La guerra comercial de Trump ha generado protestas en diversas partes del mundo, como la convocada en Londres la semana pasada. (Foto: EFE)
La guerra comercial de Trump ha generado protestas en diversas partes del mundo, como la convocada en Londres la semana pasada. (Foto: EFE)
Jaime de Althaus

En esta entrevista, analiza las consecuencias de la guerra comercial declarada por , la estrategia contra el narcotráfico que debería aplicar López Obrador en México y la situación de los venezolanos que migran al Perú y a otros países de la región.

— La guerra comercial desatada por Trump se va a agravar cada vez más, o puede terminar con la China y con la Unión Europea haciendo concesiones? ¿Va a terminar bien o va a terminar mal?
Es muy temprano saber hasta dónde va a llegar esta guerra comercial, pero es muy preocupante porque no hay ningún indicio de que ni China y la Unión Europea ni Canadá van a dejar de responder con represalias del mismo tamaño y entonces eso quiere decir una escalada cada vez más fuerte. Trump puede responder con cada vez más aranceles que pegan fuerte a todos, pero especialmente a los estadounidenses. Esto de proteger a la economía propia es en realidad muy dañino a la economía propia porque, en realidad, lo que pasa es que proteges a ciertas personas, a ciertas industrias, a ciertos trabajadores que siempre terminan siendo una minoría mientras que perjudicas a muchos más trabajadores e industrias domésticas y en el proceso dañas la economía global.

— Dicen que es su modo de negociar para conseguir más equidad…
Trump es el primer presidente desde los años 30 que ha roto con el compromiso que han tenido todos los presidentes de promover un sistema comercial internacional liberal y es el primero que abiertamente cree en el proteccionismo. Algunos dicen que esto es solo su modo de negociar para poder llegar a ciertos acuerdos con los socios comerciales, pero qué manera de negociar. Está creando un montón de daño no solamente económico, sino también sobre las instituciones del sistema de comercio internacional…

— ¿Trump no está buscando equidad arancelaria para reducir el déficit comercial? Por ejemplo, los autos europeos pagan 2,5% de arancel en EE.UU. y los autos americanos 25% en Alemania y en China. La China evade con medidas paraarancelarias, subsidios, las reglas de la OMC...
Sí, es cierto que en algunas cosas, los socios comerciales de EE.UU. aplican aranceles elevados o “protegen” sus mercados de otras maneras, como por ejemplo subsidios o regulaciones locales pesadas que elevan el costo del comercio. Pero EE.UU. también hace lo mismo. La agricultura estadounidense es altamente protegida, los camiones pick up tienen un arancel de 25%. Las confecciones, las maletas, etc. también tienen aranceles relativamente altos. Pero sí es cierto que su economía es más abierta que la de buena parte del resto del mundo. El arancel promedio de la UE es 5,2% comparado al de EE.UU. que es 3,5%. Existe la queja de que en la China supuestamente se roban la propiedad intelectual de empresas norteamericanas. Pero para tratar con eso no hay, pues, que desatar una guerra comercial internacional. El problema con la visión de Trump es que él piensa que el proteccionismo ayuda a la economía que lo practica, cuando la realidad es que la perjudica. Una de las razones por las que EE.UU. es una economía tan prospera y exitosa es justamente que tiene aranceles entre los más bajos del mundo. Dudo que la estrategia de Trump tenga éxito en liberalizar el comercio internacional.

— ¿Trump es una amenaza al Estado de derecho en Estados Unidos, a la democracia liberal?
Yo creo que sí. Estados Unidos no es Latinoamérica, pero Trump es un populista latinoamericano. Las instituciones de EE.UU. son fuertes, así que no podría censurar a la prensa o violar derechos abiertamente como suele ocurrir en Latinoamérica. Pero sí está logrando debilitar la credibilidad de las instituciones. Él critica todos los días abiertamente a las cortes, a los jueces con nombre y apellido, a la prensa, dice que son todos mentirosos. Puede llegar un momento en que las instituciones sean demasiado débiles para proteger las libertades que los americanos toman ‘for granted’. Entonces yo veo esto como un fenómeno bastante latinoamericano, novedoso para los estadounidenses, que no están listos para tratar con esto.

