El politólogo Martín Tanaka consideró que el discurso de que la oposición que sale a protestar representa a la derecha recalcitrante “claramente ha quedado desfasado”, después del paro de los transportistas y agricultores. Agregó que el presidente Pedro Castillo, a pesar de que asistió al Congreso, no brindó una ruta de salida a la actual crisis.
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—En poco más de ocho meses, el presidente Castillo ha enfrentado dos procesos de vacancia, ha designado a cuatro Gabinetes, y tiene tres investigaciones abiertas, aunque suspendidas por tráfico de influencias y presunta corrupción. ¿Cómo califica a este gobierno?
Es un gobierno que se ha metido en los problemas que mencionas, porque ha privilegiado satisfacer presiones de los grupos que llevaron al poder [a Castillo], el partido [Perú Libre], los gremios y los que brindaron apoyos electorales en la campaña. Se ha privilegiado la lógica de retribuir a estos grupos para mantenerlos tranquilos, contentos y leales al gobierno, antes de priorizar los objetivos de la política, lo que hubiera implicado mejorar el estándar, buscar personas capaces para implementar las políticas. Y a regañadientes se han dado excepciones, es decir, han buscado a gente calificada para desempeñar ciertos cargos, pero lo han hecho cuando no quedaba más remedio. Hasta ahora, el gobierno parece no haberse dado cuenta de lo suicida y autodestructiva que es esta lógica.
—¿El gobierno ha contribuido a la profundización de la crisis generada por el paro de transportistas y de agricultores?
Yo creo que sí, porque como digo, en la medida de que el gobierno se ha desatendido de los problemas reales del país, de diseñar e implementar políticas ha terminado generando el entrampamiento donde está. Por ejemplo, hay protestas en el sector agrario en diferentes partes del país, pero este es un gobierno que habló de implementar una segunda reforma agraria, supuestamente la agricultura era una gran prioridad del Ejecutivo, tenía un ministro de Agricultura que era un dirigente social, que tenía mediano conocimiento del sector y que había armado un equipo. Pero sin mediar mayor explicación lo cambió por un ministro [Óscar Zea] y personas que no tienen el mismo conocimiento. Es por eso que la crisis actual sorprende [al gobierno] y lo agarra desprevenido y sin capacidad de respuesta. Es una consecuencia directa de la inestabilidad en los cargos y de poner al frente de [la toma de] decisiones a gente no calificada.
Y si miras a transportes, podemos contar una historia similar. Desde el comienzo ha habido nombramientos de personas cuestionadas en el MTC, que además tenían una actitud muy concesiva frente a los intereses de los transportistas [informales], que sabemos tienen poco respeto a la ley. El gobierno mismo empoderó al sector que hoy lo está jaqueando, el mismo sector que apedreaba a los fiscalizadores y que se negaba a aceptar una reforma del transporte, ese mismo sector es que el ahora bloquea las carreteras. El gobierno está cosechando lo que sembró en meses previos.
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—¿Hubo una reacción tardía, cuando la protesta se concentraba en Junín?
Sí, totalmente, lo que se ha estado incubando en este tiempo tiene algunas semanas, ya sabíamos que había mucho descontento en los sectores agrarios por el aumento en los precios de los fertilizantes y no había una capacidad de respuesta; sabíamos que el precio de la gasolina estaba subiendo en todo el mundo, y que ello está generando molestias en los transportistas y, en general, a toda la población. Si sube la gasolina, suben todos los precios. La crisis del agro y de los combustibles golpea directamente a los productos de la canasta familiar. Y si a eso le sumas que en Junín hay cuestionamientos a Perú Libre, entonces todo eso junto generó este cóctel que le explota [al Ejecutivo]. Y el gobierno no tenía, pudiendo haberlo tenido, algún tipo de respuesta. Otro dato más, la PCM como que desmanteló la Oficina Nacional de Dialogo y Sostenibilidad, muy recientemente pusieron a un encargado, el Estado no tenía ningún plan para enfrentar este tipo de cuestiones y como que ahora está improvisando las respuestas.
—¿Esta protesta marca un antes y un después para el gobierno? El “pueblo” al que alude Castillo en sus discursos es el que ha salido esta vez a protestar en su contra.
Sí, yo creo que vamos a recordar estos días como una suerte de punto de inflexión, porque si bien ya ha habido protestas en el pasado, eran protestas relativamente encapsuladas, hace algunas semanas todos hablaban del corredor minero, de Las Bambas, y claro que veíamos a sectores populares del sur andino protestar en contra del gobierno, pero esto era algo confinado a un sector específico, pero ahora vemos protestas múltiples en diferentes lugares del país, y claramente de sectores populares.
