En el medio contra el miedo, la columna de Cecilia Valenzuela
En el medio contra el miedo, la columna de Cecilia Valenzuela

Se acaban los días de esta primera vuelta electoral y, como siempre, los peruanos hemos vuelto a vernos las caras llenas de odio, de miedo o de pesimismo.

Ayer, 5 de abril, la izquierda movilizó con éxito a miles de jóvenes para recordar el autogolpe de en 1992. Sin embargo, en los últimos 15 años no ha convocado a una sola movilización para celebrar el 22 de noviembre del 2000, día que cayó la dictadura contra la que se luchó en tremenda desventaja.

La fecha que marcó el inicio de las sanciones contra los magistrados, los militares, los funcionarios públicos, los dueños de los canales de televisión y los políticos que se habían prestado a la corrupción, la persecución contra y el inicio del proceso judicial contra Alberto Fujimori pasa inadvertida. Pero la fecha en la que la frágil democracia peruana fue violentada, una vez más y con la ayuda de los militares, se exalta y se conmemora. Se celebra la derrota que sufrió la civilidad, pero se olvida el triunfo que la sociedad impuso contra el autoritarismo.

La polarización vuelve a marcar, con un trazo fiero, doloroso y violento nuestras vidas.

Los fujimoristas se defienden de los señalamientos; se compromete y lo firma, pero el estilo de su organización, el tufo revanchista con el que su propio hermano hace política, recuerdan la intolerancia de otros tiempos y le impide convencer.

Mientras la izquierda radical, que sigue viviendo de las derrotas, de las víctimas de la guerra que Sendero Luminoso le declaró al Estado y a los peruanos, del enfrentamiento, de la lucha de clases, azuza e instiga al odio.

Ayer se anotó el poroto de haber obligado a Keiko Fujimori a cerrar sus locales partidarios en todo el Perú y a suspender, por un día, sus actividades de campaña; pero también se inscribió en la historia como la fuerza política que ha abandonado la bandera de la reconciliación y defiende, por escrito, su derecho a odiar.

Los dirigentes del Frente Amplio, los que mueven los hilos de la candidata , se han promovido en estas elecciones disfrazados de ecologistas cuando son en esencia marxistas necesitados de fabricar enemigos para sobrevivir.

Anuncian que cambiarían la Constitución aunque saben que no tendrían en el Congreso mayoría para hacerlo: la izquierda es la única fuerza en estas elecciones que está prometiendo, veladamente, otro 5 de abril. Toda una paradoja si tenemos en cuenta el fervor con el que ha recordado ayer el autogolpe de Fujimori.

Frente al desasosiego que produce un ambiente tan antagónico como el que estamos viviendo, Pedro Pablo Kuczynski ha salido con un mensaje tan oportuno como audaz: Superemos el miedo al autoritarismo fujimorista y al autoritarismo chavista ¡Ganémosle al miedo que provocan los dos extremos!, ha dicho, colocándose en el medio contra el miedo.

El domingo sabremos si tuvo tiempo de hacer llegar ese mensaje unificador a la gran mayoría de peruanos que se considera, políticamente, de centro.

De hecho, en el arco iris actual, ya algunas expresiones de la centro izquierda han empezado a anunciar que no votarán por Verónika Mendoza, que lo harán por PPK: “Verónika Mendoza es más peligrosa que Nadine Heredia”, ha dicho el congresista Abugattás, para luego añadir: “Es una Nadine mejorada”.

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