“Me parece muy importante todo lo anunciado, las fuerzas armadas lo requieren, está planificado desde el 2016; pero no se confundan, esto no puede ser para pasarles la mano”, me dice el General del Ejército (R) Jorge Chávez Cresta, que conoce a todos los protagonistas de esta historia, pues ha sido ministro de Defensa durante el gobierno de Vizcarra, amigo de varios de los altos mandos, y viceministro de Energía y Minas en este gobierno. ¿A qué se refiere el general?
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El viernes 23, víspera del día de las Fuerzas Armadas, Pedro Castillo lanzó varios piropos a los uniformados. Anunció que aumentaría el rancho diario de 8 a 12 soles (un 50%), subrayando que “esto beneficiará a miles de jóvenes que prestan servicio militar voluntario”. En realidad, por normativa del Estado, esto beneficiará a militares de todos los rangos y también, por efecto espejo, a los policías. Castillo dijo que el aumento se concretaría en octubre, pero estamos en plena discusión de la ley de presupuesto y el MEF tiene mucho que decir allí.
Castillo también anunció que ese mismo viernes se instalaría una comisión multisectorial que hará un informe técnico sobre los recursos militares. En realidad, ya existe la Agencia de Compras de las Fuerzas Armadas (ACFFAA) que planifica y ejecuta las adquisiciones de las FF. AA.; pero, eso no importa, había que impresionar a los altos mandos con el anuncio de una comisión express. Sin embargo, indagué en el despacho presidencial (DP), en la PCM y en el Ministerio de Defensa (Mindef) por quiénes integraban la comisión y cuándo sesionaban. En el Mindef, me dijeron: “Los anuncios del presidente están siguiendo su curso correspondiente”, sin mayor precisón.
Tampoco me informaron sobre el estado del tercer y último anuncio del presidente: un proyecto de ley que “otorga de manera excepcional a las instituciones de las FF. AA., la exoneración de pagos para realizar el saneamiento físico y legal de los bienes inmuebles que se encuentran bajo la administración del Ejército, la Marina y la FAP”. Mis fuentes del Ejecutivo me dieron distintas explicaciones de qué va eso, desde que se trata de un esfuerzo por inventariar y sincerar la propiedad de muchos terrenos ociosos, hasta que hay un afán de vender algunos de estos terrenos para grandes proyectos de vivienda, con ganancia para las FF. AA.
El cortejo a los militares se selló con una emboscada fotográfica. Los cuatro comandos, Manuel Gómez de la Torre, comandante general del Comando Conjunto; Walter Córdova, comandante general del Ejército; Alberto Alcalá de la Marina; y Alfonso Artadi de la FAP; fueron invitados a Palacio de Gobierno a conversar con el presidente y con el aún ministro General (R ) Ricardo Tineo (mis fuentes me dicen que si se hubiera tratado del nuevo ministro Daniel Barragán, que juró ese mismo día en la noche, la reunión quizá no se hubiera convocado, pues los concurrentes respetan más a Tineo que a su sucesor). Las fotos se difundieron en las redes palaciegas. Probablemente, Castillo copió la idea de Martín Vizcarra. Pero, si este difundió una foto parecida el mismo día que disolvió el Congreso y en ese momento se podía interpretar como un respaldo; la del 23 fue una visita protocolar un día cualquiera del desmadre nacional, donde lo cortés no quita lo vacador. ¿Pero es cierto eso de que los altos mandos facilitarían una vacancia? ¿Es esa amenaza la que quiere conjurar Pedro con sus anuncios?
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Mucha plata
Se concreten o no los anuncios –mucho de lo que se dice no se hace en el castillismo- las FF. AA. difícilmente variarán su discreta postura ante el gobierno. “Después de haber aprendido de los años antes de la caída de Fujimori y Montesinos, las FF. AA. tienen clarísimo cuál es su rol constitucional y saben lo que tienen que hacer” me dice Chávez Cresta, asumiendo que el cortejo no va a torcer la conducta de los altos mandos, aunque estemos hablando hasta de la promesa de monetizar un margesí (inventario) millonario.
