La Sociedad Nacional de Industrias (SNI) está comprometida con el desarrollo económico y social del Perú, y tiene una visión clara al respecto, como lo expone su presidente, Felipe James Callao.

¿Cuál es la visión de la SNI con respecto al desarrollo del Perú?

Nuestra visión es posicionar al Perú como el país más importante del Pacífico sudamericano. Para lograrlo, necesitamos cumplir varias metas, siendo la principal convertirnos en el centro logístico e industrial de esta parte del continente. Esto será posible gracias a proyectos como el Puerto de Chancay, el nuevo aeropuerto Jorge Chávez y la modernización del puerto del Callao, todos ubicados estratégicamente en un radio de 80 kilómetros, y en el centro de nuestro territorio.

¿Qué falta para alcanzar este objetivo?

Para alcanzar esta visión es necesario superar importantes retos, como la ejecución de obras de infraestructura básicas y una legislación adecuada, que fomente las inversiones. Antes no existía esta mirada tan internacional del Perú, pero creo que ahora empieza a ser parte de la conciencia no solo de muchos empresarios, sino también de políticos y de la prensa.

¿Considera que nuestro país tiene el potencial que se necesita?

Históricamente, el Perú siempre estuvo llamado a ser el país más importante de esta parte del continente. Sin embargo, esa posición se fue perdiendo a lo largo de nuestra historia republicana. Hoy tenemos una gran oportunidad para recuperarla. Claro, esta situación no fue planificada, surgió de manera inesperada. Ahora depende de nosotros aprovecharla.

¿Por qué es relevante el sector industrial para este objetivo?

La minería, la agroindustria, la pesca y el turismo son los cuatro motores de los que hablan casi todos los economistas, pero se olvidan de uno, que es la industria manufacturera. No solo es uno de los sectores que genera más puestos de trabajo, sino que crea empleos mejor remunerados y exige una mayor formación, así como habilidades y conocimientos más especializados. Además, es un empleo formal, de alta calidad. Nosotros creemos que este quinto motor puede activarse, especialmente gracias al Puerto de Chancay.

¿Qué papel jugarían las Zonas Económicas Especiales Privadas (ZEEP) en este propósito?

Con estas zonas atraeremos inversiones de diferentes partes del mundo. Haremos que empresas de varios sectores traigan sus industrias y su tecnología de punta, de tal forma que produzcamos en el Perú y podamos exportar desde aquí a todo el mundo. Además, creo que es el momento de utilizar todas nuestras materias primas y nuestro capital humano para industrializar nuestros productos y llevar desarrollo al país.

Usted propone que el Impuesto a la Renta en las ZEEP comience en 0%, ¿por qué?

Lo que sucede es que las ZEEP no deben evaluarse solo desde una perspectiva tributaria, ya que esto limita la visión al corto plazo. La idea es atraer inversiones y lograr que las empresas extranjeras se instalen en el Perú. Una vez que invierten millones en establecerse aquí, es poco probable que se vayan, porque trasladar una planta que implica una inversión tan grande resultaría muy costoso. Después de cinco años, el impuesto se puede fijar en 5%, luego en 10% y posteriormente en 15%. Debemos considerar que tenemos competencia en Ecuador y en Chile. Este proyecto tiene el potencial de transformar el Perú en los próximos 50 años.

¿De qué países cree que vendrían las inversiones, principalmente?

La idea es no solo atraer inversión de China, que está llegando en grandes cantidades, sino también de Estados Unidos, Europa, Brasil. Tenemos TLC con casi todo el mundo, lo que nos permite exportar a una amplia variedad de mercados, produciendo localmente. Eso nos hace sumamente atractivos. Hace unos 40 años, los países del sudeste asiático tenían economías similares a la actual economía peruana, y ahora nos llevan una ventaja enorme. Corea, Taiwán, Indonesia, Singapur y la misma China son buenos ejemplos. La idea es replicar esos modelos que se implementaron con éxito hace varias décadas. Si seguimos esa ruta, la inversión podría crecer enormemente.

Con respecto a la política y la gobernabilidad, ¿cuál es su diagnóstico?

En la SNI creemos que, para que nuestra visión del país se haga realidad y sea sostenible en el tiempo, es indispensable implementar reformas políticas y de gobernabilidad. Por ejemplo, en el ámbito político, necesitamos reformas que eviten la proliferación de partidos políticos. No puede haber 40 candidatos sin un respaldo sólido ni una estructura seria. Es necesario garantizar que los candidatos al Congreso sean verdaderos representantes, que busquen servir al país y no servirse de él. También debemos hacer reformas que impidan el transfuguismo.

¿Qué pasos son aconsejables?

Permitir que la empresa privada financie las campañas políticas de manera transparente sería una primera acción. Además, elevar la valla electoral ayudaría a reducir el número de partidos, promoviendo organizaciones más sólidas y representativas. Estos cambios son fundamentales para que en el futuro el Congreso no tenga niveles de aprobación tan bajos como 5%. Hoy en día, muy pocos se sienten representado por los congresistas. Eso tiene que cambiar.

¿Y en términos de gobernabilidad?

Hay mucho por hacer. Es necesario reducir la burocracia, el tamaño del aparato estatal y el número de ministerios. Sin embargo, lo principal, y creo que aquí hablamos de una reforma más profunda, es cambiar el modelo de regionalización, ya que en su forma actual se ha convertido en una enfermedad para el Perú. No funciona. Los recursos se están desperdiciando. Tenemos exgobernadores regionales en la cárcel y enfrentando juicios por acusaciones de corrupción. Se forman bandas que buscan tomar el poder para luego repartirse los fondos. El sistema no funciona.

¿Cómo ve el futuro del Perú en los próximos diez años?

A pesar de todo lo que he dicho, soy muy optimista. Acaban de finalizar APEC y CADE, donde hemos escuchado a numerosos expositores del extranjero, y la mayoría de ellos coincide en que el Perú se percibe mucho mejor desde el exterior que desde dentro. Los indicadores de la economía peruana son favorables, y gran parte de esto se debe a Julio Velarde, quien ha mantenido una política monetaria impecable. Además, a pesar de los problemas políticos internos, si comparamos el Perú con otros países de la región, como Ecuador, Colombia, Venezuela, Bolivia, Chile o Argentina, destacamos notablemente por todo el futuro que se viene.

¿Y qué futuro se viene?

Con las obras de infraestructura en marcha, el desarrollo del hub logístico industrial, los proyectos mineros próximos a ejecutarse y los proyectos de irrigación que añadirán unas 250,000 nuevas hectáreas a la agroindustria, sumado a nuestras materias primas, todo apunta a que podemos dar un gran salto hacia la prosperidad. Es nuestro destino, y lo vamos a lograr: vamos a ser los mejores del Pacífico sudamericano. La Sociedad Nacional de Industrias liderará, en la medida de lo posible, esa visión, y trabajará para que se haga realidad.

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