Es un jueves de verano en Lima, el termómetro marca 26° C y pronto empezará la hora punta de la tarde. Luis Enrique U. y José Luis V., quienes trabajan movilizando personas, saldrán a las calles con sus respectivos vehículos. El primero usa el aplicativo Beat, la empresa que conecta usuarios pasajeros con usuarios conductores en tiempo real, mientras que el segundo va ‘ruteando’ por las calles de Lima.
Según la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU), los taxis —que reemplazan las carencias del transporte público— representan más del 30% del tránsito en la capital. Bajo este escenario, cabe preguntarse: ¿cuál de los dos conductores tiene más ventajas? ¿Quién obtiene más ganancias? Para averiguarlo, seguimos a Luis Enrique y José Luis en un día cualquiera , de 5:00 p.m. a 8:00 p.m. ¿A quién le fue mejor?
En una parada de su día de trabajo, Luis Enrique (25 años) asegura que los usuarios pasajeros prefieren su servicio porque valoran la calidad —auto en buen estado, conducción adecuada, aire acondicionado—, pero sobre todo la tranquilidad de poder compartir su viaje en tiempo real a través de Messenger o WhatsApp con cualquiera de sus amigos o familia. A esto se suma que pueden pagar en efectivo o con tarjeta de crédito o débito.
Entre las principales ventajas de Beat, Luis Enrique menciona que puede ver el destino del usuario pasajero antes de aceptar la carrera. Además, resalta el botón de emergencia que tiene para comunicarse directamente con la policía en caso de tener algún problema. También valora la flexibilidad de horarios para brindar el servicio, así como el soporte que le da la marca ante cualquier duda o imprevisto, las 24 horas del día.
Rutas largas, menos ganancias
José Luis (44), por su parte, cuenta que es un taxista clásico desde los 18 años y que afronta un panorama distinto. Trabaja ocho horas al día y recoge pasajeros en zonas de alto tránsito. Inicia en distritos céntricos y por la tarde recorre las periferias de Lima. Trata de no rechazar carreras, así tenga que ir desde Comas hasta La Molina por 40 soles.
Aunque suena como una ganancia interesante, debe restarle el tiempo, el combustible y el estrés. Tras una de esas largas carreras suele demorar en conseguir pasajeros que hagan la ruta ‘de retorno’.
A veces le sucede que, al no conocer todas las rutas que acepta, gasta demasiado combustible, lo cual disminuye sus ganancias.
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