Píldora del día siguiente: TC pide respetar decisión de juez
Píldora del día siguiente: TC pide respetar decisión de juez
Diana Seminario

El debate sobre la distribución gratuita del anticonceptivo oral de emergencia (AOE), conocido como la píldora del día siguiente, ha vuelto a poner sobre el tapete el debate sobre cuándo se inicia la vida de una persona, los derechos del concebido y los efectos secundarios del fármaco.

No pretendo ahondar en los conceptos a favor y en contra de la píldora, porque la libertad de cada persona la hará evaluar si toma o no la pastilla en una situación de “emergencia”, es decir luego de haber tenido relaciones sexuales sin protección durante los llamados “días fértiles”, que no son otra cosa que el período de ovulación de la mujer.

“Si vas a las farmacias y tienes dinero, puedes comprar, y hay 35 diferentes marcas, [pero] el hecho de que el Minsa no pueda tener la capacidad de distribuirlo, cuando se necesita, es un ejemplo de inequidad supina. Eso es inequidad y no debe haber inequidad. No puede ser que el que no puede pagar, no tenga acceso a algo”. Así se expresó la ministra de Salud, Patricia García, diez días antes de que el Poder Judicial emitiera la medida cautelar que ordena el reparto gratuito de la píldora, luego de que en el 2009 el Tribunal Constitucional prohibió su distribución al considerar que uno de los efectos del fármaco podría ser abortivo al impedir la anidación del óvulo fecundado.

En el Perú, la Constitución defiende al concebido en todo cuanto le favorece, y se considera que la concepción se inicia cuando el espermatozoide fecunda al óvulo. El nuevo concepto de embarazo promovido por determinados sectores determina que la vida se inicia al momento de la implantación en el útero. Pero ese es otro tema.

Es imposible discrepar con la ministra García cuando afirma que “no puede ser que el que no puede pagar, no tenga acceso a algo”. Totalmente de acuerdo.

Bajo esta premisa, es urgente entonces distribuir gratuitamente aquellos medicamentos a los que las familias sin recursos no pueden acceder.

¿Cómo haríamos con los costosos tratamientos contra el cáncer? Es una cuestión de justicia urgente. ¡Quimioterapia gratis, ya! ¿No sabemos acaso los dramas de quienes han tenido que vender su casa y todo lo que podían por solventar el tratamiento contra el cáncer de un miembro de su familia? Eso, señora, es una inequidad supina. Una persona con seguro privado sí puede luchar contra el cáncer. ¿Por qué el pobre no?

Como dijimos párrafos anteriores, cada quien es libre de estar de acuerdo o no con el famoso AOE. ¿Pero qué pasa con los contribuyentes que están convencidos de que el fármaco causa abortos y están en contra de este? ¿Con sus impuestos debe pagarse la millonaria compra de una droga con la que definitivamente no están de acuerdo?

Y a propósito de compras. El Poder Judicial ha dado al Estado treinta días de plazo para iniciar la distribución de la píldora. Si entendemos bien, en ese lapso no podría hacerse un concurso público, entonces se optaría por la compra directa, ¿es así?

Vivimos en un país con demasiadas inequidades supinas. Ojalá que la ministra García ponga el mismo ímpetu en solucionar todas estas diferencias. Los niños que esperan por antibióticos contra la neumonía se lo agradecerán.

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