El exceso de regulación frena la inversión y el desarrollo empresarial. La burocracia excesiva y las normativas complejas elevan los costos operativos, afectando especialmente las pequeñas y medianas empresas (PYMES), cuyos recursos suelen ser limitados.
“El exceso de regulación impuesto por el Estado viene dificultando significativamente la inversión y el desarrollo del sector empresarial en general, además que atenta contra el proceso de formalización”, sostiene Alejandro Daly, director de la Sociedad Nacional de industrias (SNI).
Para el directivo, las numerosas normativas vigentes complican el proceso desde la creación de una empresa hasta su crecimiento, y limitan su potencial de desarrollo. Algunas de las trabas que se ponen al empresariado, especialmente a las mypes, son la complejidad del sistema tributario, los frondosos trámites municipales, las restricciones laborales con leyes poco flexibles que obstaculizan la contratación, retención o desvinculación de personal, así como los procesos largos y costosos para obtener permisos de operación o cumplimiento ambiental.
Eficiencias
“Como primera medida de política pública, es crucial promover la desregulación y reducir el tamaño del aparato estatal”, asevera Daly. Racionalizarlo para evitar duplicidades y mejorar la eficiencia en los servicios públicos, y revisar y eliminar normativas redundantes o desactualizadas es fundamental para reactivar el aparato productivo nacional y fomentar la inversión en sectores estratégicos.
Países como Singapur y Nueva Zelanda son modelos en términos de desregulación. Estas naciones han simplificado considerablemente los procesos de creación y operación de empresas, lo que las ha posicionado como líderes en brindar facilidades para emprender negocios, según informes del Banco Mundial.
El empresariado peruano ha demostrado una notable capacidad de adaptación y resiliencia, y ha obtenido mejores resultados cuando se le han brindado las condiciones adecuadas. Daly pone como ejemplo las reformas comerciales y arancelarias de la década de 1990, que marcaron un punto de inflexión en el modelo económico del Perú. “Estas medidas obligaron a las empresas peruanas a adaptarse rápidamente para competir globalmente”, comenta.
El esfuerzo de las industrias por adaptarse, innovar y responder a estas nuevas realidades ha tenido diversos efectos. Uno de ellos es el crecimiento de nuestras exportaciones no tradicionales, que ha contribuido en el último año a que nuestra balanza comercial tenga un superávit de más de 17,000 millones de dólares.
“Para que el país mantenga esta competitividad a largo plazo es crucial que las políticas públicas estén a la altura de las capacidades del sector privado. Esto incluye mejorar la infraestructura, racionalizar el tamaño del Estado y crear un entorno más competitivo para seguir impulsando el desarrollo económico”, subraya Alejandro Daly.
El reto es retomar el crecimiento del PBI por encima del 5% anual, para que se puedan generar los aproximadamente 300,000 puestos de trabajo que se requieren para los jóvenes que ingresan a la edad de laborar, así como disminuir la pobreza y eliminar la anemia.
Desafío nacional
“La lucha contra la anemia representa uno de los retos más urgentes para el desarrollo del país”, asevera el director de la SNI. En línea con una tendencia global impulsada por organismos internacionales en los años 90, el Perú implementó la obligatoriedad de enriquecer con hierro y vitaminas productos básicos como el pan y los fideos.
La insuficiencia de hierro afecta directamente el desarrollo intelectual de los niños. “La lucha contra la anemia debe ser un compromiso nacional. No podemos permitir que esta situación persista; bajar estos índices es una responsabilidad compartida que impacta en el futuro de nuestro país”, afirma Alejandro Daly.
Desde la SNI opera una comisión especializada cuya misión es abordar de manera integral el desafío de la anemia en el país. Este equipo actúa en estrecha coordinación con el Ministerio de Salud, articulando esfuerzos y recursos para combatir esta problemática. Una de las iniciativas más destacadas que promueven es el fortalecimiento y perfeccionamiento del mecanismo de Obras por Impuestos (OxI).
El desarrollo económico y social del Perú depende de un equilibrio entre un entorno regulatorio que fomente la inversión y políticas públicas que enfrenten retos estructurales como la anemia. Lograr este balance requiere un esfuerzo conjunto entre el sector público y privado, con un enfoque en la simplificación administrativa, la mejora de infraestructura y la implementación de estrategias efectivas que prioricen el bienestar de la población.
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