El periodista y escritor considera absurdo que el Perú deje de exportar minerales. “No se trata de dejar de exportar materias primas, se trata de innovar”, indicó. (Foto: Archivo personal)
El periodista y escritor considera absurdo que el Perú deje de exportar minerales. “No se trata de dejar de exportar materias primas, se trata de innovar”, indicó. (Foto: Archivo personal)
Jaime de Althaus

El destacado periodista y escritor argentino ofrece sus impresiones sobre el histórico encuentro entre los mandatarios de Estados Unidos y Corea del Norte. Además, asegura que el Perú debe tener una visión periférica de los veloces cambios en la economía mundial.

—El presidente Donald Trump se ha peleado con todos los jefes del Estado del G-7, insultó al primer ministro Trudeau, pero se reúne con el presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un y llega a un acuerdo impensado hace solo unos meses. ¿Trump logra resultados pese a todo?
No, yo lo veo como un demagogo populista, que, como todos los demagogos populistas, piensa en su ganancia política personal por encima del progreso a largo plazo de su país. Lo que ha hecho es pelearse con los amigos tradicionales de Estados Unidos, con Canadá, Europa, Japón, y se abraza con Kim Jong-un, una de las dictaduras más sangrientas del mundo, y pide el ingreso de Rusia en el G-7. Creo que lo de Corea es muy temprano para hacer una evaluación, pero a juzgar por el comunicado que han sacado, fue un gran triunfo político de Kim Jong-un. Acá tenemos a uno de los dictadores más sangrientos del mundo. Según la American Bar Association, tiene entre 80 mil y 130 mil presos políticos, muchos de ellos en campos de concentración, y lleva ya más de 340 fusilamientos en los pocos años que tiene en el poder. El solo hecho de haber logrado salir en la foto junto con Trump es una enorme victoria político-diplomática para él, porque lo que quiere es mostrarle a su pueblo que es un líder mundial. Ahora, puede ser que en dos o tres meses nos enteremos de que hubo un acuerdo secreto –que todavía no sabemos– por el cual Kim Jong-un cedió en algunos puntos claves. Pero por lo que vemos ahora, al supuesto gran negociador Trump se lo fumaron en pipa.

—Puro fuego artificial…
Obviamente, Trump canta victoria y quiere mostrar esto como un gran logro político. Y puede ser que, como todos los demagogos populistas, logre ese objetivo. Pero a juzgar por lo que dicen los expertos, no ha avanzado en nada en relación con lo que hicieron Clinton, Bush y Obama. Corea del Norte muchas veces prometió la desnuclearización y después no cumplió o no aceptó negociar los detalles, la verificación y todo lo que trae consigo ese proceso.

—¿Trump va a generar una guerra comercial a nivel global?
Espero que no y que todo esto sea una bravuconada más. Pero especialmente para América Latina es tristísimo ver cómo el presidente de Estados Unidos destruye lo que muchos hemos querido durante muchos años, que es aumentar las relaciones comerciales para que América Latina pueda exportar más productos al mercado más grande del mundo. Mi esperanza es que las cosas empiecen a cambiar a partir de noviembre si es que los demócratas ganan en el Congreso y si las inteligentes retaliaciones comerciales de México, Canadá y Europa a productos de estados que votaron por Trump empiezan a surtir efecto y esos estados empiecen a exigir que cambie su política comercial.

—Ahora, con China él impuso estas barreras, pero aparentemente China estaría haciendo algunas concesiones. ¿Le está resultando el juego con ese país?
Mira, cuando tú pateas el tablero, alguna pieza te va a quedar parada. El hecho es que está causando un enorme daño al futuro del propio Estados Unidos. Pero no me extrañaría que Trump sea reelecto, porque eso es lo que pasa con los demagogos populistas, lo hemos visto en América Latina mil veces. Cuando la economía está bien, estos salvadores de la patria se creen sus propias campañas de desinformación y son reelectos. Pero eso no obsta para que le esté haciendo un enorme daño al país a largo plazo, porque mañana cuando Estados Unidos necesite aliados para algún conflicto internacional, Canadá, Alemania y Francia lo van a pensar tres veces antes de apoyarlo luego de estas broncas en temas comerciales.

