A Pedro Castillo le restan solo dos días para tomar las riendas del país e iniciar su gobierno, al que ha llegado de la mano del partido Perú Libre. Proclamado mandatario a casi mes y medio de la segunda vuelta —producto principalmente del trámite de distintos recursos de Fuerza Popular—, sobre el docente se concentran las expectativas de distintos sectores, votantes y opositores, y recaen debilidades, fortalezas y dudas que, a decir de expertos consultados por El Comercio, serán claves para conocer el derrotero de su gestión.
Por un lado, Castillo viene de derrotar a Keiko Fujimori en segunda vuelta por un escaso margen de 0,26 puntos porcentuales (44.263 votos), en medio de imputaciones no corroboradas de “fraude en mesa”: alcanzó 50,13% frente al muy cercano 49,87% de su rival. Mantiene también la improvisación de su campaña respecto de la conformación del equipo técnico, pues al momento no hay señales claras ni refrendadas por él respecto de los cuadros que lo acompañarán al iniciar su mandato.
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Además, en el frente del Congreso de la República, tiene a una bancada con claras posturas: los del magisterio como él, los más identificados con el partido y su líder Vladimir Cerrón y, según fuentes de este Diario, un sector que se hace llamar “los moderados”. Y si bien desde el grupo parlamentario se ha buscado alcanzar consensos para la Mesa Directiva, lo cierto es que está integrado solo por 37 de 130 legisladores.
Por otro lado, Castillo, inicia los fuegos de su gobierno tras haber recibido el respaldo electoral en la mayoría de regiones del país. En la primera vuelta, dominó el sur, centro y parte del norte, aunque con un voto duro del 18,92% de electores. En la segunda el apoyo de las referidas jurisdicciones fue ratificado, siendo Lima nuevamente ajena a tenerlo como opción.
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Debilidades
Un primer aspecto a enfrentar, indica la politóloga Paula Távara, es la legitimidad de su gobierno. Como decíamos líneas arriba, en primera vuelta no llegó al 19%, en la segunda pasó rozando el 50% muy cerca de su rival y esta emprendió un discurso de “fraude en mesa” que ha mantenido incluso al señalar que reconoce los resultados de los comicios.
“Hay una parte importante de la población que no ha votado por él, que no confía en él. Y una parte cree que ha entrado por mecanismos ilegales al gobierno. Puede no ser mayoritario, pero no deja de ser un discurso que está ahí y que sus oponentes van a intentar seguir alimentando”, explica Távara.
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El politólogo Jorge Aragón añade que Castillo tiene en contra una serie de restricciones políticas, que incluyen un escenario polarizado y confrontacional. Por ello, considera clave “el manejo político, la capacidad que tenga de atraer a ciertos actores y sumarlos a un plan mínimo para el país”.
Otro frente es la capacidad que tenga Castillo de gestionar y organizar. Para Távara, un ejemplo es la improvisación en la definición de equipos técnicos durante la campaña. “Y que a días de asumir el gobierno no tengamos claridad o no haya dado más señales de por dónde va a ir su Gabinete Ministerial creo que nos está hablando de esas dificultades para gestionar y organizar que hay alrededor de su círculo, Perú Libre y él mismo”, señala.
Con ello coincide el politólogo Paulo Vilca, quien sostuvo que, hasta el momento, no existe un claro equipo de gobierno. “¿Va a tener un equipo de gobierno afiatado, que tenga expertise a nivel técnico? Hay mucha incertidumbre sobre esto. Y no se ve hasta el momento —más allá de la presencia de Pedro Francke, Hernando Cevallos y Juan Cadillo [voceados para el Gabinete]— un equipo técnico que pueda asumir el reto que significa gobernar el país”, refiere.
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En la misma línea, Aragón sostiene que Pedro Castillo tiene complicado los panoramas de gestión en dos lados muy urgentes y complementarios: lo político y lo técnico: “No es automático, no es sencillo, la política no basta, necesitan gente que tenga experiencia en cómo funciona el Estado”.
Una tercera debilidad con la que llega Castillo, resalta Távara, es la “batalla de liderazgos” con Vladimir Cerrón y cómo pueda gestionarla al interior del partido Perú Libre y la bancada, y manejarla en términos mediáticos. Durante la campaña, cabe recordar, se vieron contradicciones entre Cerrón y Castillo en torno a la asamblea constituyente o momentos en el que el entonces candidato presidencial buscaba —sin mayor firmeza, efectividad y resultado— marcar distancia del líder de su partido. Además, el exgobernador regional de Junín tiene una investigación preliminar por presunto lavado de activos y podría ser incluido en la pesquisa del Caso Los Dinámicos del Centro.
