Ricardo Luna
Ricardo Luna
Diana Seminario

La huelga continúa, la aprobación del presidente de la República Pedro Pablo Kuczynski sigue desplomándose, los precios en los mercados van en aumento, el pesimismo se ha vuelto cotidiano, parece que las cosas no tienen cuándo mejorar para el gobierno.

En la encuesta de El Comercio-Ipsos publicada ayer, la aprobación del jefe de Estado es de 29%, mientras que el 64% lo desaprueba. En julio, su popularidad era de 34%. No es muy diferente el caso del primer ministro Fernando Zavala, cuyo nivel de aprobación ciudadana en agosto fue de 24% y en julio de 31%.

A ello se suma la percepción de falta de liderazgo por parte del gobierno y específicamente de PPK, quien no dudó en reunirse con los maestros en huelga, pese a que los grupos más radicales protagonizaron episodios violentos durante las protestas.

Pese a todos los esfuerzos, la huelga no tiene cuándo acabar y las marchas y contramarchas, lejos de tender puentes con el magisterio, debilitan al gobierno, que con la intervención de PPK en las negociaciones quemó su último cartucho.

Ya lo decía Fernando Rospigliosi en su columna semanal en este Diario: “Queda claro que el gobierno no tiene estrategia, no tiene rumbo, no tiene un equipo que asuma la conducción cuando enfrenta un problema político difícil como la huelga magisterial”.

No solo la imagen presidencial resultó mellada con la convocatoria a los huelguistas a Palacio, sino que tampoco se resolvió la medida de fuerza.

En medio de las idas y venidas sobre la solución de la crisis magisterial, el Perú demostró que es capaz de liderar una iniciativa regional contra la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela. Lima fue la sede de la reunión de cancilleres que acordaron desconocer la Asamblea Constituyente venezolana.

Y no solo eso, nuestra diplomacia dio un paso aun más enérgico respecto a la posición peruana con relación a Venezuela al expulsar al embajador de Maduro, Diego Alfredo Molero, quien calificó a nuestro jefe de Estado como “enemigo de la patria de Bolívar”.

Según el ex canciller Eduardo Ferrero, el retiro del embajador de Venezuela en Lima “es un gesto diplomático serio y acertado”.

Además, el presidente Kuczynski tuvo severas afirmaciones contra Nicolás Maduro: “¡Que se vaya! Él es un dictador y ha hecho un golpe de Estado con una elección fraguada para eliminar a su Congreso”.Como se ve, cuando hay un objetivo claro, se toman decisiones contundentes y el Perú se convierte en un referente regional de liderazgo en la defensa de la democracia en América Latina.

Eso pasa cuando detrás de estas decisiones existe un equipo de profesionales como los diplomáticos de Torre Tagle, liderados por nuestro canciller, Ricardo Luna.

Las cosas son distintas y las decisiones erráticas cuando no existen objetivos claros y los odios y los prejuicios nublan la capacidad de discernimiento. Y eso es lo que se ve en las otras instancias del gobierno.

Así, en medio del caos interno, decisiones equivocadas y falta de olfato político, las acciones del Ministerio de Relaciones Exteriores brillan con luz propia y convierten al Perú en un referente y al presidente Kuczynski en un líder regional. Ya dice el refrán: “Luz de la calle, oscuridad de su casa”.

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