— Ahora, los republicanos creían en el libre comercio y más bien los demócratas eran proteccionistas. Es el mundo al revés...
El presidente Trump representa valores que no son los que antes decía que representaba el partido Republicano. Se podría decir que Trump es el anti-Reagan: representa el proteccionismo, el rechazo a los inmigrantes, la mano activa del Gobierno de manera arbitraria de favorecer a ciertas industrias, ordenar que ciertas industrian produzcan en EE.UU. y no en México, amenazarlas…

— ¿Qué va a pasar con el NAFTA finalmente?
Nadie sabe. Yo diría que hay 50% de posibilidades de que se renegocie y 50% de que sea abandonado por Estados Unidos. Algunos días Trump dice que lo quiere abandonar y otros días piensa que se puede negociar. Depende de cómo se levante ese día. Y ahora tenemos a un nuevo presidente electo en México que ha sido crítico del tratado de libre comercio, pero en México el tratado es sumamente popular. Por lo tanto, ha moderado sus críticas. Veremos.

— ¿Cuál es la posición de López Obrador en relación con la Alianza del Pacífico?
Es una incógnita. Él no cree en los tratados de libre comercio. Sería una lástima que se echara para atrás.

— ¿Para contrarrestar el proteccionismo de Trump no tendría sentido que la Alianza del Pacífico le plantee a EE.UU. llevar adelante el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que fue propuesta por Bush padre en la primera Cumbre de las Américas?
A mí me parece que con las políticas comerciales de Trump es hora que Latinoamérica tome la iniciativa y entonces, sí, una posibilidad sería proponer desde Latinoamérica el ALCA o proponer una variante de eso: agrandar la Alianza del Pacífico de manera que cualquier país que quiera entrar sea bienvenido y que se haga ya.

— ¿López Obrador es una amenaza al modelo económico en México?
Yo creo que sí. Hay un gran debate al respecto en México. Hay evaluaciones encontradas. Yo creo que a diferencia de Venezuela, México tiene algunas ventajas para que no termine en un populismo de izquierda tan extremo: no tienen el petróleo que tiene Venezuela, ni los precios, es un país mucho más integrado a la economía internacional y ha firmado tratados y compromisos internacionales que tendría que romper. Pero, bueno, lo que sabemos de los populistas es que, si pueden violar ciertos compromisos, lo hacen. Si pueden gastar, lo hacen. Y se preocupan de las consecuencias después.

— ¿López Obrador podrá combatir la corrupción y el crimen organizado tan violento que hay en México?
Mira, hasta ahora no he visto ningún plan suyo de cómo tratar ese gran problema. Ha hablado de la descriminalización, pero no se sabe si está comprometido con eso. El problema de México al tener frontera con Estados Unidos es que en Estados Unidos están prohibidas estas drogas que pasan por o se producen en México. Entonces el incentivo para traficar hacia Estados Unidos va a ser muy alto, por las ganancias del mercado negro, y eso genera una criminalidad enorme que va a persistir sean cuales fueren las políticas que se apliquen. ¿Qué puede hacer México para reducir el daño que está creando la prohibición estadounidense? Quizá López Obrador debería volver a cómo eran las cosas cuando el PRI dominaba la política. Allí sí existía el narcotráfico, pero no generaba violencia ni crimen descontrolado como hoy, porque el Gobierno se hacía de la vista gorda frente al tráfico de drogas. La violencia se desató porque el Gobierno Mexicano luego del PRI empezó su propia guerra contra las drogas, que antes no existía. Entonces, es muy posible que López Obrador, siendo un animal del PRI, vaya a volver a cómo manejaba el PRI en tiempos antiguos este tema.

— Bueno en esos tiempos había un pacto tácito con el narcotráfico en el sentido de que “te dejo actuar, pero no me molestas”…
Claro, que se rompió cuando el último presidente decidió iniciar una guerra contra los cárteles de droga. Yo creo que sería mucho más inteligente que México haga lo que Jorge Castañeda, el ex canciller mexicano, ha propuesto: que haga lo que Canadá hizo con Estados Unidos durante la era de la prohibición. Y es que cuando los canadienses vieron que se prohibió el alcohol en Estados Unidos, no dijeron “vamos a implementar semejante política estúpida en nuestro país”. Dijeron “vamos a seguir produciendo alcohol y si quieren comprarlo en ese país no lo vamos a impedir”. Y Canadá no sufrió de los grandes problemas que sufrió Estados Unidos durante esa época.

