De cuando en cuando, el gobierno deja sentir los bombazos de una de sus piezas de artillería política más pesada: Pedro Cateriano. El viernes 17 de octubre, el ministro de Defensa lanzó contundentes declaraciones contra el ex presidente aprista Alan García, en las cuales le recordó, con especial énfasis, los escándalos de corrupción de su primer gobierno (1985-1990): "He escrito un libro que se titula 'El Caso García', del que no cambio ni una coma. Lo único que confío es que el futuro de Alan García sea similar al de Jordi Pujol en Cataluña", dijo en declaraciones a una radioemisora.
Hace dos semanas y media, el ministro de Defensa nuevamente lanzó similar alusión para responder a las críticas de Javier Velásquez Quesquén, en las cuales recordó uno de los escándalos de corrupción que más fuertemente golpeó al aprismo en los 90:
¿Velásquez Quesquén te suena el nombre Sergio Siragusa?
— Pedro Cateriano B (@PCaterianoB) octubre 21, 2014
Hoy, Pedro Cateriano la emprendió nuevamente en el Twitter contra el congresista aprista Mauricio Mulder. Y en uno de los doce tuits volvió a mencionar el nombre de Siragusa:
Mulder: en mi caso nunca existirá un Zanatti o un Siragusa, que me acuse de haber recibido un soborno, tal como ocurrió con tu gordo mayor.
— Pedro Cateriano B (@PCaterianoB) noviembre 7, 2014
Ya en abril último, Cateriano había hecho una alusión similar, cuando el aprismo cuestionó la compra del satélite al gobierno francés: "En mi caso, bajo ninguna circunstancia existirá un Sergio Siragusa".
¿Quién este personaje al cual el ministro Cateriano menciona cada vez que lanza sus bombas contra el aprismo? ¿En qué consisten las acusaciones de enriquecimiento ilícito que Alan García arrastró?
EL ESCÁNDALO SIRAGUSA
En 1993, un escándalo de corrupción remeció la política peruana. El empresario Sergio Siragusa Mule, representante en nuestro país del consorcio italiano Tralima, declaró al fiscal italiano Vittorio Paraggio que el ex presidente Alan García y el ex primer ministro italiano Bettino Craxi se habían beneficiado con una millonaria coima en la construcción del Tren Eléctrico de Lima, obra que estaba a cargo de ese consorcio.
Vistiendo un terno marrón claro y una camisa rosada, Siragusa se presentó el 20 de diciembre de aquel año ante la fiscal peruana Flor de María Maita Luna. El empresario, que residía en el Perú desde hacía dos décadas y media, aseguró que había entregado al ex presidente García, a modo de comisión, US$ 200 mil en efectivo, y US$ 840 mil los depositó en cuentas en el exterior.
¿Cuál era su versión? En setiembre de 1989, el presidente García viajó a Yugoslavia, pero en su trayecto hizo una parada: El Municipio de Roma lo invitó a la inauguración de la línea de Rebibbia, un tramo del metro de la capital italiana. De acuerdo a la versión de Siragusa, el embajador peruano en Italia, Manuel Roca Zela, lo visitó para expresarle que existía “un problema de contribuciones” no solucionado hasta el momento, y que el presidente García deseaba recibirlo.
LA DECLARACIÓN DE SIRAGUSA
¿Qué sucedió en esa entrevista? El testimonio de Siragusa, que se filtró en esa época a los diarios, era impresionante: “García me invitó a reingresar en la sala dejando afuera a mi acompañante. Una vez solos me entregó dos trozos de papel con número e instrucciones de dos bancos. En tono gracioso me dijo que él no podría recibir menos que Bettino [Craxi] y que por lo tanto hiciese lo necesario, estando él dispuesto a recibirlo gradualmente”.
A mediados de octubre de 1989, según contó el empresario italiano a las autoridades judiciales, García lo volvió a citar. “El motivo de la visita obedeció al hecho de que Roma [es decir, el consorcio Tralima] había cumplido solo parcialmente con respecto a su solicitud. Justamente se habían producido dos remesas, faltando una tercera para alcanzar la cifra de siete dígitos. Mi vistante volvió al tema [de] que Bettino por teléfono le tomaba el pelo en cuanto a la diferencia de trato entre el beneficiario itailano y beneficiario peruano [de la coima]. Transmitido de inmediato el mensaje a Roma, recién en enero de 1990 se pudo solucionar el problema pendiente".
Y recordando este episodio es que el ministro Cateriano tuiteó el 21 de octubre lo siguiente:
Velásquez Quesquén: me puedes amenazar, pero no habrá ninguna persona, que declare ante un fiscal que me ha sobornado, como ocurrió con AGP.
— Pedro Cateriano B (@PCaterianoB) octubre 21, 2014
¿QUÉ PASÓ CON ESTE CASO?
Para cuando estalló el caso Siragusa, Alan García se encontraba asilado en Colombia: El autogolpe del 5 de abril de 1992, había desencadenado su partida del país.
Fuera del país, García fue procesado por enriquecimiento ilícito y se convirtió en reo contumaz. Durante el proceso, se reveló que Siragusa había hecho depósitos en las cuentas cifradas 280762361 y 2952733 del Barcklay’s Bank, en las islas Gran Caimán (conocido paraíso fiscal). La defensa de García entonces se encargó de probar que las cuentas eran del empresario Alfredo Zanatti Tavolara, quien a pesar de ser financista de la campaña de Alan García sirvió como chivo expiatorio.
Solo a inicios del 2001 consiguió acogerse a la prescripción. En setiembre de ese año, la periodista Cecilia Valenzuela y el entonces procurador anticorrupción José Ugaz denunciaron (versión por supuesto negada) que el líder aprista había negociado la prescripción de su caso con el propio Vladimiro Montesinos, pero esa es historia de otro costal.