Resiliencia, capacidad de adaptación y pensamiento estratégico son algunas cualidades de los nuevos profesionales.
Resiliencia, capacidad de adaptación y pensamiento estratégico son algunas cualidades de los nuevos profesionales.

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Si nos dijeran que es posible diseñar productos con organismos naturales, modificar genéticamente el envejecimiento biológico o controlar tormentas para el abastecimiento energético, quizás no lo creeríamos. Pero las tres últimas ediciones del Foro Económico Mundial, no solo probaron que esas innovaciones son posibles, sino que son realidad gracias a nuevos profesionales que trabajan en soluciones para resolver urgencias globales.

“En la Cuarta Revolución Industrial, las personas que van a impactar son las que mejor entienden las necesidades (de la sociedad) y empoderan su resiliencia”, señala Patricia Barrios, directora académica de la . Y es cierto, la tecnología, además de reinventar las industrias, también comienza a modificar el desarrollo de las profesiones, las habilidades y el capital humano.

Según el último reporte de Deloitte, “Tendencias Globales en Capital Humano 2018”, las empresas están dirigiéndose hacia un modelo que permite a sus colaboradores adquirir experiencias valiosas y explorar nuevos roles. “Las organizaciones están cambiando hacia un modelo de reinvención continua”, señala Alejandra D’Agostino, socia consultora de esta institución. Por esto, los futuros profesionales deben “saber seleccionar contenido relevante y aplicarlo en entornos complejos que no son predecibles, y que además son altamente competitivos”, agrega Barrios.

Desatando el potencial
“¿Cómo va a interactuar la robótica con el ser humano y de qué manera la digitalización va a influir en los procesos productivos? Estas son las preguntas que debemos hacernos para tomar decisiones”, comenta Pamela Valdivia, directora ejecutiva de la Oficina Comercial del Estado de Bayern, región que actualmente concentra el 40% de las firmas de alta tecnología de Alemania.

Este trabajo conjunto no solo le ofrece a las empresas talento e inventos tecnológicos, sino que les otorga otra característica de las organizaciones que, según el informe de Deloitte, liderarán esta nueva era: el impacto social. “Ahora puedes ver a la Universidad de Stanford trabajando con empresas como Unilever, que al mismo tiempo se vinculan con agricultores (en sus proyectos de Responsabilidad Social Empresarial)”, refiere Barrios.

El impacto social es precisamente uno de los pilares educativos de la , que al ser descentralizada conoce de primera mano las distintas realidades del país. “Buscamos empoderar a las personas que entienden las necesidades, ¿quién mejor que ellos para entender lo que se necesita?”, agrega la directora.

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