Alguien dijo que la felicidad no deja cicatrices. Otro, que esconderlas es como colocarle adornos a las caída. Lo cierto es que cada marca que tenemos en la piel es el recuerdo de una experiencia dolorosa, pero también de un aprendizaje. Esto fue lo que descubrieron nueve mujeres bajo el lente de Claudia Quintana, una peruana radicada en España desde hace más de 15 años que supo captar la belleza que esconden las heridas de la vida. “Cicatrices” es el nombre del proyecto que acaba de llegar a Lima y que apunta a ir creciendo con el tiempo, recopilando imágenes y testimonios que promuevan la autoaceptación y con ella la liberación. La exposición fotográfica está abierta al público en el Sargento Pimienta de Barranco.
Huellas en la piel
Era el 2019 y para concluir un posgrado en el Instituto de Estudios Fotográficos Catalanes (IEFC), Quintana debía presentar un proyecto final. Después de muchas vueltas y gracias al asesoramiento de Ruido Photo -organización que entiende al documentalismo como una herramienta de reflexión y transformación social- decidió abordar el tema de los tatuajes. Su interés inicial se centró en conocer las razones que impulsaban a las personas a pintar su cuerpo. “Empecé con los tatuajes destinados a tapar cirugías, pero al final terminaron siendo las cicatrices las que me conmovieron e inspiraron”, recuerda. El proceso para lograr encontrar las historias que refleja en su muestra fue largo y aleccionador. Se le ocurrió ir a asociaciones, carreras a favor del cáncer, reuniones y charlas sobre estos temas que la dejaron conmocionada. “De allí salieron varias chicas. Y de las nueve que aceptaron participar, siete tuvieron cáncer de mamá, otra al colón y una tuvo que someterse a una cirugía al corazón a pecho abierto”. Otro dato interesante es que tres de las mujeres retratadas son peruanas que viven en Barcelona. Lucía, quien está embarazada, Natali que pasó por la reconstrucción de los pechos y Fabiola, cuyas fotos se tomaron en Lima.
Historias de vida
“A mí me sacaron un tumor, pero fue benigno. Mi madre tuvo cáncer al útero, mi padre leucemia, queramos o no siempre tenemos a alguien cercano que ha tenido esta enfermedad o algún tema con el quirófano”, reflexiona la fotógrafa. Tal vez, esa fue la motivación inconsciente para empujar esta exposición que además de capturar en una instantánea el cuerpo de estas valientes mujeres nos muestran su alma. Uno de los casos que más conmovió a Quintana fue el de madre e hija, ambas llamadas Montse. Las dos fueron afectadas por el cáncer de mama y tuvieron que someterse a la mastectomía. En medio de la sesión fotográfica se abrazaron como hace tiempo no lo hacían y volvieron a sentir esa conexión que creían perdida. Otra de las historias tiene a Leo como protagonista, quien participó de las tomas mientras aún estaba en tratamiento de quimioterapia y con todos los malestares que este suele provocar. La garra, así como las dudas y temores de las mujeres que acompañaron la creadora de la muestra en este proyecto lograron que cada foto se convirtiera en una terapia para todas. “Lo que hicimos fue llevar a cabo un ejercicio sanador, un dejar de lado todo lo que pasa por tu cabeza y liberarse de toda esta carga emocional que llevas dentro. Mi objetivo es normalizar esas cicatrices y decirles a todos que no hay por qué esconderlas”, asegura. Porque para ellas cada cicatriz es la confirmación de haber superado una batalla, de estar vivas.
Acompaña la exposición un video que relata el proceso fotográfico y lo que ha significado para cada una de las participantes. La web de Quintana y todos sus trabajos invita además a las mujeres a unirse a la muestra. Por el momento, ya son dos peruanas más las que formarán parte del proyecto que en febrero regresa a Barcelona para ser presentado Asociación Española Contra el Cáncer.
Más información: en el Sargento Pimienta Dirección: Av. Francisco Bolognesi 757, Barranco. Se expone hasta mediados de febrero. Quienes deseen contar su testimonio y ser parte de este proyecto pueden contactarse con la artista a través de la web claudiaquintana.com.