Ya no se puede decir que quienes protestas son [solo] de la derecha extremista, los vacadores, ahora es un sentimiento mucho más grande a nivel nacional. Este discurso, según el cual, el pueblo está representado en el gobierno y la oposición constituye la derecha recalcitrante claramente ha quedado desfasado, sobre todo pensando en las protestas agrarias, este gobierno hablaba de una segunda reforma agraria y es el agro el que se está levantando en su contra.
—El presidente Castillo y los ministros Torres, Gavidia y Chero tuvieron lamentables expresiones. ¿Cómo pueden interpretarse?
Es fruto del hecho de que el gobierno no tiene un diagnóstico claro de la situación, el gobierno no entiende lo que está pasando y por eso es que tienen este tipo de declaraciones. Es decir, por un lado, el presidente Castillo no parece entender el nivel de desprestigio en el que está y el descontento que hay, y se deja llevar por estas explicaciones conspirativas que creíamos exclusivas de gobiernos conservadores de derecha, según las cuales, las protestas siempre son acciones de agitadores y extremistas y desconocen que hay problemas más de fondo.
Y otra manifestación de que no entienden lo que está pasando fue la inmovilización obligatoria en Lima y el Callao sobre la base de información muy débil y cuestionable, que terminó generando un malestar muy grande que se vuelca contra el gobierno. El presidente fue al Congreso, a dar explicaciones, dice “vamos a hacer todo lo posible, todo lo que está en nuestras manos” [para darle una salida a la paralización], pero no dice nada concreto.
—Al decretar un toque de queda en Lima y el Callao para contener las protestas contra el gobierno, ¿el presidente Castillo ha cruzado una línea sobre el respeto de los derechos fundamentales?
Sí, esto va a ser recordado como un punto de inflexión, y sobre todo, porque ha dejado la sensación de que el presidente está desbordado por los problemas y que no sabe cómo solucionarlos. Este tema de que el presidente no tiene capacidad de responder a la complejidad del gobierno ya se ha instalado en sectores mucho más amplios, eso mella mucho su legitimidad. Es decir, frente a una infección en la mano, su decisión fue amputar el brazo, esa es un poco la imagen. Yo creo que esto sí lo va a afectar mucho.
—¿Los ministros que refrendaron ese decreto supremo deben dar un paso al costado?
Bueno, creo que el hecho de que esto [el toque de queda] haya sido una decisión colectiva demuestra que es todo el gobierno el que vive esta situación de precariedad, de inestabilidad, de falta de norte y de no tener un buen diagnóstico. Creo, entonces, que este Consejo de Ministros de Torres rápidamente se está agotando, yo creo que en este momento hacer cambios puede ser contraproducente, porque están en curso varias negociaciones, pero apenas salgamos de la emergencia, si es que llegamos a salir, efectivamente debería hacerse una recomposición más profunda, que cambie la lógica del gobierno. El gobierno tiene que entender que ha llegado a un límite, donde la estabilidad del país, más allá de la viabilidad del mandato de Castillo, está en juego.
—El Parlamento no ha logrado aprobar una sola medida para mitigar las protestas. ¿Cómo evalúa su rol? ¿Ha estado a la altura?
Lamentablemente, el Parlamento es la contracara de los problemas del gobierno, estamos viviendo una crisis de representación política muy profunda, y tenemos años en esto. Entonces, las falencias del Ejecutivo tienen su correlato en las falencias del Congreso también, el Congreso pudo haber hecho mucho más en controlar las acciones del Ejecutivo, en señalar los problemas, pedir explicaciones y proponer alternativas. Yo creo que el Congreso ha hecho poco [frente a la crisis] pudiendo haber hecho más.
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—¿La Presidencia de Castillo es insostenible? ¿Qué caminos le quedan?
Está cada vez más complicado y se queda sin opciones, no sé si insostenible sea la palabra, porque en la práctica está en las manos del Congreso que el presidente se mantenga o no en su puesto mediante el mecanismo de la vacancia. Hasta hace unos días hemos visto que el Parlamento no tenía los votos necesarios para vacar al presidente, pero si la cosa se deteriora más, si la protesta social es cada vez más intensa, si la sensación es de ingobernabilidad y caos, eso podría ocurrir, pero todavía el gobierno tiene algún margen para hacer las correcciones, vamos a ver si aprovecha ese tiempo o si se aísla aún más.
—¿Cuál es la salida a esta crisis?
Esa es la gran pregunta, es muy complicado, cuáles son las opciones, yo creo que la opción más inmediata y limpia sería que el presidente Castillo tome plena consciencia de la precariedad de su situación, recomponga el Consejo de Ministros, y arme un Gabinete plural, basado en personas con mucho reconocimiento y experiencia, y que se elabore una agenda de gobernabilidad mínima, que permita enfrentar los problemas que estamos padeciendo ahora. Luego está el escenario de la vacancia y que la vicepresidenta de la República [Dina Boluarte] asuma el gobierno y termine el periodo. Y más grave aún es el escenario de adelanto de elecciones, porque tiene la incertidumbre de que, si el adelanto implica elecciones generales o solo del presidente, que es la posición que tiene el Parlamento de manera equivocada, a mi juicio.
