Para pasar a segunda vuelta, los candidatos empatados en el tercer lugar con 9% no solo deben vencer a PPK. También tienen que derrotar al competidor con el que hoy se encuentran hombro a hombro. Si uno de los dos no logra desmarcarse del otro, es posible que ambas candidaturas se cancelen mutuamente, al dividirse los votantes y al dificultar con eso superar al candidato del cuy.
Ni Barnechea y Mendoza, de hecho, tienen un voto duro importante. Según la encuesta que publicamos hoy, solo el 8% de electores declara que definitivamente va a votar por el primero y solo 7% lo hará por la segunda. Por lo cual, no debería ser tan difícil que uno le robe electores al otro.
¿Quién está mejor equipado para adelantar al otro en el mes que queda hasta las elecciones? Pues comparémoslos para tratar de averiguarlo.
Empecemos con las propuestas de ambos. En el terreno de los derechos civiles, ambos están a favor de mayores derechos para las parejas homosexuales y de una mayor libertad de la mujer para abortar. En ese campo, no hay nada que permita a uno distinguirse del otro. En el terreno de las propuestas económicas, ambos son socialistas: los dos quieren más intervención, más empresas públicas, menos apertura comercial y un Estado que subsidie fuertemente a más ciudadanos. Su compañía congresal, de hecho, es elocuente: Verónika, por ejemplo, tiene a su Dammert, pero Barnechea tiene a su Lescano. No obstante, Mendoza está claramente mucho más a la izquierda y es considerada antiminera. Eso podría hacer más fácil para Barnechea apuntar al centro, donde se encuentra la mayor cantidad de votantes y sacarle un cuerpo a la lideresa del Frente Amplio.
Otra área en la que Barnechea la tiene más fácil que Mendoza es en cuanto a sus credenciales democráticas. Casi se ha necesitado un sacacorchos para arrancarle a Verónika una declaración en la que critique al régimen chavista, al que en numerosas ocasiones ha llamado “democracia”. Y, pese a eso, sigue llamando golpista a Leopoldo López. Este es un flanco en el que le será fácil golpear a Barnechea para sacarle ventaja a su contrincante.
Donde sí puede tener una ventaja Mendoza es en su capacidad para empatizar con las masas. Ella es una profesora sencilla, cercana y carismática. Barnechea, por su lado, por más que diga que es un “provinciano de clase media”, es bastante más pituco de lo que le conviene a su campaña. Solo la biblioteca de su casa –la cual le encanta exhibir– es más grande que los hogares en los que viven la mayoría de peruanos. Habla, además, de forma alambicada y proyecta cierta imagen de soberbia que podría generar antipatía en algunos ciudadanos. Los peruanos, como evidencian las encuestas, ya están cansados de egos colosales en la política.
Finalmente, Mendoza tiene algo más a su favor: es consecuente. Siempre ha sido una militante del rincón más extremo de la izquierda peruana. Nunca ha cambiado de tienda política y siempre ha sido fiel a sus ideas extremas. Cosa que impide que sus adversarios la tachen de veleta. Barnechea, en cambio, hoy reivindica la imagen de Belaunde y da discursos con su imagen a la espalda. Pero lo cierto es que sus principales momentos en la política los pasó al lado del Apra y que fue muy crítico del belaundismo en esos momentos. Y se lo van a empezar a sacar en cara. Por ejemplo, en 1983, declaró a “Caretas” que el gobierno de Belaunde “no ha solucionado ninguno de los grandes problemas del país”. Asimismo, ese mismo año declaró al diario “La Prensa” que “el pueblo está cansado de la política de pobreza que aplica este gobierno” [refiriéndose al del arquitecto de la lampa]. Es esperable que el pasado político de Barnechea regrese a acecharlo en esta campaña.
En fin, aún es temprano para saber si uno de los dos competidores se podrá desmarcar claramente. Lo cierto, es que tanto Mendoza como Barnechea tienen dónde pegarle fuerte al otro.
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