—¿No sería el momento de plantear el ALCA, pero ya no desde Estados Unidos, sino, por ejemplo, desde la Alianza del Pacífico como una manera de contrarrestar el proteccionismo de Trump?
Sí, pero el momento es malo porque es muy probable que López Obrador gane en las elecciones de julio en México y no sabemos cuál va a ser su posición frente a la Alianza del Pacífico. Y más importante aun, que esto es innovar porque no puedes aprovechar bien un tratado de libre comercio si no tienes productos competitivos. Entonces, lo que hay que hacer ahora más que nunca es invertir más en innovación, en educación, en ciencia y tecnología, porque estamos entrando en una década de automatización en donde la competencia va a ser mucho más feroz que nunca, porque cada vez más empresas de Corea del Sur, Japón, China y de otros países se están robotizando a todo vapor. Se están produciendo robots cada vez más baratos e inteligentes. Eso va a revolucionar la economía mundial.

—¿China se está robotizando?
En China hasta hace cinco años se amortizaba un robot industrial que trabajaba en una fábrica en cinco años y medio. Ahora se amortiza en un año. Ya están creando fábricas sin trabajadores, con todos robots. En el Perú, en Argentina, en Chile, eso todavía no es un tema. ¿Cómo vamos a competir, con nuestros costos laborales, con países que van a producir mucho más barato y mucho mejor porque los robots son mucho más productivos: no toman vacaciones, no piden aumento de sueldos, no se enferman, trabajan tres turnos seguidos? En Las Vegas están robotizando los hoteles y es un robot el que te trae el desayuno a la habitación. Los bares ya son robotizados y uno de los hoteles casinos de Las Vegas se jactaba de que el robot hace los tragos mucho mejor que un barman.

—Pero puedes querer alguna variación en el trago, no todo tiene que ser absolutamente estándar...
Bueno, también estamos hablando de las computadoras inteligentes, porque los robots afectan la manufactura, pero la inteligencia artificial afecta a los abogados, a los contadores, a los banqueros, a los dentistas, a los periodistas, a todos.

—¿Cómo así a los periodistas?
Te doy un ejemplo mío, yo hasta hace poco escribía mis columnas y me las traducía una persona del diario. Ahora ya las traduce Google Translate.

—Pero esas traducciones son muy malas…
Han mejorado enormemente en el último año. Otro ejemplo: las transcripciones. Esta entrevista que estás grabando la mandas a transcribir y una transcripción automática te la manda en cinco minutos. Las noticias deportivas que involucran resultados ya están siendo escritas por robots. Las noticias económicas de los resultados trimestrales de las empresas, lo mismo. También las noticias políticas. En las próximas elecciones legislativas de noviembre en Estados Unidos, cuando tú leas que en el estado de Florida el demócrata tal ganó por el 37% contra el 25% del republicano, el ganador es un abogado, exitoso y toda su historia... todo eso ya va a ser escrito con algoritmos.

—Ya, pero un análisis, una columna tuya, es imposible…
Claro, el análisis político, la investigación periodística, van a seguir siendo hechos por periodistas de carne y hueso. Siempre va a haber un periodista deportivo que le ponga calor humano, pasión y opinión a una columna sobre el clásico del domingo.

—Ahora, cuando en el Perú se habla de la necesidad de la diversificación productiva, de la innovación, tiende a decirse que ya no debemos exportar materias primas. Pero la minería genera diversificación y sus ingresos permiten invertir en innovación, etc.
Sería absurdo que el Perú deje de exportar minerales y otras materias primas. No se trata de dejar de exportar materias primas, se trata de innovar, agregar valor y producir muchas otras cosas que no se están produciendo. El Perú tiene un ejemplo clásico de innovación, de inventar una industria de la nada: la gastronomía. Algo que no existía como factor económico, hoy día es uno de los varios motores de la economía del Perú. Y como ese tendría que haber 20 en muchos otros campos, en turismo, manufactura. Pero hay que tener visión periférica, hay que mirar lo que está pasando en el mundo, lo que va a pasar en los próximos 10 o 20 años y darse cuenta de que si antes hacía falta innovar, ahora va a ser importante y necesario innovar el doble o el triple o cuatro veces más.

