‘Fast track’ para PPK, la columna de Jaime de Althaus
‘Fast track’ para PPK, la columna de Jaime de Althaus
Jaime de Althaus

El , gran oportunidad para que el mundo nos mire, fue recibido con sabotajes al oleoducto, tomas e incendios de minas, y un paro indefinido y un siniestro nada menos que en Machu Picchu y en Larcomar respectivamente, los dos destinos turísticos más importantes del país. APEC viene y se va, y nosotros nos quedamos con la sensación de que no podemos manejar los conflictos ni las condiciones para que haya inversión minera ni hidrocarburífera que beneficie a todos, incluyendo a las comunidades por supuesto. Después de más de 20 años, no encontramos las fórmulas institucionales y de gestión que la haga posible. Y eso revela incapacidad nacional de aprendizaje y discusión.

Mientras tanto, la popularidad presidencial empieza a declinar y si eso trae consigo una oposición congresal más arisca o populista, el gobierno puede perder el control del país.

Sugiero un ‘fast track’ para revertir esta peligrosa tendencia, contrarrestar la ofensiva radical contra la minería, crear condiciones estables para la inversión con beneficio comunal y, de paso, levantar la aprobación presidencial: que el presidente Kuczynski haga un periplo comunidad por comunidad en todo el corredor minero del sur llevándoles una propuesta concreta y tangible de desarrollo rural integral.

Esa propuesta la tienen ya elaborada y georreferenciada Leopoldo Monzón de Proesmin (que la trabajó para el Banco Mundial) y Carlos Paredes de Sierra Productiva. Es un plan que podría ser compatibilizado con proyectos en marcha de los distintos sectores y expuesto a las distintas fuerzas políticas presentes en el Congreso para buscar su apoyo político y pedirles sugerencias que lo enriquezcan.

Se trata de un plan perfectamente aplicable y que no costaría mucho –alrededor de unos 500 millones de dólares, perfectamente financiables contra  el canon futuro dentro del concepto de “adelanto social” prometido en el plan de gobierno de . Su ejecución permitiría convertir a todos los campesinos en prósperos empresarios autodependientes, vendiendo el mercado y eventualmente exportando. Estarían ocupados a tiempo completo en sus negocios en lugar de entregados a la bárbara ocupación de tirar piedras para conseguir dinero de la mina. Resolveríamos el problema secular de la pobreza andina.

Y la mina, así, sería parte de la solución, única manera de darle viabilidad a las importantes inversiones como Las Bambas en Apurímac, Antapaccay y Constancia en el Cusco, Arcata, Cerro Verde y Tía María en Arequipa, Toquepala y Cuajone, entre otras, así como a diez o quince proyectos más que podrían desarrollarse con tanto valor como los anteriores si hubiese condiciones y beneficio compartido.

Para convencer a PPK de encabezar personalmente esta cruzada añadamos lo siguiente: el plan señalado contiene soluciones de agua potable para todas las familias rurales, uno de sus grandes objetivos. Si PPK se decide a hacerlo, el Perú cambiará. Tendremos un país con crecimiento acelerado y armonía social a la vez.   

MÁS EN POLÍTICA...