Ivan Martínez, presidente Internacional de la World Compliance Association, experto en temas de compliance y anticorrupción.
Ivan Martínez, presidente Internacional de la World Compliance Association, experto en temas de compliance y anticorrupción.
Karem Barboza Quiroz

El presidente internacional de la World Compliance Association, Iván Martínez López, quien participará en el III Congreso Internacional de Ética y Lucha Anticorrupción que se celebrará los días 3 y 4 de junio en Lima, consideró que tras los resultados en el procesamiento del caso en el Perú, se está perdiendo la sensacón de “impunidad” en el país.
En entrevista con El Comercio, el experto internacional en materia de cumplimiento y lucha contra la , sostuvo que se debe ser más agresivo para que los partidos políticos transparentes los aportes para sus campañas políticas.

-¿Cómo observa usted los efectos de la lucha anticorrupción en el Perú tras el fenómeno Lava Jato?

Bueno, creo que ha habido un avance evidente. Se está procesando y se está juzgado a personalidades del nivel político y del poder judicial que hace unos años era impensable y con lo cual creo que hemos llegado a un momento muy interesante. Se está perdiendo esa sensación de impunidad, donde está claro que, ya no vale todo y es el momento de pagar las cuentas. Y a la vez da esa sensación de cuánta corrupción tenemos, pero soy de los que opinan que para curar la enfermedad primero hay que curar la fiebre.

-Pero un caso como Lava Jato es la prueba de que la corrupción que existe entre el sector empresarial o privado con el nivel político forma una simbiosis que nunca se erradica…

Es donde más riesgo de corrupción hay; y los datos a nivel mundial son claros en ese sentido, es justo en la interacción entre lo público y lo privado. Los ciudadanos durante muchos años hemos pagado ser víctimas de una generación de políticos de empresarios que operaban con un altísimo nivel de impunidad. Creo que por fortuna estamos logrando tomar conciencia, la clase política y empresarial, de que ya no vale conseguir las cosas a cualquier precio. Hay que hacer esfuerzos por trasmitir a los ciudadanos que queremos hacer las cosas bien, que queremos hacerlo de forma ética, además porque los ciudadanos están castigando a la clase política donde más les duele y es tomando el poder a través del voto.

-Antes, los actos de corrupción lo veíamos en los niveles bajos del gobierno, pero ahora se hace público que los principales involucrados son ex presidentes y hasta las cabezas de los partidos políticos. ¿No es pesimista ese panorama?

Está claro que teníamos un problema muy claramente instaurado desde el momento en que teníamos en el Perú una ley de financiamiento de partidos políticos que permitía las aportaciones de fondos en efectivo, anónimas, sin ningún tipo de información sobre cómo se están financiando las campañas políticas. Por eso es que tenemos muchas personalidades políticas que llegaron hipotecadas al cargo. Arrastraban una serie de compromisos previos debido a esos financiamientos con los que habían llegado al poder. Se tenían líderes hipotecados en el cargo, hipotecados a favor de intereses privados.

-¿Qué podría permitir una clara aplicación de la ley de financiamiento, precisamente para clarificar las aportaciones de estos empresarios?

Hay que empezar a transparentar, existen fenómenos como los lobbies que se maneja en Estados Unidos, por ejemplo. Creo que primero, transparenta eso y legalizarlos, porque está claro que existe. Al menos bajo mi opinión hasta ahora están bajo la mesa y lo que está claro es que las aportaciones deben empezar por ser nominativas. No se puede permitir que se realicen aportaciones a campañas políticas de ningún tipo anónimas y en efectivo, porque ya no solo estaríamos hablando de la corrupción vinculada a la obra pública o gasto público; sino es que es una puerta abierta al narcotráfico y otros delitos que son muy graves para el desarrollo social de cualquier país y desde luego, eso ha ocurrido en el Perú.

-¿En el Perú nos diferenciamos en otros países respecto al tema de los aportes? ¿En otros países tienen claro el manejo de este tema y funciona?

Tenemos países donde está totalmente prohibido las aportaciones privadas a campañas políticas. España, por ejemplo, está en camino en ese sentido, y eso que España arrastra un larguísimo historial de financiamiento irregular. Está clarísimamente penado, hay unas aportaciones del Estado tan limitado con los gastos que se puedan hacer para las campañas políticas ¿cuánto cuesta una campaña política? ¿Por qué no obligamos a los candidatos a que muestren sus cuentas sobre cómo se realizan estas campañas, cómo se financian estas campañas? Luego, creo que no permitiría que ocupen algunos cargos, sin antes dar explicaciones en ese sentido.

-¿Qué otras debilidades identifican usted en la lucha contra la corrupción en el Perú?

Al día de hoy, sin ser peruano, uno de los mayores problemas del Perú es el miedo. Venimos de una época donde se permitía prácticamente todo, donde había un altísimo nivel de impunidad en la convivencia entre lo público y lo privado. Tenemos que ser capaces y continuar con la política en materia de corrupción sin paralizar la economía del país. Es decir, tenemos que ser capaces de luchar contra la corrupción sin paralizar el crecimiento de un país.

-¿Pero no se puede hacer nada si las empresas incumplen su código de ética, como fue con el caso , OAS y otras constructoras que participaron de un pacto corruptor en el Perú?

Aunque no parezca, Odebrecht tenía un plan de cumplimiento. Hoy en día existen modelos internacionales que marcan cuáles son las características mínimas que tiene que tener el programa de cumplimiento para ser válido. Ahora, las grandes transnacionales están tomando conciencia de que sí, por un lado, se enfrentan a un problema penal y judicial, pero hay otro (problema) que es mucho más dañino y es el daño reputacional. Entonces, estas transnacionales empiezan a darse cuenta de que es más rentable actuar de la forma correcta.

-¿Para el aparato gubernamental aplica lo mismo, es decir estas normas de cumplimiento?

Sí, pero lo que ocurre muchas veces en las instituciones públicas es que lo que sobran son organismos y unidades de control. Lo que tenemos que hacer es simplificar el control y hacerlo efectivo, supervisar que realmente que se aplican. El compliance lo que busca es un sistema de supervisión real de control. Yo me reúno con entidades públicas donde he sido yo el que tuve que explicarles cómo se aplican sus niveles de control, porque sí los tenían. Hay un nivel de inaplicación, un nivel de miedo o de sometimiento al poder público.

-En todo caso, más allá de la existencia de estas normas de cumplimiento, todo pasa por la persona. Por el funcionario público, por el empresario…

Hay muchos estudios relacionados sobre qué es lo que hace que un individuo tome la decisión de ser corrupto o no. Uno de ellos es el ambiente de control. También está la cultura, la formación personal. También hay que manejar la educación, la formación, desde las escuelas, de la importancia que tiene para el desarrollo social y económico.

-¿Cuál es la finalidad de este Congreso Internacional sobre Ética y Corrupción que se realizará en el país la próxima semana?

Por un lado, es hablar del problema y de la solución sobre la corrupción. Vamos a hablar sobre corrupción y colusión, los cárteles, cómo las organizaciones se juntan entre sí para repartirse obras, por ejemplo. El fin del congreso es compartir prácticas internacionales tanto de lo que se hizo mal como de soluciones efectivas.