“Salvo Perú Libre y los seguidores de Pedro Castillo, todos los demás estamos ya convencidos de que existe un problema penal grave”, opina José Ugaz. Ex procurador ad hoc para casos de corrupción en el gobierno de Alberto Fujimori, Ugaz sabe que seguirá habiendo fuertes presiones hacia el Ministerio Público. Sabe también que el Congreso tiene ahora que hacer su parte del juego.
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—¿Después de haber visto una jornada de detenciones, allanamientos y huidas, como en una película de Scorsese, qué viene ahora? ¿Cuál es el siguiente paso de la justicia?
Si esto fuera una investigación preliminar penal común, tendríamos un escenario en el que hay una gran cantidad de evidencia, que sobrepasa lo que el sistema penal exige como punto de partida para una investigación preliminar. Ha sobrepasado incluso la siguiente etapa, que es la llamada sospecha reveladora. Aquí estamos frente a evidencia muy sólida, muy abundante y además concurrente. En el derecho penal existe la prueba, pero cuando no existe porque no ha sido posible producirla, o porque estamos en una etapa todavía incipiente de la investigación, existe la teoría de los indicios. La cantidad de elementos acumulados a lo largo de estos meses de investigación es abrumadora. En el entorno del presidente, teniendo a él mismo como centro, se han generado múltiples prácticas de corrupción a través de una serie de prácticas y decisiones de Gobierno que no han hecho otra cosa que establecer un patrón sistemático.
—¿El presidente Castillo está en jaque?
Penalmente hablando, es un jaque con visos de jaque mate. Políticamente hablando, es otra cosa. Como no depende del sistema penal, sino del sistema político, que en este caso está básicamente representado por el Congreso de la República, y ya sabemos el Congreso que tenemos, yo no me atrevería a delinear un desenlace de jaque mate. Si fuera, insisto, una investigación penal cualquiera, esto desembocaría en una detención y probablemente en un fallo anticipado por la cantidad de prueba contundente que existe.
—El Gobierno ha decidido no solo defenderse, sino contraatacar. Desde su experiencia frente a las arremetidas del poder, ¿qué debemos esperar que ocurra?
Esa tesis conspirativa que ha desarrollado Aníbal Torres, diciendo que hay una gran conspiración contra el Gobierno en la que se alínean los medios de comunicación, el Ministerio Público y el Poder Judicial, no se sostiene por ningún lado. No es atípico lo que está ocurriendo, porque cuando un imputado está arrinconado no solo se defiende, sino que suele atacar. Mira lo que ha pasado en Lava Jato: desde un primer momento vinieron los ataques al equipo especial y sus investigaciones. Cuando los corruptos normalmente se ven arrinconados, siempre sacan los mismos argumentos: soy un perseguido político, esto es una conspiración de distintas fuerzas contra mí, los colaboradores eficaces están comprados o están amenazados.
—¿Aún les queda margen de acción al Ejecutivo y a la defensa del presidente?
Ya ensayaron los ataques mediáticos, ya ensayaron la victimización, las articulaciones jurídicas, es decir, la acción de amparo. La idea es llegar al Tribunal Constitucional, seguramente, y lo único que creo que les queda por ensayar es la manipulación del escenario internacional. He escuchado a algunos funcionarios de otros gobiernos o personalidades sostener, por desconocimiento de la coyuntura en el Perú, que aquí hay una reacción racista de un sector que no acepta que una persona como Castillo sea presidente del Perú; lamentablemente, a eso han contribuido con mucha irresponsabilidad quienes hablaron del fraude y no quisieron aceptar los resultados de la elección.
—¿Se refiere a Luis Almagro y la comitiva de la OEA?
Escuchaba el podcast de Farid Kahhat, y él hace una descripción de Almagro que creo que lo pinta bastante cercano a la realidad: es una persona que ha ido veleteando conforme a los vientos políticos. Pero pienso, por ejemplo, en gobiernos como el de Estados Unidos; yo percibo que hay una suerte de complacencia con Castillo. No hay que ser ingenuos tampoco, este es un plan preconcebido para desmontar las instituciones del país y enriquecerse en el corto plazo con esto que yo he llamado una cultura e ideología tribal. Entonces ahí uno arrasa, cual plaga de termitas, con todo lo que encuentra a su paso: pone a sus parientes, a sus paisanos, a sus amigos, a los miembros de su gremio, para tratar de rápidamente poder pescar lo que encuentren en el camino.
—El sistema de justicia hizo su parte y ahora otra vez está en terreno político y constitucional. ¿Procederá una acusación contra el presidente?
Señalando por delante que yo no soy constitucionalista, creo en términos generales que en el punto al que estamos llegando, esto se hace insostenible. Quisiera que el Congreso reaccione, se dé cuenta de que no hay posibilidad de que esto aguante cuatro años más y que tienen que tomar alguna decisión que sea compatible con el sistema constitucional. No me encanta el esquema de la vacancia, pero en una situación extrema como la que estamos viviendo me inclino a pensar que sería la salida menos costosa y menos crujiente respecto de la infraestructura constitucional. Y va a ocurrir si partidos que se han puesto de costado, como una parte de Acción Popular, Podemos y algún otro deciden empujados por la presión pública.