El abogado de Alberto Fujimori, el ubicuo César Nakazaki, dijo, apenas se hizo público que el TC estaba a punto de fallar a favor de su defendido, que no conocía a Gregorio Parco Alarcón, el abogado iqueño que logró lo que ni él, ni Keiko cuando tenía mayoría absoluta en el Congreso, ni dos presidentes, pretendieron: liberar al ‘Chino’. En su página de Facebook, apenas su triunfo fue inminente, Parco colocó su número de celular para atender pedidos de entrevistas.
Por supuesto, se puede especular que, a pesar de lo que cuento, Parco es un operador de la defensa fujimorista. Y se puede insistir, contra esa teoría, en que los indicios señalan que es un fujimorista espontáneo que tocó, con éxito, y tras varios intentos (su primer recurso ante la Corte Superior de Ica es del 2013), el gong de la justicia. Pero ello es intrascendente. Lo determinante que una mayoría relativa del TC (su presidente, Augusto Ferrero Costa, dirimió el empate haciendo uso de su voto doble), creyó que hoy que el país está concentrado en tal tremenda confrontación de poderes, que era buen momento para atender el controvertido reclamo de una parte del país a costa de la indignación de otra parte. Veamos el cómo y el porqué de los primeros intentos.
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1. Alan, tal vez
García recibió el 22 de setiembre del 2007 el paquete más extraño que nos ha devuelto Chile: Fujimori extraditado. Era muy pronto e imprudente desbaratar con un indulto un intenso trabajo de fiscales y procuradores; así que presidente y ministros prefirieron sintonizar con la justicia y con los antis de un régimen del que ellos también habían sido víctimas. Recuerden que García convirtió en pequeño relato épico, su huida por los techos durante el golpe del 5 de abril de 1992, que incluyó un operativo para capturarlo. La bancada fujimorista, además, tenía apenas 6 curules, capitaneados por Keiko Fujimori.
Así las cosas, García llegó al fin de su mandato sin que la presión por indultar a Fujimori le apriete mucho el zapato. Por el contrario, contó, en una entrevista radial del 6 de febrero del 2012, que Ollanta Humala, siendo presidente electo, le había planteado el tema: “Me preguntó que pensaba a hacer sobre el tema. (…) Le dije que no podía hacer nada porque era un gobierno de salida y solo en el caso de una complicación gravísima de su salud y que solo poniéndome de acuerdo con él, con el señor Humala, podríamos tomar juntos una decisión sobre el tema”.
Humala, según García, no insistió y no hubo tal acuerdo, que tampoco hubiera sido sencillo, pues había que poner en marcha el aparato judicial y de salud. El propio Humala, cuando estuvo de salida y quiso hacerlo, vio que era una carrera imposible contra el tiempo y contra la burocracia.
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Keiko, por gusto
La familia Fujimori y los fujimoristas connotados empezaron a decir, ya en tiempos de Humala, que el ‘Chino’ estaba viejo, cansado y enfermo de un cáncer en la lengua. Pero no había una campaña intensa y sostenida como para arrancarle una concesión a Humala. Así que este sorprendió a propios y ajenos, cuando, en un encuentro con la prensa, le preguntaron por la carcelería de Fujimori y dijo: “Tiene que haber una gestión de la persona interesada o de familiares cercanos; mientras no haya eso, no se puede dar lo otro”. No dijo que tuviera voluntad de otorgarlo, pero la familia quiso entender que un pedido podría tener buena acogida.
Para entonces, Keiko ya había tenido su primera candidatura presidencial y su bancada había crecido a 37 curules, suficientes para darle guerra al oficialismo junto a apristas y pepecistas. Sin embargo, empezó a experimentar la dificultad que la carcelería de su padre implicaba para su identidad política y para el liderazgo del partido que ya había decidido cambiar de nombre, de Fuerza 2011 a Fuerza Popular. Apostó a las cuerdas separadas: como líder de partido no bregaría por el indulto; como hija, sí.
El 10 de octubre del 2012 se materializó el pedido de indulto. El 6 de junio del 2013, tras recomendación unánime de la Comisión de Gracias Presidenciales de rechazarlo, Humala lo denegó. Es difícil saber si realmente barajó la posibilidad de darlo, pues se escudó en el hecho de que no había ofrecido otorgarlo. Sin embargo, hizo una declaración que mostró empatía con la familia Fujimori y que explica el siguiente intento: “Yo sé el sufrimiento de una familia cuando tiene un familiar preso”. Por el contrario, el fujimorismo juzgó como una burla suprema el rechazo de Humala y así se manifestó, con terribles ironías, cuando Ollanta y Nadine fueron atrapados por el caso Lava Jato. Hasta que este también atrapó a Keiko.
