El caso de ‘El Español’ ha revelado que este tenía vínculos con el general Raúl Alfaro, hasta esta semana comandante general de la Policía Nacional del Perú (PNP). Para el exministro del Interior Rubén Vargas, el presunto rol del investigado por organización criminal como una suerte de “ministro del Interior de facto” durante el gobierno de Pedro Castillo y su llegada altos mandos es una muestra de que estamos quizás ante el peor momento de la historia de la institución.
A su criterio, a esto se suma la falta de confianza de parte de la ciudadanía hacia la institución, mellada por el manejo dado por el Gobierno -a través de la PNP y las Fuerzas Armadas- a las marchas de entre diciembre y febrero. Rubén Vargas considera que parte del reto para reformar y recuperar a la Policía es reconstruir esa relación a través de resultados en la lucha contra la delincuencia y el crimen organizado, y no usarlas “para que resuelvan problemas políticos a punta de gases lacrimógenos y perdigonazos”.
- ¿Cómo ve la situación de la PNP en medio del cambio de comandante general por los vínculos con ‘El Español’?
Lamentablemente, estamos asistiendo a una de los momentos más oscuros, más críticos en toda la historia de la Policía Nacional. Es solo comparable con lo que pasó en la década de los noventa con la utilización, también, para temas delincuenciales que hizo Montesinos a la Policía Nacional. Inclusive, diría que esta crisis es mucho más profunda, mucho más complicada que la ocasionada por Montesinos, porque la cabeza máxima de la institución policial, el comandante general, decidió someterse a una estructura criminal. Decidió someterse a operadores de una estructura criminal. Esa es la parte más dramática y que hunde más que una crisis estructural a nuestra Policía Nacional. Estamos en una situación, estamos en un momento muy crítico, tal vez el más delicado de toda la historia de la Policía.
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- ¿Qué tendrían que empezar a hacer la nueva comandancia y el gobierno para sacar a la institución de esa crisis?
La crisis no se resuelve solamente con el cambio del comandante general. Es un primer paso, necesario y urgente. Qué bueno que se haya tomado esa decisión, pero la crisis no se resuelve solamente con este relevo, porque la cooptación, la instrumentalización de la Policía por parte de esta organización criminal liderada por Pedro Castillo llegó a todos los niveles de la PNP, lamentablemente, y del sector Interior. Ejemplo de que esta crisis que trasciende, que va más allá del comandante general, es la lista de los generales que ascendieron comprando su ascenso. Recordemos que hay generales que también se sometieron a una estructura y compraron, pagaron para su ascenso. Y esos generales siguen en actividad, están en la PNP.
Creo que reivindicar a la Policía pasa necesariamente por convertir esta grave crisis institucional en una oportunidad para retomar la propuesta de modernización que la propia PNP presentó, conocida como el plan Mariano Santos al 2030. Allí hay una propuesta de reforma planteada por la propia Policía, por los buenos policías. Está allí, pendiente de tomarse la decisión política para recuperar a nuestra Policía. Ese es un primer elemento. Segundo: es importante retomar la decisión que había comenzado a implementarse con el gobierno de transición de Francisco Sagasti, sobre la administración de los fondos de la Policía. Allí está el germen de la corrupción. A la PNP la queremos en la calle haciendo lo que saben hacer: brindarnos protección, seguridad; y la administración, la gestión eficiente, moderna y honesta de los recursos que esté en manos de gerentes civiles calificados. El problema de la corrupción en la Policía, especialmente en las grandes unidades ejecutoras, es cuando la propia Policía administra esos fondos y están sometidos a este tipo de situaciones que estamos viendo ahora, sometido a sujetos, a generales vinculados a organizaciones criminales. Necesitamos que la gestión de los recursos sea eficiente y honesta, que esté a cargo de gerentes civiles de Servir. El tercer elemento es que el gobierno tome la decisión política de hacer un cambio generacional en la plana de generales de la PNP.
- Eso implicaría pasar al retiro a un grupo de generales…
Es importante que esos generales que habrían comprado su ascenso no impidan, o mejor dicho, no se conviertan en un obstáculo para dar pase a los coroneles que han demostrado tener una carrera intachable y una integridad a toda prueba. Hay muchos coroneles, por ejemplo, los que forman parte de los equipos especiales contra la corrupción en el poder, que deben convertirse en la sangre nueva que necesita la Policía para encontrar un rumbo y se reencuentre con la ciudadanía. Necesitamos de esa nueva Policía para enfrentar los grandes retos que tiene la PNP y que no los está asumiendo: la lucha contra el crimen organizado, las extorsiones, el problema del tráfico de droga y en general, las economías ilegales. La inseguridad y la delincuencia nos están desbordando y necesitamos recuperar a nuestra Policía.
- ¿Cómo explicar que haya sido relativamente fácil para una persona como ‘El Español’ relacionarse con las altas esferas de la Policía?
Lo que pasa es que el poder de ‘El Español’ nacía del Pedro Castillo. Pedro Castillo convirtió a ‘El Español’ en su ministro del Interior de facto. Pedro Castillo es quien lo convirtió en el enlace obligatorio para los policías que querían acercarse a él. Pedro Castillo es el que dio el poder a ‘El Español’ sobre cualquier otro ministro del Interior o cualquier otro general. ¿Cómo un personaje como él se acercó al presidente para tener este poder vinculado a una organización criminal? La respuesta, lamentablemente, es sencilla: del mismo modo en que, por ejemplo, otros empresarios decidieron, con consentimiento de Castillo, convertir en su chacra el ministerio de Transporte Comunicaciones, el Ministerio de Vivienda y los otros sectores donde se manejan fondos públicos. Lo que pasó en el Mininter pasó también en el MTC con el exministro Juan Silva, pasó también en Petro-Perú, en el Ministerio de Vivienda.