“Mientras Cerrón siga metiendo su cuchara, incluso con Pedro Castillo siendo presidente, una parte de la población se va a preguntar quién gobierna. Entonces, tiene esta tarea de lograr posicionar rápidamente su liderazgo”, apunta Távara.
Vilca coincide y considera que el peso político de Cerrón en Perú Libre y la relación que este mantiene con Pedro Castillo “puede significar costos importantes en el gobierno, de manera muy rápida además”. Un detalle a considerar es la reciente reaparición de Cerrón, confirmando el pasado jueves que Roger Najar es la apuesta del partido para la Presidencia del Consejo de Ministros y anunciando a coordinadores de sectores para el proceso de transferencia. En la campaña, el profesor aseguró que el líder de su partido no será “ni portero” en alguna institución del Estado.
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Lo anterior se resume en una debilidad general, según Vilca: la falta de claridad sobre el propio eje de gobierno. “Qué es lo que va a hacer, hacia dónde se va a dirigir. Nadie tiene claro en el país todavía de qué se va a tratar un gobierno de Castillo. Y eso puede convertirse rápidamente en una señal de improvisación”, advirtió y precisó que Castillo arrastra las mismas flaquezas que tuvo durante la campaña electoral.
Para Távara, otros aspectos de debilidad son el hecho de llegar al gobierno con un corto tiempo para el proceso de transferencia, lo que implica retos para enfrentar problemas críticos como la pandemia y el proceso de vacunación; y la presencia de una bancada que es la primera minoría ante un mayoritario bloque opositor.
“Todo acuerdo en este Congreso va a ser super endeble y casi partido a partido. No se puede partir de la premisa de que haya alguna alianza para Perú Libre que sea indestructible, incluso al interior de la propia bancada, donde hay más de una vertiente que, en algún momento, podría tener desacuerdos. Incluso si Perú Libre negociase algunas políticas demasiado conservadoras para hacerse de votos de la derecha también podría peligrar su acuerdo con Juntos por el Perú”, subraya.
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Fortalezas
De acuerdo a Távara, el origen rural de Pedro Castillo es una característica importante para la identificación que un gran sector de la población ha tenido con él durante la campaña, y la que puede haber de cara al gobierno. “Esto le da una legitimidad frente a determinada población que nunca se ha sentido representada. Y además, es simbólico en pleno bicentenario y podría aprovecharlo para construir a su alrededor, si logra moderar el discurso y acercarse a parte de la población, y ganarse apoyos que le defiendan en casos de intentos de vacancia, por ejemplo”, sostiene.
Aragón coincide y afirma que la confrontación es “más limeña”, pues fuera de la capital hay una sensación de cierta expectativa y optimismo, y para él esa es la principal fortaleza del docente. Pero advierte: “Eventualmente, puede contar con el respaldo de diferentes regiones, pero en algún punto tiene que funcionarle la política y la gestión pública. Si no, le va a terminar pasando lo que le pasa a todos los presidentes: que su período inicial de expectativa rápidamente se deteriora porque no es capaz de ofrecer algún resultado medianamente cercano a lo que la gente está esperando”.
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Otra fortaleza relacionada, para Vilca, es que Pedro Castillo no pertenece en estricto a la clase política tradicional y los cuestionamientos que sobre esta pesan, por lo que “de alguna manera tiene el beneficio de la duda”. “Eso le da un margen, una cierta fuente de crédito frente a la ciudadanía, especialmente con aquellos sectores que han votado por él en base a aspectos de identificación en relación a la procedencia de Castillo, un profesor del sector rural”, añade.
A su juicio, a ello se suma que Perú Libre no está identificado como un partido tradicional y sus políticas no han tenido un impacto a nivel nacional, solo en Junín. Cabe recordar, empero, que sobre dicha agrupación pesas sospechas, desde la fiscalía, de un presunto financiamiento ilícito a partir del Caso Los Dinámicos del Centro.
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Távara ve otra fortaleza latente en la eventual capacidad de convocatoria que pueda Tener Castillo, en caso modere su discurso. Según sostiene, ello podría conllevar a que profesionales, técnicos o figuras democráticas lo respalden o dialoguen con su gobierno, aunque no estén del todo de acuerdo con él.
“Pero no solo porque él logre moderar el discurso, sino que desde el otro lado el discurso se ha exacerbado tanto que algunas personas se pueden sentir llamadas a tratar de apoyarlo, aunque no se termine de moderar”, dice Távara. Y añade que Castillo “tiene la oportunidad de posicionarse como un defensor de la democracia y la lucha contra la corrupción si logra distanciarse de Vladimir Cerrón”.
