La reforma electoral que impulsamos desde hace tres años tiene entre sus componentes esenciales fortalecer la democracia interna y la transparencia en los partidos políticos; pero lo que el pleno del Congreso finalmente aprobó ayer va en otro sentido.
No solo omite cualquier referencia a la participación de los organismos electorales en las internas de los partidos –como demanda la población–, sino que se incrementa el porcentaje de invitados hasta 25%; así, un mayor número de candidatos serían designados por los dirigentes y no elegidos por los militantes.
Toca estar muy atentos e insistir en que la próxima semana –como se ha anunciado– se debatan las normas sobre financiamiento público y privado; pues es indispensable contar con herramientas efectivas para combatir la penetración de dinero ilícito en la política, uno de los principales riesgos que afronta nuestra democracia y a los que el Congreso debe responder.
Para que las alianzas electorales no sean vehículo para mantener partidos fantasmas, debió exigirse una valla de 2,5% adicionales por partido; 1% es poco y no tendrá efecto real ante la fragmentación del sistema de partidos. La pregunta es ¿en qué sentido legisla el Congreso?
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#Congreso modifica Ley de Partidos Políticos pese a los cuestionamientos ► http://t.co/7gjSA2fBRM pic.twitter.com/ccRPkVCxUj— Política El Comercio (@Politica_ECpe) octubre 2, 2015