¿Y la otra agenda, la autoritaria?, por Juan Paredes Castro
¿Y la otra agenda, la autoritaria?, por Juan Paredes Castro
Juan Paredes Castro

Las agendas atribuidas a podrían llegar a diez o a más de diez. No importaría el número ni quién las oculta ni quién las descubre. Importaría más el tiempo y contenido reales de las mismas, y a qué propósitos responderían.

Por tratarse de testimonios vinculados a quien ha hecho una larga carrera por el poder, detrás de , y que hoy forma parte de ese poder, no estamos ante el diario romántico de una señora enamorada de la política ni ante la bitácora ideológica y soñadora de una heroína de la gran transformación.

Tal parece que la hoy primera dama tiene el celo personal de dejar, en claves de puño y letra, el registro cotidiano de lo que piensa, proyecta, coordina y maquina sobre los usos del poder. Y también, de paso, sobre los usos económicos y financieros de la política, dependiendo si sirven al bien común o al provecho propio.

Frente a un coronel, como el de Gabriel García Márquez, que no tiene quién le escriba, hay por lo visto un comandante, como el de Nadine Heredia, que sí tiene quien le escriba agendas que le han abierto el camino a la presidencia; otras presumiblemente de cuando ambos buscaban quedarse en el poder; y aquellas, de puño y labia, que tendrían que ver con los actos y omisiones del hasta ahora no desmentido cogobierno Humala-Heredia.

No sabemos cuán secretas sean y a qué buen recaudo se encuentren esas otras agendas, que podrían revelar nuevos detalles sobre el abortado proyecto encubierto de reelección conyugal y el plan de inhabilitación política del ex presidente Alan García, como eventual contendor del 2016.

Mientras las agendas entregadas a la procuradora Julia Príncipe son sometidas a su verificación, antes de pasar a formar parte de las investigaciones fiscales y parlamentarias, el Congreso, ahora como contrapeso real del Ejecutivo, debiera disimular menos y ocuparse más de la otra agenda que involucra a la señora Heredia, contraviniendo todos los preceptos legales y constitucionales: la del cogobierno, que no necesita estar escrita de puño y letra ni pasar por un peritaje grafotécnico.

Se trata de la agenda autoritaria de flagrante intromisión en aquellos poderes para los que ha sido elegido el presidente Humala y designados ministros, viceministros y funcionarios públicos.

Que no se repita la desgracia del caso omiso que se hizo en el pasado al tan advertido cogobierno Fujimori-Montesinos, para luego despertar a una consumación de hechos de difícil reversión.

Luis Iberico, que conoce más que nadie cómo se develaron, una a una, las entrañas de ese nefasto cogobierno, no debiera tardarse en demandar un claro deslinde respecto del actual, por el bien de la salud legal y constitucional del Estado y el país.

Es bueno pues investigar agendas de puño y letra que podrán encerrar supuestos actos irregulares o ilícitos de manejo de fondos electorales, pero sin dejar a la vista gorda y a la impunidad agendas espúreas que se entrometen en el curso de nuestra historia democrática.

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