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Dudas
Las dudas que pueda tener Castillo de cara a su gobierno o las que puedan pesar sobre él mismo son no solo dificultades, sino preocupaciones, según los expertos consultados.
Una primera duda que se posa sobre Castillo, para Távara, es su capacidad de liderazgo en el aspecto de la gestión pública: “Cómo va a equilibrar y cumplir con las expectativas de los votantes y, al mismo tiempo, gestionar. La gestión del Estado tiene sus límites y requiere equilibrio”.
Vilca sostiene que la principal duda es si Castillo “podrá ser capaz de dirigir el aparato de gobierno”. Ello considerando que la administración pública, la burocracia y los distintos sectores son bastante complejos y, de alguna forma, tienen una forma de actuar que pueda obstaculizar las decisiones que se puedan dar en el ámbito político.
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“No sé si Castillo tendrá la destreza para poder dirigir y tener un liderazgo claro que pueda ser seguido con anticipación, que es lo que hace que el sector público camine día a día. Tú puedes tener políticas, invocar al pueblo, sus intereses, etcétera, pero los gobiernos tienen serias dificultades para que la administración pública avance a los ritmos que ellos esperan”, manifiesta.
Távara añade que, en paralelo a lo anterior, está la duda sobre la contienda de liderazgos que pueda tener a nivel político con Vladimir Cerrón. “Creo que la pregunta que puede estarse haciendo es cómo logro fortalecer mi liderazgo y alejar a Cerrón, sin que ello implique alejar a la parte de la bancada que es más partidaria, y qué estoy dispuesto a ceder o negociar para conseguir el que debe ser su primer objetivo de gestión rápido: el voto de confianza a su Gabinete”, explica.
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En esa línea, Távara manifiesta que Castillo tiene que sumar a su equipo figuras intermedias y técnicos, pues la otra opción es ser más radical y que, a raíz de ello, existan peligros de vacancia desde el Congreso.
“Pero, además, hay una parte del Parlamento que no le importa a quién le pongas, en principio votaría que no. Allí, si va a negociar, probablemente negociará proyectos de ley. Y es algo que me preocupa y me parece triste, pero creo que algo que pueden negociar con relativa facilidad con Renovación Popular es la eliminación del enfoque de género en la educación. Perú Libre no le tiene mayor apego y Juntos por el Perú tampoco lo defendería tanto”, refiere.
Vilca resume lo anterior en las dudas que deja Castillo respecto de su personalidad, habilidades políticas y del equipo cercano que lo acompañe, que a su vez tienen que ver con sus debilidades. “No sé si Castillo tendrá la suficiente rapidez y audacia que exige resolver problemas en nuestro país. Hay cosas que necesitan ser respondidas saliendo de la caja, que necesitan ser atendidas con rapidez, firmeza, un liderazgo claro que yo no lo veo”, asegura.
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Otra interrogante que persigue a Castillo, añade Vilca, se refiere a cómo evitar que su discurso de trabajo de la mano con el pueblo no acabe siendo una muletilla, pues “los discursos cansan, empiezan a perder brillo si se utilizan en demasía”.
Finalmente, Aragón retorna a la falta de definición de Castillo respecto del equipo que lo acompañará en los primeros meses de gobierno, pues mientras ello no se sepa es difícil conocer hasta dónde tratará de buscar puntos comunes o dejar de lado propuestas que generarían mayor tensión. Vale apuntar que, al momento, una de esas iniciativas en entredicho es promover una asamblea constituyente para redactar una nueva Constitución.
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“Una de las cosas que tiene que estar evaluando en este minuto es hacer algún tipo de concesiones. Personalmente, no veo que hay forma de que Perú Libre pueda atenerse a su plan original: no tiene la fuerza, no tiene los congresistas. La gobernabilidad, su permanencia en el gobierno, su capacidad de negociar políticamente y llegar a algún tipo de acuerdo pasa por varios temas o moverse un poco al centro. ¿Cuánto? Es lo que no estamos viendo en este minuto, dependiendo de quién sea primer ministro o quiénes vayan a determinados ministerios no se puede hacer una idea de cuánto es lo que están dispuestos a ceder en ese terreno”, indica Aragón.
En ese sentido, concluye que, teniendo como factor el tamaño de la oposición que tendrá, Pedro Castillo tiene pendiente encontrar un equilibrio, demostrar manejo político y encontrar una estrategia que crea le va a convenir. Incluso, cuánto pueda moverse hacia el centro.
“Lo que le debe estar llamando la atención es cómo no perder aliados, gente que lo pueda proteger, cobijar, defender, gente a la que pueda movilizar. Por eso, es importante para él Perú Libre y la relación con Cerrón, pero también sabe que tiene que atraer a otros sectores”, sentencia.
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