El exministro del Interior Rubén Vargas consideró que el Ejecutivo debe definir una “conducción política” frente a la reactivación de las protestas en contra del gobierno y del Congreso, con el objetivo de que no se repitan los hechos del 15 de diciembre último, “especialmente en Ayacucho”, donde 10 personas fallecieron en el marco de las manifestaciones.
— Organizaciones sociales de la macrorregión sur han anunciado que el 4 de enero retomarán las protestas contra el gobierno de Dina Boluarte y el Congreso. ¿Qué tipo de medidas debe tomar el Ejecutivo para que no se repita el escenario de hace tres semanas?
Tiene que haber una clara conducción política del Ejecutivo frente a las manifestaciones. Y cuando digo conducción política me refiero a que debe haber un responsable, ya sea el ministro del Interior o el primer ministro, pero tiene que haber una conducción política para que no se repitan situaciones como las que hemos visto el 15 de diciembre, especialmente en Ayacucho. Esta conducción debe recaer en un ministro que nos asegure dos cosas: el derecho constitucional a la protesta y a la manifestación pacífica y la identificación, captura y puesta ante la fiscalía a los violentistas y oportunistas que se aprovechan el descontento popular para generar situaciones extremas, para sacar provecho político de los muertos y de los heridos.
— ¿Cree que el Ejecutivo, en este tiempo de tregua, ha logrado identificar a interlocutores válidos de las protestas para sentarse a dialogar?
No sé si podamos hablar de interlocutores válidos de las protestas, porque estamos frente a una protesta de naturaleza inminentemente política, hay un descontento generalizado de la población. El 80% pide el cierre del Congreso o está descontento con la actividad congresal, pero ese es un descontento generalizado, no es que haya una persona o un movimiento que represente o haya canalizado esto, no tiene necesariamente una representación visible con nombre y apellido para decirlo de alguna manera.
Detrás de estas protestas hay un grupo de personajes que son oportunistas y expertos en atizar situaciones extremas, donde se presenta la confrontación y los costos sociales. No estoy seguro si es una estrategia válida ir a las regiones en busca de interlocutores de la protesta.
— ¿Bajo estas condiciones es viable el diálogo?
Es absolutamente viable a partir de las decisiones que se tienen que tomar en el Congreso y en el Ejecutivo respecto, por ejemplo, al adelanto de elecciones, sobre las reformas políticas básicas y los temas urgentes y centrales que las regiones están esperando. A ver, no es posible, por el amor de Dios, que por cuarta o quinta vez no puedan comprar urea para los agricultores, especialmente los del sur del país. No es posible tanta ineficiencia y mediocridad. Con el Gobierno anterior y con este hay un serio problema de gestión en el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego.
Yo creo que el Congreso se equivoca si considera que la crisis política ya ha sido superada y que el descontento popular se resolvió con la decisión del adelanto de elecciones para abril de 2024, no. Hay todavía situaciones extremas y creo que tienen que ser lo suficientemente conscientes y tener los ojos abiertos para que no se generen situaciones, donde nuevamente estemos lamentando muertos. No debe, no puede ocurrir un muerto más producto de las protestas sociales, eso sería imperdonable.
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— Hasta el momento, hay 28 muertos por las protestas en todo el país, entre ellos menores de edad. ¿Para usted, hubo un exceso en el uso de la fuerza por parte de la Policía y FF.AA.?
El Gobierno y las Fuerzas Armadas, en especial el primero, cayeron en una emboscada política, en la que son expertos en armar personajes del Movadef y de extrema izquierda. Ellos generan situaciones de extrema tensión con el único propósito de buscar la reacción de la fuerza pública y a partir de ello se produzcan muertos y heridos. Y así ellos se presentan como los abanderados de la defensa de los derechos humanos habiendo sido ellos los que generaron esas situaciones extremas. El Ejecutivo cayó en esa emboscada y a eso refiero cuando digo que se necesita una conducción política frente a los problemas de orden interno que se avecinan.
[…] La Policía Nacional tiene muchísima experiencia en el control del orden público, no puede repetirse ese escenario donde frente a una manifestación, inclusive, violenta sean miembros del Ejército con fusiles enfrentando a la esa población enardecida. La Policía Nacional ha sido preparada para enfrentar eso, las Fuerzas Armadas tienen que hacerse cargo de la seguridad de las instalaciones estratégicas, los activos críticos, es decir, ser la retaguardia de la Policía.
— El gobierno no tiene bancada en el Congreso, tampoco un partido político y no cuenta con respaldo popular. ¿En este contexto, puede resistir un año y medio en el poder?
Esa, sin duda, es la pregunta central, y el Congreso no está discutiendo [el adelanto de elecciones] considerando estos elementos que tú has mencionado. En efecto, la presidenta Boluarte está en una situación bastante precaria y eso amerita a tomar decisiones con mucho desprendimiento, y creo que eso pasa por evaluar un adelanto de elecciones en este año, el 2023. Insistir para el 2024 creo que nos puede llevar a situación más críticas de las que estamos enfrentando ahora. Y esta precariedad, esta crisis y violencia políticas nos arrastra nuevamente a una incertidumbre que afecta directamente a la economía, en particular la de los más pobres del Perú.
— ¿Le preocupa esas propuestas de separación del país? Hay un sector que se llama “la república del sur”.
