el de supuesto encubrimiento de prófugos (a raíz de la remoción del ministro Mariano González) y el caso PetroPerú (por las compras de biodísel que habrían beneficiado a la empresa Heaven Petroleum Operators).
Estrategia
“La única forma que ha tenido el gobierno de responder [a cuestionamientos que son de interés público] es atacando al mensajero; es decir, a los medios de comunicación. Esta no es una actitud nueva en un gobernante, pues lo hemos visto con Jair Bolsonaro, en Brasil, y con Donald Trump [durante su mandato en Estados Unidos]: cuando los medios fiscalizan la gestión, la estrategia no es argumentar, sino adjetivar a los medios o tildarlos de atender otros intereses”, dijo Rodrigo Salazar Zimmermann, director ejecutivo del Consejo de la Prensa Peruana (CPP), en diálogo con este Diario.
Para la especialista en Comunicación Política, Iris Jave, tanto el presidente como su equipo de funcionarios han alineado sus discursos a alimentar la polarización, en donde los medios les sirven como antagonistas.
“Creo que el gobierno busca ocultar sus debilidades de gestión con la estrategia de la polarización, construyendo ‘enemigos a los que hay que confrontar y responder’ para poder visibilizarse. Las crisis institucionales –del Congreso, del Poder Judicial o de los medios– los utiliza en esta idea de ‘enemigos’. Pero es importante resaltar que esto, al final, no le hace ningún bien a la ciudadanía ni a la democracia”, estimó Jave.
Cuando Jave menciona la crisis institucional de los medios, se refiere a una tendencia global, en la que los medios de comunicación tradicionales han ido perdiendo fiabilidad entre sectores de la sociedad como producto de la polarización política y otros factores. En un estudio que recoge datos del 2021, el Barómetro de las Américas del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP, por sus siglas en inglés) reveló un nuevo descenso de la confianza en la región sobre los medios en general.
Si bien la tendencia está presente entre los países del subcontinente, el caso peruano es llamativo, con un 71% de personas [es decir, 7 de cada 10] que expresaron tener un bajo nivel de confianza en los medios. Precisamente, la especialista refiere que dicha crisis es instrumentalizada por el Ejecutivo para contrarrestar denuncias en su contra y minimizar su deber de rendir cuentas ante la ciudadanía.
Prensa oficialista
En una reciente visita a Cusco, el presidente dialogó con comunicadores de la llamada ‘prensa alternativa’, en donde no hubo preguntas incómodas ni asomo de crítica sobre los últimos escándalos del gobierno. Días antes, el jefe del Gabinete, Aníbal Torres, había declarado que el Ejecutivo “trabajará con mayor frecuencia e intensidad” con este grupo.
Para la politóloga Paula Távara, es importante anotar que el gobierno no está buscando dirigirse a toda la ciudadanía en su conjunto, sino a un sector de ella en donde los mensajes polarizantes, en contra de los medios tradicionales, siguen respaldados.
“Hay que tener en consideración que esa retórica que se ha ido construyendo tuvo un primer paso vinculado con desacreditar o presentar a los medios tradicionales como opositores permanentes del gobierno. De este modo, cuando llega la idea o el concepto de ‘prensa alternativa’, ya hay un imaginario construido en el que la ‘prensa alternativa’ es la ‘prensa buena’. En este escenario de medias verdades y de retóricas polarizantes muchas veces, sí puede ser hasta cierto punto sostenible”, comentó Távara.
Sobre este punto, el politólogo Paolo Sosa comentó que el Ejecutivo ha creado su propio “espacio seguro” con comunicadores oficialistas, cuyo origen debería transparentarse.
“Se crea una idea de ‘prensa alternativa’ que, en la práctica, es una prensa oficialista. Pero, más allá del problema de restricción de información que genera, es importante tener una lupa sobre sus propietarios, sus intereses y su financiamiento. Por otro lado, ¿es sostenible [la ‘prensa alternativa’] frente a la población? A más de un año, creo que es muy clara la imagen que la gente tiene de este gobierno, y eso no cambia con la situación con los medios. Esto, especialmente, porque aunque la prensa tradicional investiga y fiscaliza como se debe, muchos medios de alcance nacional están también desprestigiados”, indicó.
La politóloga Kathy Zegarra sostuvo que el gobierno aprovecha las crisis institucionales para recurrir al propagandismo y agudizar la polarización: “Lamentablemente, instituciones democráticas tan importantes –como el Congreso o el sistema judicial– no cuentan con una confianza ciudadana alta. Y, en ese sentido, un discurso populista, que divide entre ‘buenos y enemigos’ tiende a tener éxito entre personas que pueden percibir que el actuar de los supuestos ‘enemigos’ no es el más indicado. Y eso ocurre, por ejemplo, cuando el Congreso sigue desacreditándose a sí mismo. Entonces, eso facilita que el gobierno continúe polarizando”.
Sin garantías
Han pasado casi 13 meses desde que Castillo recibiera en Palacio a representantes del Consejo de la Prensa Peruana (CPP) para escuchar sus preocupaciones con respecto a las, por entonces, crecientes amenazas a la labor periodística frente al gobierno.
En aquella reunión del 8 de setiembre del 2021, el mandatario fue invitado a firmar las declaraciones de Chapultepec y de Salta, que son garantías internacionales en defensa de la libertad de expresión y de prensa. A la fecha, Castillo no ha colocado su rúbrica.
“[El acercamiento que hubo para pedir al presidente que asuma el compromiso] ha quedado en nada. No tenemos ninguna comunicación del asunto desde Palacio de Gobierno y ya pasó un año [de esa reunión]. Estoy seguro de que el acta se quedó en el último cajón del escritorio del presidente”, asume el director ejecutivo del CPP, Rodrigo Salazar.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- Elecciones 2022: ¿Quiénes son y qué proponen los candidatos al Gobierno Regional del Callao?
- Áreas verdes: 20 de 21 propuestas de los candidatos a Lima Metropolitana son inviables o dependen de algo más, según especialistas
- Más del 55% de candidatos propone mecanismos anticorrupción ya existentes en distritos observados por la Contraloría
- Elecciones 2022: ¿Quiénes son y qué proponen los candidatos al distrito de Carmen de la Legua en el Callao?