Ubicado al norte de Estados Unidos, Canadá es el segundo país más extenso del mundo después de Rusia. Independiente desde 1867, el ‘Gran Norte Blanco’ como también se le conoce a esta región, está compuesta por un 32,5% de población británica y un 13,6% de origen francés, además de pobladores procedentes de Alemania y pueblos indígenas en menor proporción.
A la fecha, Canadá goza de estabilidad política y económica, un demandante mercado laboral, un buen sistema educativo y una baja tasa de criminalidad. Sin embargo, solo cuenta con 38.25 millones de habitantes (2021) repartidos en 9.985 millones km², en comparación con Estados Unidos, el cual cuenta con 331.9 millones de personas a lo largo y ancho de sus 9.826.675 Km².
Este nivel de escasez de habitantes ―al que se le suma la alta tasa de ancianos y bajas cifras de natalidad― ha hecho que Canadá, a través de una fuerte política migratoria llevada a cabo en los últimos años, se proyecte al 2041, contar con un 34% de inmigrantes, según Statistics Canada.
Migración latinoamericana
“Canadá siempre ha sido un país receptivo a la inmigración. Recordemos que desde su creación en 1867, es una nación básicamente forjada a base de inmigrantes”, nos dice Fernando Torres, consultor de Inmigración acreditado en Canadá en conversación con El Comercio.
“Otra cosa es la inmigración latinoamericana, que definitivamente para Canadá sí es novedosa. A lo largo de los años, tenemos tendencias de inmigración en Latinoamérica. Desde siempre hemos apuntado a Estados Unidos, (Miami, Los Ángeles, Paterson) en los ochentas se puso de moda viajar a Asia (Corea, Japón) en los noventas a España (Madrid, Barcelona) e Italia (Toscana, Milán) y al inicio del siglo XXI, Nueva Zelanda. Pero, desde hace cinco o seis años, Canadá es de alguna manera, el nuevo destino migratorio; el nuevo sueño americano, cosa que quedó absolutamente demostrada en los primeros meses del 2020 con la explosión de la pandemia. Entonces sí, existe un gran despegue de inmigración latinoamericana y en el caso de los peruanos también. Desde aquí, hemos registrado un alza del 400% de postulantes y de personas interesadas que desde el Perú quieren llegar a Canadá”, señala el especialista.
"Canadá, es de alguna manera, el nuevo destino migratorio; el nuevo sueño americano, cosa que quedó absolutamente demostrada en los primeros meses del 2020 con la explosión de la pandemia"
Torres atribuye este cambio de rumbo del migrante a las complicaciones migratorias surgidas en Estados Unidos en los últimos años, así como al “lamentable racismo detectado en España y Europa”, lo que desencadenó en una economía ya no tan sólida para sus inmigrantes.
“Por una consecuencia natural, Canadá se convirtió en el foco de atención que también responde a una serie de convenios internacionales con determinados países en nuestra región. El Perú, por ejemplo, tiene al igual que Chile, Colombia y Panamá, un tratado de libre comercio. Además, es un país que tiene un sistema de inmigración ordenado el cual te da la oportunidad de que llegues al país con tu familia en función de tu perfil, de tus competencias. Esta política migratoria le ha permitido a Canadá crecer bien, sin gente empujándose por la puerta para entrar sino a través de un sistema estricto, riguroso, pero predecible”.
Sobre el idioma y otros demonios
No todo es perfecto. Torres revela que una de las primeras grandes dificultades con las que se topa el migrante latino es el idioma, en primer lugar, seguido de la adaptación que debe hacer el profesional universitario o técnico.
“El principal obstáculo que tiene un latino es darse cuenta que Canadá no es Miami, que necesita saber o inglés o francés (idiomas oficiales) para poder insertarse al mercado laboral o para poder encontrar un buen trabajo. En Miami, un peruano no necesita hablar inglés y cuando llega, a los tres días ya consiguió un trabajo ya sea por el primo que lo recomendó y ahí se acabó la historia. Esto acá es muy difícil porque es un sistema ordenado que funciona. Si tú haces las cosas que Canadá te dice que hagas al final vas a conseguir el status y el reconocimiento que has venido a buscar. En segundo lugar, la mayor dificultad la tienen los profesionales entre 35 a 45 años que llegan a Canadá a empezar de cero. Muchos de ellos pueden convalidar sus estudios pero es especialmente difícil para los médicos, para los abogados. A quienes les va bien es a los técnicos, a los ebanistas, porque de alguna manera la mano de obra aquí es muy bien pagada. A los profesionales les va ir bien a mediano plazo, sin embargo hay mucha gente que no supera esos primeros años, porque, digamos, los tres o cuatro primeros años son los más complicados”.
