Fernando Vivas

Todo peruano tiene alguna cuenta personal que ajustar con . El Estado, en representación de todos nosotros, y a través de 4 gobiernos, ha bregado por años para poder extraditar al ex presidente zamarro. ¡Y he aquí que su ex vicepresidente y ex ministro de Defensa, , se paseó por varios sets posando como él mayor indignado! Introducir tu propia narrativa de indignación en medio de tanto resentimiento colectivo, suena impertinente, ¿no?.

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Por supuesto, Waisman tiene razones legítimas para sentirse engañado, maltratado y desplazado por Toledo. Sin embargo, tuvo un año de plena participación en su gobierno, hasta que dejó Defensa, en discrepancia con el primer ministro Roberto Dañino. Ello no marcó su alejamiento de Perú Posible, el partido de Toledo, pues fue elegido congresista en el 2006, hasta que alrededor del 2010 dejó la organización. Antes de su aventura ‘posibilista’ no tenía una trayectoria política conocida que aportar ni que, porlo tanto, se devaluara en el intento.

Por todas estas razones, no era pues, el resentimiento de Waisman, justificación para alzar la voz en medio de un proceso de impecable institucionalidad y acercarse, con riesgo de empañarla, a las instalaciones donde la prensa estaba a la caza de una oportunidad para registrar imagenes del extraditado.

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¡Y Waisman consiguió su oportunidad, pero no como la hubiera querido! El exministro y excongresista toledista Carlos Almerí se le acercó a provocarlo y criticar su antitoledismo. Lo hizo con tal insidia, que a Waisman se le acabó el verbo y le propinó un puñetazo. Fue la nota colorida del día, protagonizada por quien el humor político bautizó como ‘Payasito’. Démosle tan solo el pequeño lugar que merecen a estas narrativas personalistas que buscan robar cámara a una de las narrativas anticorrupción más unánimes de los últimos tiempos.