“Fue un interrogatorio en regla sobre las cosas que se tienen”, argumenta el congresista ante los cuestionamientos por las preguntas que planteó la Comisión Lava Jato a Keiko Fujimori. (Foto: Anthony Niño de Guzmán/El Comercio)
Diego Chirinos

se muestra optimista sobre el futuro de la relación con el Ejecutivo. Sin embargo, no deja de ser crítico cuando habla de la delegación de facultades.

—¿El voto de confianza al Gabinete liderado por Mercedes Aráoz confirmó un nuevo giro en la relación Ejecutivo-Congreso?
El presidente tuvo el tino de guardar el tema de una eventual disolución del Congreso para recurrir a una figura que ya estaba en el Parlamento [Mercedes Aráoz]. Eso le da un respiro sin duda alentador al Gobierno. Se ha recuperado el ambiente en el cual el Parlamento tiene ánimo de colaborar, a pesar de tener mayoría opositora.

—¿Cuánto podrá durar esa luna de miel?
No veo motivos para que se desaten nuevas hostilidades. La buena relación con el Ejecutivo puede seguir hasta el final del mandato. Salvo que la inacción o la parálisis del país se acentúe. Eso sí motivaría un reclamo de la oposición.

—¿Esa buena relación implicará otorgar facultades legislativas?
Con el mismo escepticismo que tuve para dárselas al Gabinete Zavala, hoy digo que no debemos darle facultades al Gabinete Aráoz. Ninguna. Ya se le dieron bastantes al Gobierno. ¿Necesitan más? Que presenten proyectos de ley. La primera ministra es congresista, puede venir a defenderlos.

—La intención de las facultades es precisamente acelerar ese proceso.
Es que no lo hacen. El ejemplo es lo que ocurrió [con las anteriores facultades]: se le dieron 90 días y los decretos salieron a partir del día 80. Si se trata de [reactivación económica y prevención de desastres], se pueden hacer a través de proyectos de ley. Las facultades tendrían que ser revisadas después y, si se exceden, ser derogadas. Son situaciones de conflictividad innecesarias.

—¿Es su opinión o una posición de bancada?
Es una posición de bancada. No vamos a dar las facultades legislativas al Gabinete.

—La primera ministra tuvo un vínculo estrecho con el Apra. ¿Le solicitó a algún miembro de su bancada que se sumara al nuevo Gabinete?
No.

—Si lo plantea, ¿podrían evaluarlo?
Como presidente de la comisión política del Apra, le cuento que hemos acordado en un plenario nacional que el partido no participará en puestos de confianza de este gobierno.

—Jorge del Castillo se mostró, por momentos, cercano al Ejecutivo. ¿Él fue parte de ese acuerdo?
Él estuvo. Probablemente, eso haya sido un tema de vanidad, de hacer que mencionen su nombre. Pero el partido nunca dio su aquiescencia.

—Keiko Fujimori se presentó el viernes ante la Comisión Lava Jato, de la cual forma parte. ¿Qué evaluación hace de sus respuestas?
Dio respuestas que sabíamos iba a dar. Cuando invitamos a alguien, es para que las oficialice, hacerle repreguntas, y que brinde documentación sustentatoria. Ahora hay que cotejarlas y, a partir de lo que se encuentre, volverla a citar.

—¿La volverán a citar?
Yo tengo dudas respecto a la empresa Compañía General de Combustibles, la cual habría recibido dinero no justificado. Esta, a través de grifos, habría aportado a su campaña. Y, cuando buscas quién es el dueño, es el congresista Osías Ramírez –hermano de Joaquín Ramírez–. No digo que sea una prueba, pero hay que verificar el origen lícito de ese dinero.

—Para algunos, el interrogatorio a Keiko Fujimori fue, cuando menos, distinto a otros de la comisión.
Fue un interrogatorio en regla . En el caso de Keiko Fujimori, la primera declaración de Marcelo Odebrecht, en la cual dijo que “debería” haber aportado [a su campaña], y la anotación del celular. ¿Qué más se le va a decir? ¿Se le va a gritar para hacer un poco de show ante las cámaras? Sería ridículo.

