Jorge Montoya

La historia de la política en el mundo, y particularmente en nuestro país, está formada por una serie de rupturas, disidencias y traiciones, motivadas generalmente por intereses particulares y tentaciones caudillistas, rara vez en favor del interés general de la Nación o las grandes mayorías.

Recientemente, repitiendo estos errores históricos, hemos vivido un cisma en nuestra antigua bancada, dando lugar al nacimiento de un nuevo , donde nos encontramos comprometidos en seguir cultivando las ideas libertarias, el respeto a la Constitución y el desarrollo del país.

Hasta hace poco estuvimos albergados en la , donde en estos últimos años nos hemos conducido con probidad, criterio técnico y profundo respeto al orden jurídico y el sistema democrático. Situación que al parecer no ha sido del agrado de la alta jerarquía del Partido del mismo nombre, quienes no tuvieron mejor idea, que modificar inconsultamente y violando el debido procedimiento, el Reglamento Interno de la Bancada, para asumir el control absoluto, afectando el principio constitucional contenido en el artículo 93, que establece que los congresistas no estamos sujetos a mandato imperativo, lo que garantiza nuestra independencia en la función legislativa.

Somos absolutamente creyentes que la democracia es el mejor sistema de organización social y la constitución el único medio de poder regulador para las instituciones y el ciudadano.

En este contexto, en defensa de nuestra libertad de pensamiento y frente a las intolerables violaciones al debido procedimiento, nos hemos organizado en un nuevo bloque parlamentario donde mantendremos nuestra invariable conducta al servicio del país, las libertades económicas, la defensa de la familia y la vida.

Nuestro alejamiento obedece a razones de conciencia y honor, ajeno a cualquier cálculo político que pudiera ensombrecer nuestra meditada decisión. No es nuestra pretensión formar un nuevo partido político, por el contrario es una ratificación de nuestro compromiso con la función parlamentaria y el juramento que hemos prestado para servir al país desde la representación, producción legislativa y la fiscalización.

Somos conscientes que, en la actual coyuntura de permanente crisis política nacional, el Congreso de la República se ha convertido en el único factor de gobernabilidad, para evitar las tentaciones autoritarias y un salto al vacío, que lo único que puede generar mayor polarización entre los peruanos, desconfianza en los agentes económicos tareas impostergables en la reactivación económica y la reducción de la pobreza.

Tenemos igualmente el propósito de tender los puentes necesarios con las bancadas democráticas del Congreso para darle estabilidad en la gobernanza de nuestra patria. Todo con el favor de Dios.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.


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