La empresaria Sada Goray extendió su influencia- tras pagar, al menos S/4 millones en sobornos a altos funcionarios del gobierno castillista- en el Fondo MiVivienda, la Superintendencia Nacional de Bienes Estatales (SNB), la Sunarp, entre otras instituciones. A la par contó con el respaldo de personas de su confianza para materializar ciertas operaciones.