- ¿Eran un secreto a voces los vínculos entre ‘El Español’ y Raúl Alfaro? ¿El actual gobierno reaccionó rápidamente ante estas revelaciones o debió darse antes el cambio de comandante general?
Era un secreto a voces el poder de ‘El Español’ en determinados sectores de la PNP. Y también era un secreto a voces la cercanía que tenía ‘El Español’ con Pedro Castillo. Y de ahí nacía su poder. Muchos generales, y así está señalado en la carpeta fiscal, decidieron arrodillarse y someterse a las condiciones que ponía ‘El Español’ para que asumieran cargos de confianza o ascendieran. Se conocía la situación. Creo que se debió haber reaccionado de manera un poco más rápida, es cierto, pero también me pregunto: ¿la situación del sector Interior y de la Policía es la misma que dejó Castillo y todos los que cogobernaron con él? Lo que necesitamos es reconstruir el aparato penetrado por la corrupción en varios sectores del gobierno nacional, en varios ministerios.
- Me dijo que estamos en, quizás, el momento más delicado de la historia de la PNP. ¿Cree que este mal momento también se vio reflejado en cómo se manejaron las protestas contra el gobierno de Dina Boluarte?
El gobierno actual decidió enfrentar una crisis política abriendo las puertas de los cuarteles y de la PNP. Redujo la respuesta del gobierno a una crisis política solamente a presencia policial y militar. La consecuencia de esa estrategia son los muertos y heridos que ahora estamos lamentando. Creo que el gobierno se equivoca en seguir utilizando a la Policía para reprimir marchas inclusive pacíficas. Creo que el gobierno se equivoca olvidando que la manifestación es un derecho constitucional que se mantiene vigente incluso en estados de emergencia, de acuerdo a la posición asumida por la Corte y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Creo que el gobierno se equivoca al no encontrar canales de diálogo y reconciliación con los peruanos que están movilizados. Creo que el gobierno se equivoca al pensar que ya se superó la crisis política. El primer ministro se equivoca completamente al decir que “el país ya está pacificado”, como si hubiese enfrentado solamente a un grupo de violentistas y radicales. No. Los violentistas y radicales se aprovecharon del descontento y el rechazo de la población al Congreso y a la clase política. Pero la crisis política de representatividad, que impide que se retomen las inversiones público-privadas, esa se mantiene y se está embalsando de manera mucho más peligrosa.
- ¿Qué piensa del nuevo comandante general, Jorge Angulo?
Dentro de esta crisis, creo que es un general de lo más rescatable que podría tener en este momento la Policía. Más allá de ese momento, digamos, anecdótico con el que se le recuerda, respeto a la interpretación semiótica de los escudos que utilizaban algunos manifestantes; más allá de ese episodio lamentable sin duda, la carrera del general Angulo es limpia. No tiene procesos, investigaciones abiertas por corrupción o por violaciones a Derechos Humanos. Eso ya es bastante.
- ¿Cuál va a ser su principal reto a corto plazo?
Uno es restablecer el principio de autoridad al interior de la PNP, una unidad de comando y el espíritu que tiene la Policía para enfrentar los grandes retos. Necesita consolidar un liderazgo que le permita conducir a un puesto jerárquico por naturaleza y que dé mensajes claros de integridad y lucha anticorrupción. Dos: tiene que entender que la única manera de recuperar confianza de la ciudadanía, que lamentablemente en estos meses se ha ido perdiendo de manera acelerada, es con resultados, brindando seguridad a la población, teniendo a la Policía en las calles no para reprimir las manifestaciones pacíficas, sino para enfrenar a los raqueteros que están matando por un celular, para enfrentar al crimen organizado que se está apropiando de nuestras calles y avenidas, extorsionando incluso a la gente más humilde, los emprendedores. Y una más: dar mensajes absolutamente inequívocos de rechazo a cualquier pretensión política de instrumentalizar a la PNP.
- ¿Las condiciones del actual gobierno, que se ha sostenido en la PNP y las FF.AA., podrían perjudicar este espíritu de reforma?
Creo que el espíritu de reforma tiene que nacer de la propia Policía y tiene que ser defendido por la propia Policía. En la medida que se observe ese compromiso de reforma y de un trabajo institucional y calificado, la opinión pública también la va a defender. Es necesario que el gobierno entienda, y en general la clase política, que si no recuperamos a nuestra Policía con sus objetivos institucionales, vamos a terminar en una situación absolutamente crítica de inseguridad, en la que la inseguridad se convertirá en el principal factor que amenace a la democracia y la posibilidad de retomar nuestro crecimiento económico. El problema de la inseguridad en este momento puede ser más peligroso inclusive que la amenaza terrorista del Vraem. Si dejamos que siga creciendo, nos va a llevar irremediablemente a ese escenario en el que se encuentra México, casi al entrando a la zona gris de un estado fallido. El gobierno y la clase política tienen que aprender a respetar a la Policía, no pueden seguir instrumentalizándola, no pueden seguir utilizándola para que resuelvan problemas políticos a punta de gases lacrimógenos y perdigonazos. La crisis política es responsabilidad de los políticos, no de la Policía.