El humalismo vive un ‘plot point’, un giro sorprendente en una historia que fue perdiendo su condición político-partidaria hasta acabar en la secuela judicializada de una aventura presidencial. ¿Cómo se preparó la rocambolesca ‘fuga legal’ auspiciada por la FAO? ¿Cómo así Nadine Heredia decidió, si acaso fue valiente y sincera esa vez, contradecir su exclamación “¡Quienes huyen son los cobardes!”? ¿Cómo pudo llegar a acontecer esto que sí estaba en su agenda pero no en la nuestra? Todo apunta a que el plan se urdió en espeso secreto. El grupo íntimo de operadores han sido Nadine, su esposo el ex presidente Ollanta Humala, quizá su ex homóloga Dilma Rousseff y un personaje de insólitos procederes, José Graziano da Silva.
—Sopla, José, sopla—
Apenas enterados, el lunes 22 en la tarde gracias a una nota de “The Italian Insider”, de su designación, pusimos los ojos sobre el nuevo jefe de Nadine. Agrónomo ilustre, ex ministro de Lula, estrella del programa Fome Cero, que alivió la malnutrición de millones de sus paisanos pobres, José Graziano da Silva tenía sobrados méritos para ser cabeza de la FAO. Fue postulado por Brasil a inicios del 2011 y ganó por cuatro votos (92 versus 88), a Miguel Ángel Moratinos, ex canciller español de mucha fama en Europa. El Perú votó por Graziano, pero –no nos apresuremos– de allí no hay que derivar un favor por devolver, que de haberlo no sería para los Humala sino para Alan García, quien aún estaba en el gobierno. Además, en estas lides multinacionales, lo común es votar por el candidato del vecino.
Graziano fue elegido el 26 de junio del 2011 y asumió el cargo en enero del 2012. No tenemos evidencia de que conociera a los Humala antes de ello, ni que hubiera respaldado la campaña nacionalista como parte del auspicio ‘petista’ (del Partido dos Trabalhadores de su líder Lula) que, bien sabemos, apoyó al humalismo. Entonces, ¿cómo así se comprometió en una contratación tan polémica? Hay muchas evidencias, incluidas cálidas fotos como aquella de Nadine y José soplando un puñado de quinua en sus manos, de que la pareja presidencial y el hombre de la FAO labraron una estrecha relación a partir de sus cargos.
Graziano tenía pocos meses en la FAO cuando anunció en la sede de Roma, el 11 de junio del 2012, que Nadine Heredia sería embajadora especial de la quinua con miras al 2013, declarado por la ONU Año Internacional de la Quinua. Bolivia llevó esa propuesta a la ONU en el 2011, así que Evo Morales fue declarado embajador. De quién surgió la idea de empatarlo con Nadine, si de ella, de Humala, de Graziano, de Evo o de alguien más, es un misterio por develar; pero fue el cereal el que le abrió, definitivamente, la puerta de salida que franqueó el lunes.
—La FIFA de la alimentación—
Ser embajadora honorífica fue la mayor distinción de Nadine ajena a Ollanta. Se la ve feliz en Nueva York, el 20 de febrero del 2013 en el lanzamiento del Año de la Quinua, junto a Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, Graziano y Evo. Para la promoción local de la planta, tenía la buena disposición del ministro Milton von Hesse, más tarde fugaz precandidato presidencial de su partido.
Aunque a la distancia, podemos suponer que la misión estrechó aun más las relaciones con Graziano. Este fue reelegido a la cabeza de la FAO, el 6 de junio del 2015. Era el candidato único y se sentía tan cómodo en el puesto que unos días antes, en mayo, había invitado a su amigo y ex líder Lula a una conferencia magistral y había firmado un convenio con el Instituto Lula. Casos de potenciales conflictos de intereses que o están proscritos o son sumamente cuestionados en muchos gobiernos nacionales y locales; pero, curiosamente, se permiten en organismos internacionales. “The Italian Insider”, que no le pierde paso a Graziano, ha documentado extrañas contrataciones debido a supuestos favores. El propio caso de Nadine Heredia, a juzgar por los correos entre ella y Graziano difundidos por Jorge del Castillo (admitidos como auténticos por el hombre de prensa de la FAO), muestran que el jefe participa resueltamente en procesos de selección en los que no debiera intervenir. Para forzar un paralelo con otro organismo internacional, aunque privado, su jefe hace aparecer a la FAO como una suerte de FIFA de la alimentación y la agricultura, que escapa a la fiscalización de los gobiernos siendo la propia bastante laxa.
En el 2015, ya había suficientes destapes sobre cuentas y tarjetas ligadas a la primera dama y suficiente temor en los Humala sobre la revancha que se tomarían más tarde sus opositores; como para pedir la ayuda del amigo Graziano. Una fuente de El Comercio dice que es probable que, en un encuentro privado que Humala tuvo con Dilma Rousseff el 22 de abril de este año, este le haya pedido que interceda ante Graziano. Sin embargo, bien podrían los Humala prescindir de intermediarios, pues la relación con el jefe de la FAO se volvió tan estrecha que Humala lo visitó en Roma en noviembre del 2014, el mismo día que visitó al Papa, y volvió a hacerlo un año después, el 20 de noviembre del 2015, de vuelta de la cumbre de APEC en Manila. La escala fue llamativa, porque la Comisión Permanente del Congreso tuvo que reunirse de emergencia para otorgarle el permiso de ampliar el viaje. A los congresistas se les dijo que Humala sería recibido por Matteo Renzi, el primer ministro italiano, pero al final solo sostuvo un encuentro con Graziano.
El jefe de la FAO se ha radicalizado en la defensa de su nueva empleada y el Gobierno Peruano ha llevado su protesta hasta Ban Ki-moon. La situación judicial de Heredia se complica en casa. La FAO contra el Perú y contra un mundo que, si el escándalo tiene más eco, se preguntará por el descontrol de este organismo supranacional.
Aunque su perfil fuera menos llamativo que el de Nadine, está el caso de Jorge Baca Campodónico, ex ministro de Economía de Fujimori. Tras la caída de su presidente, fue involucrado en cargos penales, que se siguieron mientras este se enroló en el FMI (agencia de la ONU con prerrogativas especiales, como la FAO). La Interpol lo capturó en Buenos Aires en el 2003, cuando estaba en una misión del FMI, y el Perú batalló por su extradición, a la que Baca finalmente se allanó. Este antecedente podría marcar un derrotero.
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— Política El Comercio (@Politica_ECpe) 26 de noviembre de 2016