"Si tú haces las cosas que Canadá te dice que hagas, al final vas a conseguir el status y el reconocimiento que has venido a buscar".
Historias de peruanos en Canadá
1. Viviendo en Montreal
Para Jorge Ayulo, periodista peruano de 43 años, radicado en Montreal desde enero de 2021 junto con su esposa y sus hijos de 9 y 11 años, el motivo que lo impulsó a emigrar a Canadá fue el lamentable crecimiento de la inseguridad y delincuencia en nuestro país. El idioma, sin embargo, fue la primera gran dificultad con la que tropezó.
“Yo tengo familia acá en Montreal y sabía que la primera dificultad que iba a tener sería el idioma porque yo hablo inglés, pero no francés, que es el idioma oficial de toda esta región”, nos cuenta Jorge, quien optó durante los primeros meses en suelo extranjero estudiar la lengua francesa aprovechando que este curso es pagado por el Estado. Esto le permitiría en un corto plazo, poder postular a un trabajo bilingüe porque, como señala, “los trabajos de oficina para profesionales son mayormente bilingües. Te piden los dos idiomas”, explica.
Por otro lado, Ayulo resalta también los niveles de calidad de vida canadiense así como la cordialidad de sus nuevos vecinos. “Para vivir bien no necesitas tener ni siquiera un trabajo regular porque acá los servicios públicos son realmente muy buenos. Canadá es un país diferente de Estados Unidos, donde existe mucha discriminación con el inmigrante; acá por lo menos yo, no he sentido eso nunca”, agrega.
En Montreal, otra ventaja, sobretodo para el latino, es que aquí está muy de moda la música latina. Se escucha mucho a Maluma, a Shakira, a Sebastián Yatra, entonces son mucho más abiertos a recibir cualquier tipo de cultura latina. Si de dificultades hablamos, para el extranjero suele ser chocante en un inicio el frío extremo de invierno, ya que se llega a temperaturas impensables en países como Perú de −35 °C. Sin embargo, todo está adaptado para poder convivir con este tipo de climas.
2. La vida en Victoria
Mayra Díaz Núñez, arquitecta de 39 años, llegó a Victoria (British Columbia) junto a su esposo, ingeniero civil, en setiembre de 2019. Así como en el caso de Jorge, la inseguridad peruana fue un motivo determinante para buscar nuevos rumbos.
Alertados por el frío extremo de algunas regiones de Canadá, Mayra y compañía optaron por Victoria, “El Hawái de Estados Unidos”, a los que a diferencia de Montreal, en invierno a lo máximo que se llega a −2 °C.
Para llegar a Canadá, Mayra postuló a la visa de estudiante, ya que cursaría una maestría en Administración de Empresas en la Universidad de Victoria. Este permiso, le permitiría a su adjunto (esposo) obtener una visa de trabajo Sin embargo, el camino se tornó algo complicado debido al inicio de la pandemia.
”En marzo de 2020 llega el Covid y se cierran todas las universidades y Victoria, de alguna forma se quedó encerrada... igual yo tenía que seguir estudiando aunque de manera online, entonces nos chocó porque en nuestro caso nosotros habíamos empezado a trabajar y se cerraron todas las tiendas así que fue muy difícil. Para el canadiense, en estos casos de despido temporal, existe un fondo de parte del Estado pero para el inmigrante que recién está empezando no. Así que fue difícil porque comenzamos a usar nuestros ahorros y a aplicar a empresas como Walmart o Costco que eran las únicas tiendas abiertas”, nos cuenta Mayra.
"Para el canadiense, en casos de despido temporal, existe un fondo de parte del Estado pero para el inmigrante que recién está empezando no"
De estudiante a residente legal
Mayra nos explica también cómo funciona el proceso del inmigrante en Canadá. En varios casos, cuando se viaja en pareja, se beneficia al adjunto pero esto tiene un límite de tiempo.