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Antauro, de yapa
El tercer intento fue subrepticio y abortado. Apenas nos enteramos de que, en sus últimos días de gobierno, Humala barajó la posibilidad de tramitar un indulto para Fujimori y para su hermano Antauro, detenido desde que perpetró el ‘Andahuaylazo’ en la madrugada del 1 de enero del 2005. Demoramos en conocer los detalles pues los protagonistas, incluyendo al entonces primer ministro Pedro Cateriano, que dio la alerta a los anifujimoristas; fueron parcos.
Recién en su libro “Sin anestesia” (Planeta, 2020), Cateriano contó que 5 días antes de que acabe el régimen, Humala le dijo que su madre, Elena Tasso, le había pedido que hiciera lo posible por indultar a Antauro. Ese mismo día, el entonces ministro de Justicia, Aldo Vásquez, contó a Cateriano, que había recibido una solicitud de indulto elaborada por el propio Fujimori. Era evidente que había un acercamiento entre la familia Humala Tasso y el entorno de Fujimori; pero Ollanta Humala se puso al margen de ese entendimiento y acató la opinión negativa de Cateriano y de su asesor Wilfredo Pedraza. Les pidió al par que se lo comunicaran a sus padres. En la crónica “La historia secreta del frustrado indulto a Alberto Fujimori y Antauro Humala” (12/2/2021) amplié la versión de Cateriano con declaraciones de otros protagonistas de esta historia. El pedido de Fujimori siguió su curso regular durante el gobierno de PPK y, ante las continuas declaraciones de este contrarias al indulto (era una de las condiciones que le pusieron los aliados antifujimoristas que lo ayudaron a ganar), el ‘Chino’ optó por retirar su solicitud.
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Pavos navideños
El 24 de diciembre del 2017, víspera de navidad, no hubo un intento, sino un indulto efectivo. Pedro Pablo Kuczynski se había salvado de un primer proceso de vacancia 3 días atrás. Como recordarán, los votos que hicieron la diferencia a su favor, fueron los de una decena de fujimoristas capitaneados por Kenji Fujimori cuya agenda política y sentimental se concentraba en liberar a su padre. De ahí que en las siguientes horas se intensificaron los rumores de indulto, pero PPK lo negó a todos quienes se lo preguntaban, especialmente a la izquierda antifujimorista que lo respaldó ante la vacancia.
Consumado el indulto y el engaño a quienes creyeron en la negativa presidencial –de ahí el subtítulo de este capítulo-, hubo protestas espontáneas en plena navidad. El antifujisimo es de los pocos sentimientos, que cuando un hecho lo remece, se autoconvoca para salir a las calles. Lo acabamos de ver el pasado jueves cuando se difundió la noticia de que el TC resolvió a favor un hábeas corpus que valida ese mismo indulto de PPK que un juez supremo anuló. Los días siguientes a la navidad del 2017 se conocieron detalles de cómo se habían apurado unos trámites y alterado otros para lograr la liberación en esa fecha que era una cábala para Kenji y para ‘Los avengers’, como su líder bautizó al grupo que rompió con Keiko.
La libertad le duró a Fujimori hasta el 3 de octubre del 2018, cuando el juez Hugo Núñez Julca, interpretando recomendaciones de la Corte IDH, anuló el indulto y ordenó la orden de captura del indultado. Ya no estaba PPK en el poder, sino Martín Vizcarra, cuya sucesión estuvo asociada a la trama del indulto. No se puede liberar a Alberto Fujimori sin provocar tempestades. Lo confirmó PPK cuando el 21 de marzo, el entonces portavoz fujimorista Daniel Salaverry presentó audios y videos, registrados por el congresista Moisés Mamani, que mostraban a Kenji y a algunos ‘Avengers’, hablando de presuntas prebendas que recibirían del Ejecutivo. Del lado del poder, también había audios comprometedores, como el del entonces ministro de la Producción, Bruno Giuffra, diciendo a Mamani, ‘tú ya sabes cómo es la nuez’. El impacto fue tal que el presidente renunció y evitó acudir al debate de su segunda moción de vacancia. Vizcarra juró como presidente el 23 de marzo.
Ese mismo indulto que costó tanto a PPK y que el beneficiado no pudo disfrutar tranquilo –los fujimoristas cuentan de la inseguridad de Fujimori de no saber si su libertad es sostenible- es el que el TC ha validado. La Corte-IDH ya ha hecho un escueto pronunciamiento crítico. La historia se repite, se agita y se revuelca.
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