—El expresidente Sagasti propuso que, la ciudadanía, impulse una reforma constitucional que lleve a nuevas elecciones generales. ¿Es esta la vía? ¿Todos se deben ir?
Es una opción que permite transmitirle claramente al Congreso que si hay adelanto de elecciones tienen que ser generales, y no solamente presidenciales, ese es el mérito, y lo más interesante que tiene la propuesta del expresidente [Sagasti]. Tiene la gran limitación de que es el propio Parlamento el que debe implementar la reforma constitucional, el expresidente evalúa que la presión de los ciudadanos podría hacer que los parlamentarios acepten el escenario de elecciones generales. Ciertamente, es una opción más dentro de la baraja que está sobre la mesa.
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—¿Es viable que Castillo renuncie?
La verdad que me parece muy difícil, yo creo que el presidente [solo] renunciaría en el momento en que evalúe que ya no tiene opciones, y que su vacancia es inminente o su permanencia en el poder es insostenible. Por ejemplo, recordemos la renuncia del expresidente Kuczynski, renuncia cuando tiene la relativa certeza de que el Parlamento estaba a punto de vacarlo. Un escenario de renuncia de Castillo solo se daría si es que él tiene la certeza de que el Congreso tiene los votos para vacarlo.
—El primer ministro, Aníbal Torres, en BluRadio de Colombia, ha referido que en el Perú “existe una prensa ladrona de la verdad” y que “está al servicio de los golpistas”. ¿Le preocupa la tensa relación entre el gobierno y los medios de comunicación?
Sí, es preocupante por lo importante que es la libertad de prensa, pero más preocupante me parece es lo que ese tipo de comentario refleja, es una mala lectura [de parte del Ejecutivo] de lo que está pasando, es como si ellos dijeran “en realidad la ciudadanía no está molesta con el gobierno, sino que esto es un invento de los medios de comunicación, es una maniobra de los enemigos, de los golpistas, en realidad nosotros estamos bien y la gente está más o menos tranquila”, esa parece ser la lectura, cuando en realidad ellos tendrían que ser mucho más conscientes de los tremendos errores que están cometiendo, de la enorme insuficiencia de políticas, de la inexistencia de respuesta frente a los problemas. Tendría que haber algo más de sentido autocrítico y de consciencia de la precariedad en la que están, esto no es un invento de la prensa, no es una campaña de los enemigos, lamentablemente es la realidad y ellos tienen mucha responsabilidad en lo que está pasando.
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—¿Cómo evalúa al presidente Castillo en estos ocho meses de mandato? ¿Ha cumplido o decepcionado las expectativas que tenía el sector de la ciudadanía que votó por él?
Lamentablemente, el presidente nunca llegó a entender el desafío que tenía en las manos, yo creo que el presidente siempre privilegió el corto plazo, el equilibrar las disputas y presiones de los grupitos que estaban alrededor de él, parece que entendió que el trabajo de gobierno es utilizar el Estado para satisfacer a estos grupos mediante el reparto de cargos públicos, y desatendió de manera clamorosa los problemas del país y la necesidad de diseñar políticas para enfrentar los problemas, es tremendamente decepcionante. Se esperaba que siendo él un maestro hubiese prioridad a la educación, qué es lo que el gobierno ha propuesto para mejorar la calidad educativa, para asegurar la continuación de las clases, para recuperar los aprendizajes, qué ha habido, prácticamente nada.
Este es un gobierno que ganó las elecciones muy fuertemente representando a los votantes del sur andino, y qué es lo que ha puesto sobre la mesa para el desarrollo del mundo rural, para el desarrollo del sur andino, en algún momento habló de una segunda reforma agraria, pero fue puro discurso, y no se ha traducido en nada concreto.
—Usted refirió que en estas últimas protestas contra el gobierno ya no solo participa la derecha, y los que denunciaron fraude, sino también un sector que respaldó a Castillo. ¿Cómo se pueden compaginar o convivir estas dos corrientes?
Ese es el gran tema que tenemos aquí, hay mucho descontento, pero ese descontento está muy fragmentando, no tiene representación política y solamente encuentra caos en momentos muy específicos, ese es un gran problema que tenemos como país, es una expresión más del desacople que hay entre el mundo de la política y la sociedad. Lamentablemente, vamos a tener que vivir durante mucho tiempo con ese desacoplamiento, vamos a tener protestas esporádicas en coyunturas muy cambiantes y ojalá que la representación política esté a la altura y que encuentren salidas que privilegien pues reducir la incertidumbre y enfrentar los problemas del país.
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