“Esa es como que la parte bonita del inicio. Mientras tú estudias, tu esposo puede trabajar o viceversa. Pero una vez que terminas de estudiar, en mi caso fueron dos años cuatro meses porque convalidé algunos cursos y terminé antes, podía aplicar a un permiso de post graduado que me permitiera desempeñarme en un trabajo calificado (como lo es uno en administración, ingeniería, arquitectura, etc, o del tipo técnico). ¿Pero qué pasa con mi acompañante? Si su permiso de trabajo caducó y no consiguió un trabajo calificado o yo, después de estudiar, tampoco lo hice, tendremos que aplicar a una visa de turismo que nos permita conseguir un trabajo calificado”.
Por suerte para Mayra, su esposo sí consiguió trabajo en su rubro y se convirtió en el titular de la pareja migrante ya que ella, al salir embarazada, no podía trabajar.
“Yo siempre digo que de todas las experiencias siempre se saca el lado positivo y vas conociendo gente que te dice contáctate o ve a tal lugar... nosotros, por nuestra cuenta también averiguamos un poco del tema construcción acá en Victoria, pedía, por ejemplo, certificación en PMP y es lo que hicimos, nos certificamos como Project Management Profesional y como Project Management Institute, y esto nos permitió buscar oportunidades en nuestro sector. Así que hasta hace año y medio pudo encontrar trabajo en su sector. Otra barrera que tiene el migrante, por ejemplo, es que no puede trabajar como un ingeniero certificado. Para validar tu experiencia de Perú puedes hacerlo con unas acreditadoras donde te dicen que tus cinco años de experiencia, por ejemplo de arquitecto o de ingeniero civil, valen acá como cuatro, pero no es que tú puedas trabajar en sí como arquitecto o como ingeniero, para hacer eso, tienes que tomar exámenes y demora como que casi un año y es costoso, y por eso mucha gente no lo hace”.
"Para validar tu experiencia de Perú puedes hacerlo con unas acreditadoras donde te dicen que tus cinco años de experiencia, por ejemplo de arquitecto o de ingeniero civil, valen acá como cuatro"
Otro obstáculo con el que puede toparse un inmigrante, a pesar de tener la residencia, es el de conseguir una guardería. En el caso de Mayra, estando embarazada, le sorprendió que le dijeran que desde ya debería poner en lista de espera a su bebé. “La lista de espera por una guardería es larga porque hay muchos niños, pero pocos profesionales a cargo”. Asimismo, si bien hay muchas puntos a favor de vivir en Victoria, temas como el de salud pública o la legalidad de varios tipos de drogas, son cuestionables para Mayra.
La salud es gratuita, pero hay escasez de personal
“En el Perú, si te encuentras mal, puedes ir a la clínica o llamar a alguien a tu casa. Acá, si bien la salud es gratuita, los hospitales son contados, hay como tres hospitales acá en la ciudad y ya colapsaron. Hay escasez de doctores, ya que a raíz del Covid, varios de ellos se jubilaron antes de tiempo”, cuenta Mayra, quien a pesar de haber encontrado un mejor lugar para iniciar una nueva vida, no deja de extrañar a su país de origen.
“Ahora que somos más peruanos, nos juntamos y tratamos de alguna forma celebrar, como comunidad pero sí, se extraña bastante”.
3. Un peruano en Vancouver
Christian Pretel (32 años) llegó a Vancouver a mediados de 2021 y eligió Canadá porque este país le permitía estudiar un MBA en Administración de Empresas y trabajar al mismo tiempo. Como todo recién llegado, las primeras semanas fueron para él sorprendentes y novedosas a pesar de ser una ciudad de casi 700.000 personas. “Es como juntar Lima Metropolitana, Surco y Miraflores”, nos dice vía telefónica.
