Pocos días después de que el fiscal José Domingo Pérez, del equipo especial Lava Jato, presentara formalmente una acusación contra Pedro Pablo Kuczynski por el presunto delito de lavado de activos con la agravante de organización criminal, y después de que pidiera 35 años de cárcel en su contra, el ex presidente negó los cargos y dijo que se trata de “una persecución”. Es una acusación “absolutamente ridícula, descabellada”, declaró a El Comercio.
Kuczynski protestó contra el equipo de fiscales del caso Lava Jato, y cuestionó que se pidiera una pena de cárcel tan elevada.
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Tras concluir su investigación, el Ministerio Público acusa al exmandatario de la presuntamente liderar una organización criminal que habría recibido más de US$ 12 millones de la constructora Odebrecht y otras empresas en consultorías y asesorías encubiertas por las obras Olmos, IIRSA y Rutas de Lima. Las empresas Westfield Capital y First Capital han sido incluidas en el proceso. Dichas compañías tuvieron contratos de asesorías financieras con Odebrecht para los tramos II y III de la Carretera Interoceánica Sur y el proyecto de Trasvase Olmos.
En el expediente, presentado ante el Séptimo Juzgado de Investigación Preparatoria, la fiscalía señala a Kuczynski como “autor del delito de lavado de activos cometido en organización criminal en las modalidades de actos de conversión, transferencia y ocultamiento”. Se lo acusa además de haber utilizado su puesto de ministro de Economía y Finanzas durante el gobierno de Alejandro Toledo para favorecer a la empresa brasileña.
El ex mandatario recordó también algunos pasajes de su breve y complicada gestión, entre el 2016 y el 2018. Sostuvo que tuvo al Congreso siempre en contra y contó detalles de la conversación que tuvo con el papa Francisco en Roma, antes de otorgar el polémico indulto a Alberto Fujimori.
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