Las agraviantes palabras con que el presidente de Petro-Perú, Carlos Paredes Lanatta, se refiere a la ministra de Economía, María Antonieta Alva, han merecido el rechazo de la propia titular de esta cartera, del presidente del Consejo de Ministros, Vicente Zeballos y de la Defensoría del Pueblo.
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Paredes, de acuerdo con una entrevista publicada este sábado en el diario Perú 21, considera que no le faltó el respeto a la ministra Alva y que su lenguaje no fue soez, sino “poco feliz”. Las expresiones se derivan de una conversación por la deuda de US$1.500 millones que contrajo Petro-Perú por la modernización de la refinería de Talara.
El viernes, el primer ministro, Vicente Zeballos, rechazó las expresiones del alto funcionario de la petrolera estatal y dijo que evaluarán, y tomarán “la decisión más pertinente” respecto a la permanencia de Paredes en el cargo. Más tarde, la ministra Alva escribió en su cuenta de Twitter que las ofensas hacia mujeres y hombres “no deberían ser normalizados como parte de expresiones habituales de comunicación”.
Además, informó que “no era legal ni financieramente viable que el MEF efectúe un aporte de capital a Petro-Perú por US$1.500 millones en el presente ejercicio fiscal. Un gasto de dicha magnitud no ha sido presupuestado ni aprobado en la ley”, respecto al trasfondo de las expresiones de Paredes, quien exigía esta cantidad de dinero debido a un sobreendeudamiento de la petrolera.
-Sin margen de tolerancia-
La abogada en temas de género Cynthia Silva dijo que pese a las justificaciones que pueda dar Paredes Lanatta, “hay una claridad respecto del significado e implicancias de estas palabras, son justificaciones irrelevantes”, comentó a El Comercio. Además, consideró que este tipo de agravios no suelen presentarse cuando se trata de una relación de poder frente a un ministro hombre.
“No se puede referir así a una autoridad, a una ministra de estado. Habría que analizar las relaciones de género entre un funcionario que se autoriza a hablar de esa manera a una ministra. Si lo analizamos respecto a un ministro hombre, no suele suceder. Se da la licencia [Paredes] de ofender públicamente”, explicó.
Para la abogada, en este caso el director de Petro-Perú se “autoriza” a sí mismo para ofender públicamente a la ministra Alva. Además, consideró que se debe analizar si hay una responsabilidad administrativa y disciplinaria. “[Se requiere un] análisis con enfoque de género para distinguir estas situaciones en cuanto a cualquier persona y cuando se trata de una mujer”, dijo Silva.
Por su parte, Romy García Orbegoso, socia y miembro de la dirección colegiada de Demus, refirió que las expresiones de Paredes hacia la ministra de Estado son impropias e insultantes. “Debe erradicarse esa forma de comunicación porque son violentas en su condición de mujer y en pares, porque no haría eso con un hombre”, explicó a este Diario.
Además, mencionó que deben garantizarse las relaciones de respeto más allá de estar de acuerdo o no con las políticas del sector. “No podemos permitir estas expresiones por ser mujeres, jóvenes, por aires de superioridad. Se debe garantizar la igualdad, prohibir toda forma de discriminación y violencia por nuestra situación”, dijo García. Agregó que “estas son expresiones de violencia”.
Quien también tuvo comentarios sobre esta situación fue Beatriz Merino, exministra de Estado.
Finalmente, Eliana Revollar, adjunta de los Derechos de la Mujer de la Defensoría del Pueblo, expresó su rechazo a esta conversación que se dio a conocer el último viernes en el semanario Hildebrandt en sus Trece. “La Defensoría ha condenado estas expresiones. Para nosotros no son frases ‘poco felices’. Es una conducta reprochable y que no tiene excusa”, dijo a El Comercio.
Anotó también que, si se toma en cuenta la legislación actual, el caso podría enmarcarse en lo que establece la Ley 30364 (Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar) respecto a la violencia en espacios públicos y privados. “La ley habla de varios tipos de violencia en el espacio público, uno es violencia psicológica y dentro de eso están las agresiones verbales, insultos. Todo el Perú sabe lo que él ha dicho sobre la ministra. Son frases agraviantes”, precisó Revollar.
Pero, más allá del tema legal, Revollar dijo que en este caso hay un asunto ético de mayor trascendencia. “La ministra representa a la mitad de la población del país. Esto no se puede tolerar en ninguna empresa o nivel de decisión del Estado porque sino vamos a normalizar esas conductas”, dijo. Además, mencionó que “no podemos tolerar ese tipo de lenguaje, que en el fondo son expresiones machistas", sobre lo dicho por el presidente de Petro-Perú.