Qué pálido está Moreno, la columna de Cecilia Valenzuela
Qué pálido está Moreno, la columna de Cecilia Valenzuela
Cecilia Valenzuela

“Yo no tengo fotografía social con esta gente, yo no conozco al señor Marcelo , no conozco a Barata, nunca lo he visto en ninguna reunión”, dijo ayer en una conferencia de prensa, en la que no aceptó preguntas de los periodistas, el gobernador regional del Callao, .

Y en esa afirmación Moreno no miente, la fiscalía sostiene que el gobernador del Callao recibió sobornos de Odebrecht, por un valor de dos millones de dólares, a través de intermediarios que cruzaban correos electrónicos mencionando explícitamente su nombre y el de su contacto, el empresario israelí Gil Shavit.

Claro, también dice que es inocente, que jamás recibió las coimas que aparecen en la planilla de María Lucía Tavarés, la secretaria de la gerencia de la oficina de operaciones estructuradas de Odebrecht, el departamento que esa empresa creó para llevar la contabilidad de los sobornos que pagaba en Latinoamérica. Ahí están registrados dos pagos para la Vía Costa Verde Callao en el Perú, los días 26 y 27 de marzo del 2015.

De otro lado, Moreno afirma que viajó a Brasil siete veces durante los meses en los que se aprobaron las millonarias adendas a la construcción de la Vía Costa Verde Callao, de vacaciones o para dar conferencias de medicina.

Antes de renunciar a Willax TV, encargué al periodista Óscar Quispe que investigara por qué, a partir de agosto del 2012 –fecha en la que el Gobierno Regional del Callao hizo pública su decisión de construir el tramo que une la Costa Verde con el puerto–, el gobernador de esa región se convirtió en un pasajero frecuente de las aerolíneas que vuelan al Brasil. Su movimiento migratorio registra siete viajes con ese destino entre agosto del 2012 y enero del 2015: siempre en las semanas previas a que se tomaran las decisiones sobre los contratos, las adendas con incrementos millonarios a favor de la constructora y las ampliaciones de fechas de entrega de los tramos.

Lo que la investigación de Quispe corroboró fue precisamente la forma como encajaban los pasos decisivos que se dieron para el diseño, la adjudicación y la ejecución de la millonaria obra, y luego las adendas, siempre perjudiciales para la economía del puerto del Callao, con los viajes de Moreno a Brasil y con los vicios que el gobierno regional aprobó y pasó por alto para no contrariar a la constructora. La contraloría ha determinado, por ejemplo, que la región Callao convocó a la licitación que pronto ganaría Odebrecht sin contar con la disponibilidad física del terreno, con el permiso de la municipalidad y con el de la dirección de la Capitanía de la Marina.

Pero también está demostrado que el gobernador regional del Callao aprobó, personalmente, una propuesta modificatoria del diseño original de la obra sin consultar a la empresa que realizó el expediente técnico ni pedir autorización de la contraloría, a pesar de que la modificación implicó un incremento importante al valor de una obra que comenzó costando 302 y por la que los chalacos terminarán pagando más de 470 millones de soles.

Félix Moreno aprobó que se emitieran cinco adendas al contrato, con los incrementos que cada una de ellas implicaba y que sumaron 168 millones de soles en perjuicio de la comuna chalaca, y se permitieran seis ampliaciones de plazos con los contratiempos que cada una de ellas le causaría a la población y a los usuarios del primer puerto del país.

Ahora Félix Moreno evita las preguntas de la prensa. Teme que su destino se una al de su socio, preso en Piedras Gordas, Álex Kouri; pero Moreno ya había hecho bulla a finales del 2013 cuando se descubrió que ordenó la construcción, con la plata de la región Callao, de un sauna en el Pentagonito a iniciativa de su amigo, el operador montesinista Óscar López Meneses. Y en julio del 2016 cuando fue denunciado por la fiscalía del Callao por avalar la venta del fundo Oquendo en manos de traficantes de terrenos.

Aunque Moreno se supo asociar a poderosos empresarios que lo defendían en los medios de comunicación y a exaltados “comunicadores” que jugaban sucio por él, la impunidad no dura para siempre.

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