“Mi misión específica [era de] vigilancia, portando una granada de guerra, la misma que tendría como finalidad lanzarla en cuanto lleguen los ‘perros’”. En octubre de 1993, una columna de aniquilamiento de Sendero Luminoso (SL) masacró a cinco personas en el caserío de Chuquibamba (Cajamarca). Más de treinta años después, Juan Santos Romero, alias ‘JJ’, uno de los senderistas implicados en el atentado, volvería a ser capturado por agentes de la Dirección contra el Terrorismo (Dircote), pero esta vez haciendo un trabajo de adoctrinamiento ideológico, incluso a menores.