—¿Por qué su interrogatorio fue más corto que el de otros citados y más circunscrito al tema particular?
A otras personas se les interrogó más porque fueron funcionarios públicos con determinados actos. Eso ya implica un montón de pasos y preguntas. Fujimori solo fue congresista y en ese ámbito no hubo ningún esquema imputable para esta comisión; solo ahora, como candidata. Entonces, las versiones que se pueden cotejar son solo las dos antes mencionadas. Ahora, hay que comparar su movimiento migratorio con el de los brasileños, ver sus pagos de impuestos, informes de la UIF, reportes de la Sunat, etc.

—¿Cuál fue el sustento para citar a Keiko Fujimori el día después de una jornada tan larga como la del voto de confianza?
Hay que preguntárselo a la congresista Rosa Bartra [presidenta de la Comisión Lava Jato]. Yo insistí meses para citar a Alan García y no lo hizo. Dijo que todavía hacían falta más elementos de juicio. Sin embargo, nos dimos con la sorpresa de que Keiko Fujimori estaba citada para el viernes y la citación de Alan García será para la primera semana de diciembre.

¿A qué atribuye esa medida sorpresiva?
Probablemente a un intento de salir de una vez del tema. Pero eso no pasa, porque la volveremos a citar.

—La decisión de investigar bajo la ley de crimen organizado a los líderes de Fuerza Popular y el Apra generó que sus bancadas acusaran una supuesta persecución política. ¿Por qué perseguiría ese objetivo un fiscal?
Un enfermizo figuretismo, ahora que los fiscales salen en televisión y empiezan a hablar. O la predisposición política de personas ocultas –no sabemos quiénes– que lo inducen a realizar estas aberraciones jurídicas.

—¿Personas ocultas provenientes de algún sector en particular?
El señor Kuczynski tiene un abogado [Augusto] Loli, ¿no? Pregunto: ¿En su estudio trabaja un familiar del fiscal de la Nación?

—¿Lo pregunta o lo sabe?
Lo pregunto. Sería bueno saberlo porque hay cosas raras. El fiscal [Castellanos] tiene un prejuicio y su resolución es un catálogo de odio político.

—Si bien hasta ahora no hay pruebas directas contra Alan García, existen diversas cuentas en bancos de Andorra relacionadas a directivos de su último gobierno.
Y hay investigaciones abiertas sobre eso. Así existan 20 personas que cometieron actos de corrupción, ¿eso indica que hay una organización criminal encabezada por un presidente? Generalmente, esos son actos ocultos. Para eso, justamente, tienen bancos en Andorra. Ante esa información, estamos pidiendo el mayor castigo para todas esas personas, que no eran militantes [apristas].

—A pesar de no serlo, eso sucedió en su gobierno. ¿Hay siquiera un mea culpa del Apra en ese sentido?
Hay un mea culpa por no darnos cuenta, pero a veces es imposible. Yo no sé si hoy algún empleado mío está coimeando a alguien. Las imputaciones contra el Apra se magnifican, mientras las que se hacen contra otros gobiernos se minimizan.

—Sin embargo, cuando se investigaba al ex presidente Humala, el Apra cuestionó a la fiscalía por ser “blanda”. ¿Cómo entender ese doble discurso?
No es un doble discurso, sino una evaluación en función de los hechos. Si la fiscalía se ponía pies de plomo frente a una persona que decía abiertamente que le dio US$3 millones al señor Ollanta Humala, es evidente que había que criticar. No hay un hecho fáctico que merezca una crítica similar imputable a Alan García. Como están desesperados por tratar de meterlo, se inventan todo lo de la red criminal.

—¿Por qué estarían desesperados si él ya dijo que no volverá a postular a la presidencia?
Es que no le creen, pues.

—¿Usted le cree?
Le creo porque lo conozco, pero es obvio que estamos en el 2017. Todo puede pasar.

—¿Incluso una candidatura presidencial de Mauricio Mulder?
Todo puede pasar. Yo me considero un parlamentario y estoy entusiasmado con la creación del Senado. Después, veremos.

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