"Mendoza no tiene la génesis de su ex aliado Arana, pero ha llegado a la misma conclusión que él respecto al color predominantemente verde de la izquierda en el Perú". (Ilustración: Giovanni Tazza/GEC)
"Mendoza no tiene la génesis de su ex aliado Arana, pero ha llegado a la misma conclusión que él respecto al color predominantemente verde de la izquierda en el Perú". (Ilustración: Giovanni Tazza/GEC)
Fernando Vivas

La izquierda tiene sed de minas. Los conflictos que provoca el ‘extractivismo’ –por la contaminación del medio ambiente, por el agua, el ruido, la polvareda tóxica- son el más preciado campo de acción para el activismo radical peruano en las últimas dos décadas. Esto no es para extrañarnos. El Perú tiene a la minería por una de sus principales actividades económicas: aporta el 9% del PBI y da empleo a alrededor de 200 mil personas, pero indirectamente a 1 millón y medio. Visto así, no parece demasiado; pero la minería representa más del 60% de las exportaciones y el 19% de las recaudaciones fiscales (todo ello, según fuentes de la SNMPE Sociedad Nacional de Minería Petróleo y Energía).

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