El jueves 7 de junio, los cinco fiscales supremos se reunirán en el piso nueve de la sede principal del Ministerio Público para elegir al próximo fiscal de la Nación, quien debe suceder a Pablo Sánchez Velarde.
Esta elección, como en toda institución con poder de decisión, ha generado discrepancias entre quienes pretenden ocupar el sillón de la fiscalía.
Los fiscales supremos más jóvenes pretenden volver a romper con la tradicional elección del magistrado más antiguo; mientras que otras voces reclaman la continuidad de una línea que se rompió solo con la elección de Carlos Ramos Heredia, quien luego fue destituido por el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) por falta grave e inconducta funcional.
El Comercio ha recogido versiones de diversos involucrados en este proceso, quienes han dado alcances sobre el escenario en el que se llevará a cabo esta importante elección.
—Vínculos e intenciones—
Los llamados al cónclave junto a Sánchez son Pedro Chávarry Vallejos, Zoraida Ávalos Rivera, Tomás Gálvez Aladino y Víctor Rodríguez Monteza.
Hasta el momento, Chávarry se perfila como el sucesor de Pablo Sánchez por ser el más antiguo entre los postulantes.
En enero del 2011, Chávarry fue nombrado fiscal supremo junto con Ramos Heredia, cuando el CNM era presidido por Edmundo Peláez Bardales.
El mismo año, José Peláez Bardales –hermano de Edmundo– se impuso a Pablo Sánchez en la elección del fiscal de la Nación, gracias a los votos de Chávarry y Ramos.
Desde el Ministerio Público comentan que Chávarry está seguro de que jurará como fiscal de la Nación dentro de una semana. A su favor tendría el voto de Zoraida Ávalos, quien lo apoyaría porque si la elección continúa siendo “por antigüedad”, ella sería la llamada a ser la siguiente fiscal de la Nación.
Chávarry además cuenta con que Sánchez votará a su favor. Es conocido que cuando el jefe del Ministerio Público se enfrentó a Ramos Heredia, solo Chávarry votó por él. En el 2015, Chávarry volvió a votar a favor de Sánchez, siguiendo la idea de antigüedad y experiencia.
Hace unos meses, un comunicado de organizaciones civiles que respaldaban una posible reelección de Pablo Sánchez generó la molestia de Chávarry, quien solicitó a la Junta de Fiscales Supremos que se emita un comunicado para indicar que el fiscal de la Nación no volvería a postular.
Fuentes del despacho de Sánchez dijeron a este Diario que “el doctor tiene la intención de cumplir su palabra y no reelegirse”. Así parece haberlo dejado claro en una entrevista brindada esta semana al diario digital argentino Infobae. “Si yo di mi palabra, la voy a cumplir”, contestó cuando le preguntaron sobre la posibilidad de postular a la reelección.
En la Fiscalía de la Nación también es conocido que los fiscales Tomás Gálvez y Víctor Rodríguez –los más jóvenes en el cargo de fiscales supremos– apuestan por la igualdad en las elecciones. Las fuentes apuntan que ni en el artículo 158 de la Constitución ni en la Ley Orgánica del Ministerio Público se establece que el fiscal de la Nación debe ser elegido por antigüedad. Entre las posibilidades que se han deslizado es que uno de ellos pueda postular o que se proponga la reelección de Sánchez.
—El factor Lava Jato—
Continuar por dos años más al frente de la Fiscalía de la Nación, tal como lo permite la ley, no es algo que le quite el sueño a Pablo Sánchez. Sin embargo, sí estaría en desacuerdo con los cambios que ya estaría planeando realizar Chávarry en los principales equipos de investigación del Caso Lava Jato.
Sánchez ha respaldado desde su formación al Equipo Especial Anticorrupción, que investiga los casos de Odebrecht, Camargo Correa, OAS y de otras empresas constructoras. También a los fiscales de lavado de activos que investigan los casos vinculados a los presuntos aportes en los partidos políticos. Incluso, señalaron desde el Ministerio Público, defendió y resistió a los pedidos del Congreso para que los fiscales de los casos emblemáticos fueran interrogados en dicho poder del Estado.
Fuentes del despacho de Chávarry han confirmado a El Comercio que, en efecto, entre sus planes de gestión se ha trazado pedir informes a todos los equipos cuyos casos sean denominados “emblemáticos”.
“Los que sean buenos se quedarán y los malos se irán”, ha comentado el fiscal supremo a sus más cercanos colaboradores.
Además, las fuentes sostienen que Chávarry no responderá a ningún vínculo político y que si bien “no le parece mal una militancia”, el Ministerio Público debe manejarse con independencia.