Mira, yo creo que es parte de la bandera política que a veces suelen levantar personajes que ya están empezando a prepararse para las elecciones generales que se vienen, son protagonismos políticos irresponsables que intentan avivar ese regionalismo, que lamentablemente está alimentado por actos políticos exógenos. Y me refiero especialmente al señor Evo Morales [expresidente de Bolivia] y a sus operadores políticos, ahí hay que tener extremo cuidado en no permitir que intereses políticos externos pretendan inmiscuirse en asuntos internos del Perú, y hay mucho de eso en este discurso peligros que se busca levantar en el sur.
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— La Policía Nacional llamó a una marcha por la paz, pero luego borró el mensaje de sus redes sociales. Y el ministro del Interior ha señalado que no participarán. ¿Fue un error esta convocatoria?
Fue un error realizar una convocatoria en este contexto tan polarizado, tan sensible, políticamente hablando. Si no se estuviese discutiendo el adelanto de elecciones y otros temas tan sensibles después de un golpe de Estado frustrado probablemente sí se hubiese tomado en términos de defender la paz, pero la crisis política está en un nivel tan extremo que iniciativas como esa [la marcha] puede ser comprendida como una acción política, de las que la Policía y las Fuerzas Armadas están claramente impedidas.
— De acuerdo a la norma que regula el régimen disciplinario de la Policía, es una infracción muy grave organizar, dirigir, participar o incitar una huelga, paro o marcha. ¿La institución se ha politizado?
No, yo no diría eso, ojo que la policía ha convocado a muchas marchas, por ejemplo, contra las drogas, inclusive en favor de la paz, hay marchas que se convocaron por la paz en Ayacucho y en otras partes del interior del país. Hay acciones que convoca la policía, movilizaciones en fechas específicas, pero que no tienen en absoluto la connotación política. Lo que pasa es que ahora una marcha por la paz se podría entender, y creo que un sector así lo ha hecho, como una acción política. No debe dramatizarse, esta convocatoria no es una acción política. Por la situación se puede entender eso, y hace bien el ministro del Interior en haber bajado un poco el temperamento de esta convocatoria.
— ¿Cree que Palacio de Gobierno esté detrás? El jueves, la presidenta Boluarte, en una actividad en Cusco, había adelantado que había sectores que marcharían por la paz.
Las marchas por la paz las hemos visto inmediatamente después de los hechos trágicos del 15 de diciembre, recuerdo que la primera marcha en todo caso fue en Abancay, donde no participó directamente la Policía Nacional. Entonces, creo que frente a la violencia y a la crisis extrema que estamos observando, tener discursos invocando la paz, al diálogo, y al consenso son válidos, pero a veces creo que, por la extrema tensión en la que estamos, podría desnaturalizarse. Más importante sería que el comando policial se prepare mejor para garantizar el derecho a la protesta y para realizar operaciones quirúrgicas contra los violentistas, que seguramente van a querer nuevamente atizar el conflicto y tener más muertos. Ojo, quienes están detrás de que se produzcan muertos son personajes vinculados al Movadef y a las economías ilegales.
— El Congreso aprobó, en primera votación, que las elecciones generales se realicen en abril de 2024. ¿Qué puede salir de estos comicios?
A partir de algunas reformas básicas e importantes creo que el desgobierno de Castillo y la crisis política que se acrecentó con su frustrado golpe de Estado nos tienen que obligar a madurar políticamente, nos tienen que hacer pensar que tenemos que tener extremo cuidado en buscar a nuestros representantes y a quienes nos gobiernan. Necesitamos tomar con un poco más de seriedad a quiénes vamos a elegir como los nuevos gobernantes, no podemos seguir con esa lógica de elegir a nuestro candidato en oposición a otro; es decir en el anti: voto por Juan porque no me gusta Pedro. Creo que eso nos está llevando a una situación que no queremos volver a repetir.
— ¿Nos lleva a que la democracia esté en cuidados intensivos?
Nos lleva en efecto a mantener la democracia en esta situación permanente de cuidados intensivos, y también creo que es necesario invocando a esa madurez política, a raíz de los meses que hemos vivido, que los políticos que tienen la mochila pesada que son responsables de esta situación en la que nos encontramos, los políticos que tienen graves casos de corrupción, procesos abiertos, no pueden seguir actuando como si nada hubiera pasado. Ellos son corresponsables de esta gravísima crisis y que la democracia está en cuidados intensivos. Necesitamos que esos políticos hagan una evaluación respecto a su papel en esta crisis, no queremos verlos de candidatos, si son políticos que están acusados y procesados por lavado de activos y actos de corrupción, no, necesitamos que en las próximas elecciones los partidos lleven a los mejores peruanos, no a los prontuariados.
— El Congreso va a trabajar en reformas electorales. ¿Cuáles deben ser la prioritarias para evitar un escenario como el de 2021?
No sé si haya tiempo para discutir todas las reformas que se requieren, pero sí creo que son necesarias algunas importantes. Por ejemplo, la renovación por tercios del Congreso a la mitad del mandato, la bicameralidad y creo que también es importante la reelección no solo de congresistas, sino de autoridades subnacionales. Además, se debe fortalecer aspectos básicos de los partidos políticos, son necesarias las primarias. Y contar con mayor certidumbre en el escrutinio de los votos.