Con más de 100 días en el cargo de alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, líder del partido Renovación Popular, explica los nuevos vientos que se viven en la relación con el Gabinete del gobierno de Dina Boluarte. Además, defiende sus medidas para afrontar la inseguridad ciudadana -algunas de ellas calificadas de populistas-, y dice estar preparándose para la llegada de El Niño durante este año.
—Empecemos por un tema coyuntural. ¿Qué cree que pasará con Toledo y lo que queda de Perú Posible?
Yo lamento eso, porque también nos da pésima imagen como país. ¿Cuántos presidentes presos? El político profesional que vive la política creo que le hace un daño tremendo a nuestro país. Creo que tiene que venir otra generación de gente que vea la política como un servicio, una cruz. Esta es una ciudad muy abandonada, justamente porque los políticos, ya sea a nivel de municipio o a nivel de Gobierno Central, son de muy mala calidad.
—En una reciente presentación pública, usted pidió pena de muerte para presidentes corruptos. Es la oferta política populista por excelencia.
Me mantengo porque no es una figura populista. Yo soy académico, te doy un ejemplo: Singapur tenía un grado de corrupción brutal. En Singapur pusieron pena de muerte, ahora la han retirado, pero había pena de muerte para funcionarios corruptos, sentenciados en última instancia, no todos.
—Cuando lo dice, suena como si siguiera en plena campaña.
Es que no estoy en campaña. Yo creo que el Perú necesita soluciones radicales. Por lo menos que tengan miedo, que quienes ejerzan política y poder tengan pánico de terminar fusilados. Pero no solamente dije de autoridades corruptas, también dije violadores, feminicidas. No podemos permitir este tipo de locuras.
—Su relación con el Ejecutivo ha cambiado. Ahora alaba públicamente a los ministros. ¿Es una luna de miel?
Yo no soy político, yo no soy una persona que vive de la política, nunca me ha interesado. La señora Dina Boluarte ha sido elegida en la lista de Castillo y Perú Libre, empecemos por ahí. Número dos: ahora estoy de alcalde de Lima. Tres: conozco a varios de los ministros por mi actividad privada desde 45 años. He comenzado a interactuar con algunos ministros que son mis amigos de antes y que dominan su tema perfectamente. Son técnicos, son jóvenes, coordinan, no se serruchan el piso. Es muy distinto a lo que nos dio como menú Castillo, que cambiaba de ministro cada semana. Tendría que ser un político muy tradicional para decir que esto no funciona.
—¿Y Boluarte ‘funciona’ en el cargo que ocupa?
Si ahora está actuando en favor del país, yo creo que sí puede levantar al Perú. De todos los gabinetes que he visto en los últimos 30 años, uno de los mejores es este.
—A uno de esos ministros, Jorge Chávez (Defensa), le mandó una carta en la que pide que los militares patrullen las calles para frenar la delincuencia. Otra propuesta populista típica.
Quiero aclarar un poco el tema. Quién sabe, quizá no me he explicado bien. Lo que yo estoy planteando es que me parece más eficiente tener presencia militar en las zonas estratégicas o históricas.
—Eso no dice la carta. Lo pregunto directamente: ¿los militares deben salir a vigilar que no haya ‘raqueteros’ en la esquina?
Que protejan bienes estratégicos.
—¿No fue una reacción impulsiva por los crímenes contra agentes de serenazgo en Surco y el Callao?
Eso es el inicio de un diálogo. Ha habido por lo menos dos llamadas, hemos hablado de protección de bienes nacionales, eso es viable. Entonces no sé, la pelota está en la cancha del Ministerio del Interior, de Defensa, pero hay que encontrar una salida.
—¿Lo de los limpiaparabrisas no es también una reacción del momento? Quien esté en la calle y quiera cometer un crimen lo hará con trapos y un balde, o vendiendo caramelos...
Hemos sido muy cuidadosos con qué actividad era la que íbamos a prohibir. Yo pienso lo siguiente: si voy a una ciudad como Miami y alguien me tira un trapo sin preguntarme, va a la cárcel por tres años. En otros países eso no te lo hacen. Aquí viene una persona, te tira un trapo, te tira agua y comienza a atraparte sin tu consentimiento. Al tirarte un trapo sin consentimiento hay una violación a la paz y a la tranquilidad que todo ser humano necesita y merece. Aquí tenemos ferias de empleo semanales, estamos empadronando justamente a todos los señores que ahora están en las esquinas de Lima.
—¿Qué es lo más difícil del cargo de alcalde? Políticamente es una posición bien frágil.
Primero, tener equipo gerencial, porque cuando tú entras aquí ves gente que no está preparada para gerenciar. Ya tengo equipo, ahorita me siento más tranquilo. El otro tema es revisar toda la información que existe y la que no existe. Encontrarla fuera del Perú, como los contratos de Odebrecht. He tenido que recurrir a la banca extranjera para encontrar los contratos de concesión, los fideicomisos, prospectos de colocación de bonos en el exterior, registros en Estados Unidos. Yo tengo que reconstruir la historia y leerla yo mismo. Segundo: tomar la decisión de no renovar contratos.
—En unos meses lloverá otra vez, los pronósticos no son buenos. ¿Hay un plan municipal ante eso?
Mi aprendizaje en el tema de desastres naturales ha sido como de guerra, entré a una ‘muni’ que no tiene un solo volquete, ni una sola retroexcavadora, ni palas. Yo voy a tener un stock de maquinaria esperando lista.
—El problema mayor son los asentamientos que están en zonas vulnerables. Eso no se soluciona de un día para otro.
En el concejo estamos votando la intangibilidad de quebradas y de riberas del río. Tenemos empadronadas a todas las personas que perdieron sus casas, hemos llegado a más o menos 600. Estamos buscando darles una casa digna de Techo Propio en otro lugar, pero voluntariamente. Es un tema muy sensible. En ciertos casos donde ya el río puede matar población, podría haber desalojos. Pero todavía tenemos tiempo.