Otro ex ministro de Defensa, que prefiere conversar en off, coincide en lo esencial con Chávez Cresta; aunque marca ciertas diferencias entre las otras armas y el Ejército, que suele albergar a militares con simpatías de izquierda que ven con otra perspectiva al gobierno. De todos modos, tanto Gómez de la Torre, que proviene del Ejército, como el comandante de esta arma, Walter Córdova, son definidos por mis fuentes como más institucionalistas que proclives a ceder a una seducción con promesas de difícil cumplimiento. El primero es de la promoción de Ollanta Humala y el segundo de la de Antauro, pero ni eso ni sus ideas propias, según mis fuentes, los acerca a Castillo.
Quien sí tiene sello partidario es el nuevo ministro de Defensa, Daniel Barragán y su viceministro de Políticas para la Defensa, Leonel Cabrera Pino. Ambos han estado afiliados a UPP, el partido liderado por José Vega que se alió a los reservistas de Antauro Humala para la elección del congreso complementario del 2019-2020 y para la última campaña presidencial. Barragán ha negado que su fichaje sea expresión de un pacto entre Castillo y el Humala radical. Mis fuentes coinciden en darle crédito a Barragán en ese punto (mañana podrán leer una crónica al respecto); pero no se puede descartar que Castillo confíe en que este es un guiño para que Antauro, al menos, no lo ataque. De parecer opuesto es el general del Ejército (R) Roger Zevallos, que en “Beto a saber” ha sostenido enfático que sí hay un trabajo soterrado pro controlar el Ejército, por seducir a Antauro y que Córdova es crucial en ello.
A diferencia del Ejército, la Marina y la FAP son más elitistas y proclives a simpatías de derecha; pero hay que hacer un distingo en lo que a este gobierno respecta. Al inicio del castillismo, los altos mandos de la Marina hicieron fuerte presión, comunicado de prensa incluido, contra el entonces canciller Héctor Béjar, por haber dicho, en un viejo video, que los marinos fueron precursores del terrorismo. El ministro de Defensa, Walter Ayala, se puso de su lado y presionó por la salida de Béjar. El episodio puso a la Marina al borde de la conducta deliberante tan temida. Por compensación, siguió una performance discreta, ayudada, además, en el hecho de que el exministro José Gavidia, era de esa arma y fue solícito con sus requerimientos. También son de esa arma dos conspicuos congresistas opositores, Jorge Montoya y José Cueto, ambos de Renovación Popular; lo que obliga a los almirantes en ejercicio a ser más discretos aún.
El 30 de setiembre, Día de la Pacificación Nacional, el almirante Alberto Alcalá, comandante general de la Marina, hombre discreto, leyó, sin embargo, un discurso con sorpresa final: “Debemos dejar en claro que jamás permitiremos que el estado de derecho sea quebrado y que no permitiremos que nuestros niños y jóvenes vuelvan a vivir le terrorismo, la doctrina de muerte que aún continúa siendo fomentada por algunos insensatos”. Si aludía a los de siempre en el VRAEM, a los antauristas, perulibristas, castillistas, Guilermo Bermejo, Guido Bellido, o a todos a la vez, queda para picantes especulaciones.
A la FAP se le ha presentado la ocasión perfecta para marcar una actitud no deliberante pero firme respecto a Castillo. Ante un pedido del Centro Liber, amparado en la ley de acceso de la información, la FAP les entregó 396 folios con información de los vuelos de los aviones que han desplazado a autoridades de gobierno. Tras el primer destape sobre el traslado de ‘Lay Vásquez Castillo’, consignado como ‘sobrino’, pero con un nombre y DNI que no coinciden con el del prófugo Fray Vásquez Castillo; la fiscalía abrió investigación e hizo un allanamiento en el que recabó más información. El comandante general, Alfonso Artadi es, por cierto, de los 4 comandos, el que tiene una personalidad más expansiva, y lo que expresa en su vida social, no es, precisamente, simpatía por el hombre de Palacio, y menos por el ministro Barragán, aviador poco querido en la FAP.
Cuando María del Carmen Alva dijo, en una reunión privada pillada en un audio, “las FF. AA. están con nosotros”, estaba exagerando. Los altos mandos no adhieren así nomás a políticos de paso; pero no se equivocó si lo que quiso decir es que, llegado un momento de definición, en el margen deliberante que le quede, los militares se van a inclinar hacia la oposición. En eso coinciden nuestras fuentes y las evidencias, a pesar de los guiños seductores de Pedro a las tres armas, a pesar de esa conmovedora declaración, entre naif y desesperada, en la que pidió un ‘comando conjunto político’ para servir al país así como hay comando conjunto de las fuerzas armadas.