Pleno aprobó ley
Pleno aprobó ley
Maria Alejandra Campos

De los creadores del día de la aceituna y el pollo a la brasa, llega galopante el colegio de politólogos. Para usted amigo lector que cree, como el 90% de los peruanos, que una estudia Ciencia Política porque quiere ser congresista, permítame una pincelada de lo que realmente significa la carrera: una improductiva revisión literaria para tratar de entender un poco mejor cómo se organiza y actúa el poder.

¿Nos enseñan a hacer algo en particular en la universidad? No. Un poco de estadística. Un poco de herramientas de política pública. Un poco –poquito– de métodos de investigación cualitativa. Sin duda un sociólogo se puede volver en politólogo con seis meses de diplomado, si es un poco lento de entenderes. ¿Ejercemos alguna función particular luego de egresar? Tampoco. Mis colegas están en consultoras, diversos sectores del Estado, ONG, universidades, etc.

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Algunos investigando, otros organizando proyectos, supervisando presupuestos, manejando bases de datos y un extenso etcétera. Antes de ellos hubo economistas, abogados, sociólogos, antropólogos o administradores en sus cargos y los que los reemplacen serán igual de variados. No hay nada que haga un politólogo que no pueda hacer otro profesional con un poco de práctica. No somos médicos ni ingenieros. Sin embargo, el proyecto de ley que ha aprobado ayer el pleno del Congreso establece que la colegiatura será un ‘requisito indispensable para el ejercicio de la profesión’. Ni Mufasa sería capaz de señalar los límites de tamaño terreno. Esta columna que regularmente uso como espacio de análisis político, ¿califica de ejercicio de la profesión? Una consultoría de mapeo de actores sociales en un conflicto, ¿califica? Las notas de la Unidad de Análisis Político del Diario, ¿califican? Una investigación en una ONG, ¿califica?

La única función para la que parece estar diseñada esta colegiatura obligatoria es para brindar opiniones consultivas al . Es decir, bien podría llamarse colegio de opinólogos y haría una descripción más exacta de lo que busca esta legislación.

Ahora, si fuese barato inscribirse, la oposición a la organización sería un mero ejercicio de catarsis a su inutilidad, pero las condiciones que plantea el proyecto hacen que el problema deba tomarse en serio.

Resulta que solo pueden colegiarse aquellas personas que estén licenciadas en Ciencia Política. Dos aristas en ese requisito: la primera es que la licenciatura recién ha sido obligatoria luego de la Ley Universitaria, con lo cual hay muchos politólogos, incluida mi persona, que son humildes bachilleres. Pero claro, se podría argüir que se trata de ser un poco más responsables y terminar la bendita tesis.

La segunda, la más grave, es que ello implica que solo los politólogos de pregrado podrían colegiarse. Sin embargo, muchos de los politólogos más notables del medio, como los miembros de la comisión de reforma política, llevaron la carrera como posgrado y no calificarían en los estándares del nuevo colegio. Fernando Tuesta, Martín Tanaka, Milagros Campos, Jessica Bensa, Paula Muñoz, Eduardo Dargent, Carlos Meléndez o Alberto Vergara son indignos de ejercer la profesión en el Perú, ni bien alguien decida qué significa eso.

Algunas veces los liberales critican la regulación inútil en el Estado. Este es un ejemplo de manual.