El principal problema en Lima es la inseguridad ciudadana, eso lo tienen claro los mismos vecinos, y también los candidatos a la Municipalidad de Lima. Sin embargo, no todas sus propuestas van de la mano con lo que el limeño busca. “Lo que el ciudadano pide creo que en general es tranquilidad para su día a día. Una cosa que le ocurre mucho al ciudadano es que tiene miedo a lo que le pueda ocurrir en la calle, el miedo a que la atropellen, el miedo a que le roben, el miedo a que le asalten, el miedo a que lo maten. En el caso de las mujeres, el miedo a que la violen. Creo que ese es el principal temor que se extiende”, dice el criminólogo Nicolás Zevallos.
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—En concreto, ¿de qué hablamos cuando hablamos de inseguridad ciudadana, real o percibida?
Lo que el ciudadano pide creo que en general es tranquilidad para su día a día. Tiene miedo a lo que le pueda ocurrir en la calle, el miedo a que lo atropellen, el miedo a que le roben, el miedo a que lo asalten, el miedo a que lo maten. En el caso de las mujeres, el miedo a que la violen. No estamos hablando de solamente la frecuencia, sino de lo que se desencadena después de ese robo. Te roban el teléfono, allí está todo, tu cuentas bancarias, tus redes sociales. ¿Hay motivos para temer? Claro, por supuesto que sí.
—Entonces, ¿por dónde se empieza?
Entendiendo cuál es el problema específico que se tiene. Una cosa es que te roben el teléfono, otra cosa es que te asalten en la calle, y otra, que te extorsionen. Si hablamos del robo de celulares, eso implica una lógica de protección de espacios donde se concentra gente. Es distinto a si hay un asalto en un lugar oscuro camino a tu casa, o si vienen a decirte en la puerta de tu chifa que tienes que pagar cinco soles al día o te revientan la luna.
—¿Tienen idea los candidatos a la alcaldía del monstruo al que se enfrentan? Lo que proponen hace pensar que no, por más que repitan y repitan sus planes.
Hay algunas propuestas que ya existen, que están en curso. En vez de decir: “Vamos a crear nuevas juntas vecinales”, podrían ofrecer darles impulso a las que ya están conformadas. Hay un segundo bloque de propuestas que escapan a la competencia del alcalde: crear nuevos centros penitenciarios no es su competencia; arrestar gente tampoco. Hay un tercer nivel de propuestas que son de corte muy operativo, pero que ignoran la enorme brecha de capacidades técnicas y de estructura que tenemos en el país. Se habla de tecnología de punta para la seguridad ciudadana, pero algunas comisarías no tienen Internet, algunas no tienen luz ni agua. Den una vuelta por el puesto de policia que está en el Morro Solar, vayan a ver en qué estado se encuentra el puesto que cuida la estructura en telecomunicaciones más importante de la ciudad de Lima.
—Y además no hay plata. El presupuesto de la Municipalidad de Lima no es nada de lo que uno pueda enorgullecerse.
El primer año, se tiene el presupuesto que definió la gestión anterior y viene con una enorme deuda. El segundo año recién tienes un presupuesto propio, pero en algunos casos la inversión pública demora por lo menos un año en ser insertada en la programación de la priorización del MEF. Entonces puede que recién tengas en tu último año de gestión los recursos para iniciar la obra.
—¿El alcalde puede apoyar en asuntos logísticos? Por ejemplo, compra un lote de radios y se los da a los policías de su localidad.
Sí, pero te pongo un ejemplo crítico: la policía usa un tipo de radios distinto al del serenazgo, no son compatibles. Para que el serenazgo se comunique con la policía, cuando hay una emergencia tiene que llamar al 105 o, en el mejor de los casos, llamar por teléfono celular o por WhatsApp al comisario.
—¿Hay algo que sí pueda hacer el alcalde, y para lo cual sí tenga facultades y dinero?
No perdamos de vista que el alcalde es el responsable político de la seguridad ciudadana a escala local. Una de las cosas que se debería hacer de inmediato es que la municipalidad ponga a disposición táctica y operativa sus recursos. Hubo una experiencia en Miraflores: la municipalidad alquiló un local para el Ministerio Público en este distrito; entonces, los vecinos ya no tenían que desplazarse hasta el Centro de Lima para poder hacer sus trámites.
—Reforzar el serenazgo es otra idea que sí puede funcionar.
El serenazgo es un funcionario municipal, pero en muchos aspectos es el primero en responder. Eso tiene una lectura positiva de parte de la gente, muy a pesar de que el serenazgo no tiene muchas capacidades de resolver nada. Pero si su sola presencia funciona, sirve como disuasivo o como tranquilizante, eso es un montón para una ciudadanía que anda con temor. Se puede trabajar en que el serenazgo tenga un menor tiempo de respuesta ante emergencias que tienen que ver con la convivencia, como ruidos molestos, vecinos fastidiosos o carros mal cuadrados, y así se descarga a la policía de esas tareas.
—¿Cómo trabajar la prevención? Ningún candidato a la alcaldía lo mencionó en el debate porque es lo menos sexy, políticamente hablando.
Lo que hay que hacer es recuperar, revalorar y darle sentido a la cultura de autogestión. La migración tiene un origen autogestionario, hay que recuperar eso en torno a los espacios que son peligrosos, darles herramientas y elementos a estos sectores locales para que ellos recuperen su espacio en función a sus necesidades propias. Un alcalde debe mirar la seguridad no solamente como un asunto de policía y serenazgo, sino como una lógica de convivencia. Y esa convivencia incluye cultura, deporte, urbanismo, ornato y servicios.