Fernando Vivas

Vladimir Cerrón no estaba ni cómodo ni seguro en Huancayo, epicentro de la mayor revuelta contra el gobierno, el 1 de abril. Pedro, su cónyuge en el papel, está en Lima; su hermano Waldemar y su bancada también; su mayor ámbito de influencia, el Congreso, también. Así que, con el debido informe al Poder Judicial, se mudó a Lima algunas semanas atrás. De vez en cuando, se reúne con su bancada, como pocos líderes partidarios (Keiko Fujimori y Julio Guzmán, que yo recuerde) han hecho regularmente con las suyas. Con Pedro, se ve poco o nada. La última vez fue, por poco tiempo, el 26 de mayo y lo hizo acompañado del mejor amigo común que les queda, Richard Rojas, el ex jefe de campaña.

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