—¿Y eso se consigue con más presupuesto público para innovación?
Sobre todo con más inversión de la empresa privada en investigación en ciencia y tecnología e innovación. Uno de los serios problemas que tenemos es que la inversión en investigación y desarrollo está hecha por burócratas que no tienen la menor idea de qué es lo que hace falta vender en el mundo. Los empresarios son los que saben qué es lo que quieren los mercados.

—Quizá en un país como el Perú podríamos importar robots para hacer minería con robots. Desarrollar así mucho más la minería, diversificar e invertir en otras cosas.
Yo no me animaría a decir eso ahora. Tendría que sentarme a mirar los beneficios y los perjuicios que esto traería. Pero lo que está claro es que la automatización le va a pegar más fuerte a los que están en medio. Hay un estudio del Oxford que dice que el 47% de los empleos en Estados Unidos corre el riesgo de desaparecer en los próximos 15 años. Pero el porcentaje va a ser mayor en los países de ingresos medios, más manufactureros, como Argentina, Paraguay y Uruguay, por ejemplo, donde va a ser 64%. En la China, que es más manufacturera, va a ser de 77%.

—¿Pero qué van a hacer con el millón 200 mil chinos?
Bueno, la automatización está aumentando enormemente la productividad de los chinos. El aumento de productividad va a generar los ingresos como para poder mantener el trabajo con planes sociales, con un ingreso básico universal o lo que sea, para mantener y mejorar el estándar de vida de quienes van a ser reemplazados. Pero el hecho es que China, como lo digo en mi libro que está por salir, no tiene otra salida. Porque las fábricas de Estados Unidos ya se están yendo de China por los altos costos laborales. Fábricas como Adidas, por ejemplo, regresan a Estados Unidos y Alemania para fabricar con robots más baratos y más cerca de sus mercados naturales. Por eso, China es el mayor comprador de robots industriales del mundo.

—Si tienes una proporción importante de la fuerza de trabajo poco calificada como es el caso del Perú, ¿qué alternativa le queda?
Bueno, el Perú tiene empresarios muy innovadores y muy capaces de ponerse al frente de esta ola. Yo no me animo a decir en este momento que la solución para el Perú es robotizarse. Pero sí digo que el Perú tiene que sentarse a la mesa y empezar a pensar en cómo va a ser frente a esta ola de automatización. Sigo con los afectados por los robots: también los abogados, porque ahora son robots los que buscan la jurisprudencia y los antecedentes en los casos penales. El robot se llama Ross. En realidad, es un algoritmo.

—De repente podríamos tener jueces robots. Eso sería la solución al problema de la reforma judicial...
Bueno, ya hay. Un estudio en Israel sobre los jueces de tráfico descubrió que a las 9 a.m., cuando empiezan a trabajar, son muy generosos, perdonan todas las multas. A medida que va avanzando el día y tienen más hambre, se ponen de mal humor y ponen un montón de multas cada vez más a todo el mundo. Mientras que los algoritmos son mucho más ecuánimes, no tienen hambre, no se ponen impacientes. En el caso de los bancos, van a desaparecer cada vez más sucursales porque cada vez más los bancos van a operar en línea.

—¿Y el dinero físico va a desaparecer?
Ya en Holanda, en Dinamarca, en Suecia tienen planes para hacer desaparecer totalmente el dinero físico en los próximos 10 años.

—Eso sería una solución a la informalidad…
Tenemos que estar preparados. En el Perú tendrían que sentarse en la mesa el gobierno, las empresas y los académicos y mirar lo que están haciendo otros países y, en función de su realidad, elegir si su futuro está en la robotización o en otras áreas, o en competir con bajos salarios, pero tienen que elaborar una estrategia a largo plazo lo antes posible porque los demás ya lo están haciendo. China anunció hace ya dos años su plan de 10 años de robotización. Nosotros en América Latina nos quedamos dormidos.