— Podrían acusar a México de narcoestado…
Es cierto, pero dado que el fracaso de la guerra contra las drogas es mucho más conocido hoy que digamos hace 10 años, tendrán menos peso. Casi cualquier alternativa a las políticas actuales representaría una mejora.

— Brasil también ha sido víctima del populismo. ¿Qué va a pasar?
Claro, Brasil nos recuerda también que el populismo no ha desaparecido y que es una amenaza latente a la libertad. Han echado a la presidenta Dilma, han encarcelado a Lula da Silva, que fueron grandes avances, pero ha surgido un candidato supuestamente populista de derecha, que se parece mucho a Trump. Es un fenómeno muy latinoamericano: perder confianza en los partidos y en las instituciones para que aparezca un hombre que dice que solo él lo puede resolver. Pero lo que sí ha habido en Brasil, que es novedoso para Latinoamérica, son los cambios legales e institucionales que han permitido que la gente más poderosa en el mundo de negocios y en el mundo de la política hayan terminado en la cárcel, y que los jueces y los procuradores y la policía hayan podido actuar de manera independiente para poder hacer su trabajo. Esa es la sorpresa de Brasil, que se está dando una rendición de cuentas de verdad y fortalece el Estado de derecho.

—¿Cuáles han sido esos cambios legales?
Bueno, por un lado, la Constitución del 88 estableció que los jueces que entraran en función ingresarían no por elección de los poderes políticos, sino a través de exámenes transparentes, competitivos, de méritos. De esa manera se elegía a la gente más preparada; que además no tenía que responder a amos políticos. Ya se ha creado una generación de magistrados jóvenes íntegros. El otro cambio que ha sido clave es lo que llaman “delación premiada”, que no es muy común en Latinoamérica.

— La situación de Venezuela simplemente no tiene remedio, ¿no? El gobierno de Maduro está en su peor momento pero la oposición también. Ya no hay reacción…
Me temo que soy muy pesimista sobre Venezuela. Venezuela es uno de esos casos que no sigue la regla de que un agudo deterioro económico y político lleva al colapso del gobierno. Quizá la crisis es tan severa que el gobierno se fortalece relativamente ante la población y a la oposición. La crisis es tan grande y abrumadora que es muy difícil organizarse. Las energías se gastan en sobrevivir. Y quien tiene todos los recursos es el régimen. Relativamente tiene más poder. Y este es el modelo que ha seguido Cuba, que ha seguido Corea del Norte y que ha seguido Zimbabue.

— Ahora, el éxodo venezolano es cada vez mayor. En el Perú ya hay casi 400 mil venezolanos y a fin de año podría haber ya casi 1 millón, para no hablar de Colombia y de otros países.
Mira, yo por eso creo que la comunidad latinoamericana debería llegar a un acuerdo para regularizar el flujo de venezolanos hacia los países latinoamericanos para que puedan incorporase a las sociedades de manera legal, que les permita trabajar, que los países se comprometan a recibir cierta cantidad de venezolanos de manera regular y legal.

— Veamos a Argentina: lo que ha pasado allí es que Macri cometió el error de la gradualidad, ¿no? Y ahora está siendo tragado por su propia gradualidad…
El gradualismo nunca funciona. El gran problema de Argentina sigue siendo la irresponsabilidad fiscal: gastan y gastan sin control. Los 12 años de populismo kirchnerista incrementaron el gasto público de un 23% del PBI a más de 40%. Y ¿qué ha hecho Macri al respecto? Lo ha bajado solo en un par de puntos porcentuales. Ya los mercados, con mucha razón, se están yendo. Y es por eso que finalmente han llamado al Fondo Monetario.

— ¿Y cómo ves al Perú en general?
Todos reconocen que el Perú ha sido un caso de democracia de mercado exitoso. Pero es preocupante el nivel de desarrollo institucional del país, porque llegas a un punto de desarrollo económico en el que valen cada vez más las instituciones para poder respaldar un crecimiento continuo, y eso es lo que le falta al Perú. También las regulaciones son muy pesadas, más aun las laborales que comparadas a países avanzados son tan pesadas que no sorprende para nada que el sector informal sea tan enorme en el Perú. Es una injusticia porque las leyes peruanas son muy costosas para la gran mayoría de la gente más necesitada, y eso es un problema enorme porque le da un montón de poder a los políticos mantener este tipo de regulaciones pesadas y les quita poder, opciones, viabilidad de crear riqueza a la gran mayoría de los peruanos. Eso al final afecta también el estado de Derecho.