“Al comienzo perdía una hora de ida y otra de vuelta en ir a estudiar... y me empecé a dar cuenta de cuánto tiempo me gastaba a la semana solamente en el trasbordo y dije es demasiado tiempo acá. Yo puedo hacer muchas más cosas y aprovechar mejor mi tiempo así que me mudé a Vancouver Commercial Drive, a 25 minutos de la universidad. Esto me permitió entrenar, trabajar y contactarme con gente ligada al comercio, porque Commercial Drive es una zona súper comercial. Son como unas 25 cuadras donde hay un montón de tiendas variadas y ya estando en contacto directo con eso y con mis amigos y con gente de la comunidad. Me di cuenta que acá hay un montón de cosas que se pueden hacer y que nadie está haciendo. La mayoría viene acá por una mejor vida o trabajar porque con menos, a diferencia del ritmo de trabajo que nosotros conocemos de Perú, acá puedes hacer mucho. Entonces, no es necesario tanto esfuerzo para vivir tranquilo”.
Es así como en octubre de 2022, nace “Perú Wonders”, un emprendimiento que consiste en llevar frutas y verduras del Perú tanto para cocineros como para negocios del tipo abarrotes.
"Lo bueno de este país o de esta ciudad es que te permite y abraza mucho lo extranjero, lo migrante"
“Yo trabajé con mi mamá en Lima vendiendo ropa para niños y ya con la universidad me especialicé mucho en el tema mercantil. Podía reconocer cuando había una carencia en el mercado y me di cuenta que algunos ingredientes se conseguían congelados, o se vendían caro, estaban lejos y eran de mala calidad. Acá, por ejemplo, hay mucho espacio para poner un negocio peruano. Lo bueno de este país o de esta ciudad es que te permite y abraza mucho lo extranjero, lo migrante”.
Entre el silencio, las comunidades y el invierno
Una de las sensaciones más bonitas que destaca Christian de su estadía en Vancouver es la paz que lo rodea. “El otro día estaba tirado acá en casa y me sorprendí que no escuchaba nada, ningún sonido. Eso es una cosa increíble, invaluable”, sostiene.
Otro tema a destacar es la unidad que hay en las comunidades. Algunos tienen sus propias costumbres, y puede ser chocante fuera de ellas. Lo mismo pasa con el canadiense, cuando ve algún latino sabe que este tiene otras costumbres. Por ejemplo, este va a la playa y pone música y el canadiense le puede decir: “la playa no es para poner música”.
Así como a otros latinos les puede pasar, a Christian el invierno de Vancouver le fue difícil de aceptar. “Hay días en que la luz del día recién puede verse a las 8 o 9 de la mañana y se va a las 4 de la tarde. Entonces, estás despierto 10 horas y ya te quieres ir a dormir o estás encerrado 14 horas porque nadie hace nada afuera por el frío. Además, la lluvia es muy fuerte durante nueve meses del año”.
4. Una vez más, en busca de la seguridad
Gabriela Soto Becerra se mudó a Toronto en 2019. A diferencia de otras personas, ella ya obtuvo la residencia canadiense en un largo, pero corto tiempo a la vez. “La verdad es que ha sido un proceso súper largo, pero al mismo tiempo súper corto porque mucha gente no la consigue tan rápido. Yo tuve la suerte de tener un abogado, que la verdad siempre estuvo ahí conmigo en cada paso. Ahora solo me queda esperar tres años más para poder aplicar a la ciudadanía”, nos dice.
Graduada como Market Researcher, Gabriela viajó sola a Canadá y el choque cultural fue fuerte. “Nunca fue opción número uno como destino, pero en 2012 ya había venido para acá así que me quedé como con la sensación de intentar algo acá”, relata.
A diferencia de Estados Unidos, Gabriela destaca del proceso canadiense que los pasos son claros y si los cumples al pie de la letra, “no hay manera de que te nieguen la residencia”.
El tema seguridad vuelve a ser relevante. “Puedes olvidar tus cosas en una cafetería y ten la seguridad que vas a encontrarla en el mismo lugar”, finaliza.
En noviembre de 2022, el ministro de Inmigración de Canadá, Sean Fraser, dio a conocer los planes para darle la bienvenida a cerca de 1,4 millones de migrantes en los próximos tres años. Según datos proporcionados por la BBC, “Canadá espera recibir a 465.000 nuevos residentes permanentes en 2023, 485.000 en 2024 y llegar hasta los 500.000 para el año 2025.
Esto significa un aumento de cerca del 13% de las metas iniciales que tenía el gobierno canadiense”. Lo paradójico de todo esto es que mientras en Canadá registran un total de 950.000 vacantes en distintos sectores, también hay un millón de personas desempleadas.