En los próximos días se conocerán otros seguimientos practicados por los servicios de inteligencia en este régimen y probablemente hasta se produzca una crisis en el gabinete. Uno de estos aparatos, adscritos a la DINI, tiene armado un expediente contra Tania Quispe, la jefa de la Sunat; la mayor bajeza es que para lograrlo le ofrecieron custodia para su hijastro y luego enviaron espías a fotografiarlo.
En los casos de Jorge del Castillo, Natalie Condori, Jorge Paredes Terry y Cecilia Tait, me queda claro que el objetivo era que un medio de comunicación terminara publicando los expedientes armados por los espías al servicio del nacionalismo: el plan, puesto en marcha hace dos años, pasaba porque fuera la propia prensa quien acusara a los opositores al régimen de usar influencias, dineros o bienes del Estado. El desprestigio es el mejor camino para deshacerse de los contrincantes políticos.
Pero tenderle una trampa a la superintendenta, implicando a un menor de edad, revela la intención de controlar su importante cabeza. Y no solo la suya, pronto veremos lo que les hicieron a otras testas más.
La decisión del director de “Correo”, Iván Slocovich, de sacarle la vuelta a los intereses de su fuente y abordar el tema de fondo, ha sido fundamental para la democracia. De haberse dejado manipular, los ciudadanos estaríamos ahora ocupándonos de los detalles, olvidando que los organismos de inteligencia del Estado, incluyendo sus presupuestos, vienen siendo utilizados por el humalismo para atacar a la oposición, con la intención, abyecta de perpetuarse en el poder.
Y aunque, formalmente, la vicepresidenta no puede denunciar que la estuvieran siguiendo, ella encontró la ocasión de filtrar el informe de su propio seguimiento.
El presidente ha delatado, inconscientemente, a las cabezas de estos operativos: Para defender a la Dirección Nacional de Inteligencia ha citado los éxitos de las capturas de ‘Artemio’, ‘Gabriel’, ‘Alipio’, Orellana y Benedicto Jiménez; y es de dominio público que esos éxitos se los han irrogado, indistintamente, Iván Vega, el viceministro de Defensa, y Daniel Urresti, el ministro del Interior.
El destape y la buena orientación que le ha dado “Correo” a la artimaña política del gobierno ha obligado a Humala a desclasificar la información de la DINI, pero ¡Cuidado! La ha enviado a la Comisión de Inteligencia presidida por un nacionalista sin capacidad ni crédito.
A tientas, el gobierno avanza al precipicio por seguir la orientación cubano-chavista de perpetuarse en el poder aniquilando a la oposición. A estas alturas Ollanta quisiera ser Ortega o Evo; pero él llegó tarde a la coyuntura y le faltó talento.
Aun en medio de la crisis Humala se muestra incapaz de darse cuenta de su debilidad e insiste con Urresti. Por eso la oposición debe tomar el control del Congreso: fortalecerse, haciendo concesiones a la bancada rebelde de Gana Perú y a la de Acción Popular- Frente Amplio. Será la única forma de presionar para que Humala nombre un gabinete concertado que garantice que se cumplan los plazos para llegar, en los márgenes democráticos, al 2016.